All you need is Love
La primavera.
La primavera siempre ha sido mi estación favorita. No es que me gusten las cursilerías, más bien todo lo contrario. Pero sí me gusta la primavera como estación, ¿de qué otro modo podría ser? Es la estación de espera, el cambio, el deseo de que llegue el verano. Más grande es el placer del deseo que su posesión en sí misma.
Motivos muchos, para empezar no tengo alergia al polen. Es buen punto de partida cuando uno ha padecido “casi” todo tipo de enfermedades. La hierba, el olor a hierba recién cortada. Las flores, las silvestres son mis preferidas: las retamas, el tojo, las margaritas silvestres o la ¿flor del grelo?, son fáciles identificar y me miran siempre que paso a su lado. Las amapolas también, pero son tan efímeras que no llegan a casa enteras, y menos si vas corriendo. Es mejor dejarlas en el campo.
El filo que separa lo cursi de lo romántico es muy fino. Neruda o Rimbaud saben escribir poesía con una sensibilidad [*] únicas; Bécquer, para mi gusto, toca la cursilería por exceso. Sí, lo admito, en mi adolescencia (y no tanto), cuando los amores eran platónicos y las decepciones no habían llenado mi vida de desesperanza, llevada sus “Rimas” debajo del brazo. Ahora me ruborizo con sólo pensarlo y sus versos me parecen un poco “pueriles”, por inocentes. Los excesos suenan falsos y nada reales y, por lo tanto, cursis. Demasiadas lecciones me ha dado la vida en tan corto tiempo.
[*] La palabra “romanticismo” podría llevar a confusión de términos inadecuados o inexactos.
Rimbaud
En el invierno viajaremos en un vagón de tren
con asientos azules.
Seremos felices. Habrá un nido de besos
oculto en los rincones.
Cerrarán sus ojos para no ver los gestos
en las últimas sombras,
esos monstruos huidizos, multitudes oscuras
de demonios y lobos.
Y luego en tu mejilla sentirás un rasguño...
un beso muy pequeño como una araña suave
correrá por tu cuello...
Y me dirás: «¡búscala!», reclinando tu cara
y tardaremos mucho en hallar esa araña,
por demás indiscreta.
(O ésta)
El mundo tiene sed de amor: tú la apaciguarás,
¡oh esplendor de la carne! , ¡oh esplendor ideal
¡Oh renuevo de amor, triunfal aurora
en la que doblegando a sus pies los dioses y los héroes,
la blanca Calpigia y el pequeño Eros cubiertos con
nieve de las rosas
las mujeres y las flores su bellos pies cerrados!
Neruda
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Tengo una amante
Estoy casado con ella. Unos días me ama, otros no. Quisiera que fuera siempre.
He tenido tres amores: uno platónico y no correspondido (el infantil), otro casi-correspondido (deseo pensar) que tuve que desistir (14) y otro con el que me he casado. El resto, fantasías que, con el tiempo, ni yo mismo he acabado por entender.
Ingredientes
(1) Batimos la mantequilla, el azúcar y el queso crema hasta que quede cremoso. Un queso crema cremoso es una novedad.
(2) Añadimos la esencia de vainilla y la yema de huevo. Batimos.
(3) Mezclamos la harina con la maicena y la levadura química (Royal). Echamos sobre el batido hasta formar una pasta homogénea.
(4) Si queremos, separamos alguna masa, le echamos colorante rosa y la esencia de fresa (yo no la he conseguido). He empleado un poco de colorante rojo en poca cantidad (rosa = rojo + blanco). Por cierto, tengo colorantes verde, rojo y amarillo y he perdido la referencia de proporciones para conseguir colores adecuados.
(5) Dejamos enfriar en el frigorífico (lo he llevado al congelador) durante un mínimo de 30 minutos, hasta que tenga la suficiente consistencia para extenderla con facilidad.
(6) Enharinamos la mesa de trabajo o, como he hecho, empleamos dos bolsas de congelación con un poco de harina. Estiramos la masa sobre la superficie y con ayuda de moldes para galletas hacemos… corazones! Podemos jugar con las formas e ideas que se nos ocurran: un corazón rosa con un trozo no rosa, un corazón con un puntito rosa, un galleta doble de 2 corazones,… Podemos emplear clara de huevo para pegar las dos masas.
(7) Ponemos en una bandeja con papel de hornear e introducimos en horno precalentado a unos 150º C durante unos 25 minutos o hasta que hayan adquirido un todo ligeramente marrón. Que queden algo tostaditas, algo.
(8) Dejamos enfriar y guardamos en nuestra caja de galletas preferidas. Como norma general, las galletas con mantequilla, al igual que la masa quebrada, deben guardarse una vez frías para que no se quiebren.
“Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.” Pablo Neruda.
La primavera.
La primavera siempre ha sido mi estación favorita. No es que me gusten las cursilerías, más bien todo lo contrario. Pero sí me gusta la primavera como estación, ¿de qué otro modo podría ser? Es la estación de espera, el cambio, el deseo de que llegue el verano. Más grande es el placer del deseo que su posesión en sí misma.
Motivos muchos, para empezar no tengo alergia al polen. Es buen punto de partida cuando uno ha padecido “casi” todo tipo de enfermedades. La hierba, el olor a hierba recién cortada. Las flores, las silvestres son mis preferidas: las retamas, el tojo, las margaritas silvestres o la ¿flor del grelo?, son fáciles identificar y me miran siempre que paso a su lado. Las amapolas también, pero son tan efímeras que no llegan a casa enteras, y menos si vas corriendo. Es mejor dejarlas en el campo.
El filo que separa lo cursi de lo romántico es muy fino. Neruda o Rimbaud saben escribir poesía con una sensibilidad [*] únicas; Bécquer, para mi gusto, toca la cursilería por exceso. Sí, lo admito, en mi adolescencia (y no tanto), cuando los amores eran platónicos y las decepciones no habían llenado mi vida de desesperanza, llevada sus “Rimas” debajo del brazo. Ahora me ruborizo con sólo pensarlo y sus versos me parecen un poco “pueriles”, por inocentes. Los excesos suenan falsos y nada reales y, por lo tanto, cursis. Demasiadas lecciones me ha dado la vida en tan corto tiempo.
[*] La palabra “romanticismo” podría llevar a confusión de términos inadecuados o inexactos.
Rimbaud
En el invierno viajaremos en un vagón de tren
con asientos azules.
Seremos felices. Habrá un nido de besos
oculto en los rincones.
Cerrarán sus ojos para no ver los gestos
en las últimas sombras,
esos monstruos huidizos, multitudes oscuras
de demonios y lobos.
Y luego en tu mejilla sentirás un rasguño...
un beso muy pequeño como una araña suave
correrá por tu cuello...
Y me dirás: «¡búscala!», reclinando tu cara
y tardaremos mucho en hallar esa araña,
por demás indiscreta.
(O ésta)
El mundo tiene sed de amor: tú la apaciguarás,
¡oh esplendor de la carne! , ¡oh esplendor ideal
¡Oh renuevo de amor, triunfal aurora
en la que doblegando a sus pies los dioses y los héroes,
la blanca Calpigia y el pequeño Eros cubiertos con
nieve de las rosas
las mujeres y las flores su bellos pies cerrados!
Neruda
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Tengo una amante
Estoy casado con ella. Unos días me ama, otros no. Quisiera que fuera siempre.
He tenido tres amores: uno platónico y no correspondido (el infantil), otro casi-correspondido (deseo pensar) que tuve que desistir (14) y otro con el que me he casado. El resto, fantasías que, con el tiempo, ni yo mismo he acabado por entender.
Ingredientes
- 150 gr. de mantequilla
- 80 gr. de queso crema
- 125 gr. de azúcar glasé
- 1 cucharilla de esencia de vainilla
- 200 gr. de harina corriente
- 1 yema de huevo
- 80 gr. de maicena
- ½ cucharilla levadura química
- Colorante rosa (rojo)
- Opcional: ½ cucharilla de esencia (concentrado) de fresa
(1) Batimos la mantequilla, el azúcar y el queso crema hasta que quede cremoso. Un queso crema cremoso es una novedad.
(2) Añadimos la esencia de vainilla y la yema de huevo. Batimos.
(3) Mezclamos la harina con la maicena y la levadura química (Royal). Echamos sobre el batido hasta formar una pasta homogénea.
(4) Si queremos, separamos alguna masa, le echamos colorante rosa y la esencia de fresa (yo no la he conseguido). He empleado un poco de colorante rojo en poca cantidad (rosa = rojo + blanco). Por cierto, tengo colorantes verde, rojo y amarillo y he perdido la referencia de proporciones para conseguir colores adecuados.
(5) Dejamos enfriar en el frigorífico (lo he llevado al congelador) durante un mínimo de 30 minutos, hasta que tenga la suficiente consistencia para extenderla con facilidad.
(6) Enharinamos la mesa de trabajo o, como he hecho, empleamos dos bolsas de congelación con un poco de harina. Estiramos la masa sobre la superficie y con ayuda de moldes para galletas hacemos… corazones! Podemos jugar con las formas e ideas que se nos ocurran: un corazón rosa con un trozo no rosa, un corazón con un puntito rosa, un galleta doble de 2 corazones,… Podemos emplear clara de huevo para pegar las dos masas.
(7) Ponemos en una bandeja con papel de hornear e introducimos en horno precalentado a unos 150º C durante unos 25 minutos o hasta que hayan adquirido un todo ligeramente marrón. Que queden algo tostaditas, algo.
(8) Dejamos enfriar y guardamos en nuestra caja de galletas preferidas. Como norma general, las galletas con mantequilla, al igual que la masa quebrada, deben guardarse una vez frías para que no se quiebren.
“Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.” Pablo Neruda.
tremenda inspiracion muy buenas tus recetas
ResponderEliminarsaludos
desde venezuela
"¿Inspiración? ¿y tú me lo preguntas?, inspiración.... eres tú". ;-)
ResponderEliminarsaludos
Aqui va otra de Neruda que me han "regalado" para el día de la boda(solo quedan 3 dias!!!!!):
ResponderEliminar"Hoy, este día fue una copa plena. Hoy, este día, fue la inmensa ola. Hoy, fue toda la tierra"
P.D.: Pues a mi Becquer me sigue gustando...
Qué NeRVioS…. Yo llevo (déjame pensar) unos 4 o 5 años (M me mata) y también me casé en mayo, el 31.
ResponderEliminarBécquer me da vergüenza admitirlo… pero alguna rima como:
Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
hoy llega al fondo de mi alma el sol;
hoy la he visto.., la he visto y me ha mirado...
¡Hoy creo en Dios!
Que siguen subrayadas, ya no me dicen lo que me decían. No me llega la mirada, quisiera “robar” un beso. No pido más. ¿Será porque soy “agnóstico”?
Saludos y mucho ánimo para el DÍA.
Ahí va una rima de Neruda sobre las “bodas”…:
De que sirve un gato sin gata,
un ruiseñor sin ruiseñora,
una paloma sin palomo,
un caballito sin caballa,
una cangreja sin cangrejo,
un agujero sin raíces?
A casarse, peces del mar,
pumas de la pumería,
zorros de cola engañosa,
pulgas hambrientas de
provincia.
A procrear! dice la tierra
con una voz tan invisible
que todos la ven y la tocan
y todos la oyen, y esperan.
Un exitazo, he seguido tu receta fielmente y la caja está vacía, menos mal que guardé una bolsita¡¡ Gracias por tus recetas, saludos, Teresa
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu blog y lo estoy devorando antes incluso de animarme a hacer alguna receta.
ResponderEliminarPero no he podido evitar comentar.
“Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.”
Siempre me ha parecido que esa frase tiene una energía infinta y un amor incalculable.
Por cierto, si pulsas sobre mi nombre en el comentario anterior no llegas a mi blog.
ResponderEliminarDesde aquí si.