Otra, otra!
Ya de vuelta, me he encontrado con un poco de levadura de panadería en la nevera, unos 15 gr. Me ha dado la impresión de que todavía estaba algo húmeda y buena. Cuando se reseca hay que tirarla.
Necesitaba algo para acompañar el pulpo y he realizado una focaccia, pero diferente. Una masa mucho más húmeda y esponjosa. Ha estado muy buena. Hasta ahora la hacía de con la masa de la pizza pero no tiene comparación, mucho mejor así. Más blandita, jugosa.
La receta recomienda dejarla en reposo en la nevera, incluso de un día para otro, pero obviamente no tenía el tiempo para tanto reposo. Opté por dejarla fermentar media horita, no disponía de más tiempo. Cuanto más repose, más jugosa quedará. Le he echado toda la levadura para la mitad de ingredientes. Cuestión de tiempo.
Ingredientes
(1) Disolvemos la levadura en leche o agua a temperatura ambiente. Ojo, que no esté caliente ni fría. Fría retrasa la fermentación y caliente, más de 35º, “mata” la levadura, dejando de hacer efecto.
(2) En un bol ponemos mitad de la harina y la sal, amasamos durante 2 minutos. Echamos el resto de la harina y seguimos amasando unos 3 minutos. La masa es “pastosa”, nada que ver con la del pan, tampoco debe trabajarse en exceso. Si se nota demasiado líquida puede echarse un poco más de harina, una o 2 cucharadas.
(3) Si el tiempo lo permite, no ha sido el caso, déjese en el frigorífico hasta el siguiente día. Esto, según dicen, marca la diferencia. Si no tenemos tiempo, como yo, la dejamos reposar en el horno unas pocas horas. Los mejores resultados los ofrece con 12 horas en el frigorífico más 2 horas fuera antes de hornear.
La he dejado reposar en la propia bandeja, con un poco de aceite en el fondo para evitar que se pegase.
También se puede congelar y descongelar un par de horas antes del horneado.
(4) Precalentamos el horno a 230º o algo menos.
(5) Cubrimos con 2 cucharadas de aceite, o a gusto, un poco de sal gruesa, aceitunas negras troceadas/enteras, piñones y hierbas aromáticas al gusto: orégano, tomillo y/o albahaca. Espolvoreamos con un poco de parmesano recién rallado y echamos otro chorrito más de aceite, si nos gusta, claro
(6) Horneamos unos 15-20 min. o el tiempo necesario para que empiece a ponerse marroncito la parte superior. Esto es para gustos, yo la prefiero poco hecha, casi blanquita. Retiramos del horno y del molde y dejamos templar. Se toma todavía caliente.
Hemos dejado un trocito, muy pequeño, para ver que tal aguanta pasadas unas horas.
Ya de vuelta, me he encontrado con un poco de levadura de panadería en la nevera, unos 15 gr. Me ha dado la impresión de que todavía estaba algo húmeda y buena. Cuando se reseca hay que tirarla.
Necesitaba algo para acompañar el pulpo y he realizado una focaccia, pero diferente. Una masa mucho más húmeda y esponjosa. Ha estado muy buena. Hasta ahora la hacía de con la masa de la pizza pero no tiene comparación, mucho mejor así. Más blandita, jugosa.
La receta recomienda dejarla en reposo en la nevera, incluso de un día para otro, pero obviamente no tenía el tiempo para tanto reposo. Opté por dejarla fermentar media horita, no disponía de más tiempo. Cuanto más repose, más jugosa quedará. Le he echado toda la levadura para la mitad de ingredientes. Cuestión de tiempo.
Ingredientes
- 250 ml de leche o agua templada, casi a temperatura ambiente.
- 20 gr. de levadura fresca (o 1 cucharilla de levadura seca de panadería)
- 1 cucharilla de sal
- 1 cucharilla de azúcar (opcional, a mí me gusta el agridulce…)
- 280 gr. de harina, normal (tipo 550 ;-)) o de fuerza, que es la que he empleado.
- Aceite de oliva virgen extra. 2 cucharadas y un poco para echar por encima.
- Cubrir: sal gruesa; aceitunas negras; piñones; orégano, tomillo y/o albahaca; queso parmesano rallado. Esto es lo que le he echado pero podéis emplear (casi) lo que queráis u os apetezca.
(1) Disolvemos la levadura en leche o agua a temperatura ambiente. Ojo, que no esté caliente ni fría. Fría retrasa la fermentación y caliente, más de 35º, “mata” la levadura, dejando de hacer efecto.
(2) En un bol ponemos mitad de la harina y la sal, amasamos durante 2 minutos. Echamos el resto de la harina y seguimos amasando unos 3 minutos. La masa es “pastosa”, nada que ver con la del pan, tampoco debe trabajarse en exceso. Si se nota demasiado líquida puede echarse un poco más de harina, una o 2 cucharadas.
(3) Si el tiempo lo permite, no ha sido el caso, déjese en el frigorífico hasta el siguiente día. Esto, según dicen, marca la diferencia. Si no tenemos tiempo, como yo, la dejamos reposar en el horno unas pocas horas. Los mejores resultados los ofrece con 12 horas en el frigorífico más 2 horas fuera antes de hornear.
La he dejado reposar en la propia bandeja, con un poco de aceite en el fondo para evitar que se pegase.
También se puede congelar y descongelar un par de horas antes del horneado.
(4) Precalentamos el horno a 230º o algo menos.
(5) Cubrimos con 2 cucharadas de aceite, o a gusto, un poco de sal gruesa, aceitunas negras troceadas/enteras, piñones y hierbas aromáticas al gusto: orégano, tomillo y/o albahaca. Espolvoreamos con un poco de parmesano recién rallado y echamos otro chorrito más de aceite, si nos gusta, claro
(6) Horneamos unos 15-20 min. o el tiempo necesario para que empiece a ponerse marroncito la parte superior. Esto es para gustos, yo la prefiero poco hecha, casi blanquita. Retiramos del horno y del molde y dejamos templar. Se toma todavía caliente.
Hemos dejado un trocito, muy pequeño, para ver que tal aguanta pasadas unas horas.
Sabes el otro día un amigo me invito a su casa y su hermana preparo unos soft pretzels de queso riquisimos, pero cuando le pedi la receta me dijo uqe era un secreto derrepente tu la tienes, te agradeceria
ResponderEliminarTengo alguna receta de pretzels que no he hecho (todavía). Es más que probable que entre la infinidad de libros que tengo, anotaciones, comentarios, post-its,... existan unos de queso. Tal vez me ponga en breve (unos días) con ello.
ResponderEliminarLo que no me gusta ¡NADA DE NADA! es eso de los secretos familiares (he puesto una receta de “mejillones en salsa” que es un secreto, presuntamente, familiar). Lo único que consiguen es que una receta se pierda en la posteridad. ¡Que aprenda de los nuevos grandes chefs de la actualidad!, lo dan todo y más.
Reservando la receta lo único que se consigue es que la disfruten sólo los de su casa. Si fuese un restaurante podría entenderse algo, sólo algo.
En secreto de un buen plato NO está en la receta, ésta es un 25% del resultado. Está en la mano 50% y en los ingredientes, un 25%.
Una simple tortilla (temperatura de aceite, punto de caramelización de la cebolla, punto de sal, aroma, presentación -se como con los ojos-,...) que haga Ferrán Adriá sabrá mejor que, probablemente, mi mejor receta.
A ver si antes de una semana me pongo. Después estaré de vacaciones (otra semana).
Saludos
creo que tengo una de queso cheddar...
ResponderEliminaraun espero tu eceta
ResponderEliminarAún espero tu nombre... ahora tengo las fotos y no la receta.
ResponderEliminarTodavía espero comprensión, no todos tenemos el mismo tiempo.
jajaja ok (y)
ResponderEliminarseguire esperando
Bueno entonces seguire esperando
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