Valga la redundancia, Mendel!
Existe una famosa receta, aunque yo no la conozca ;-), denominada: “guisantes con jamón”. Pues ésta es muy parecida pero como la ha hecho siempre mi madre: con panceta o, incluso, tocino. A M y a mí nos gusta más, pues el jamón le da un sabor que no acaba de convencernos y enmascara (más) el gusto de unos buenos guisantes caseros. El jamón solo está buenísimo.
Diferencias: estos guisantes se (suelen) tomar con mayor cantidad de caldo del guiso. Está entre un guiso y una sopa, pero podemos cocinarlos a nuestro gusto. A mi padre le gusta tomarlos con tenedor, a mí con cuchara.
La materia prima
Si en general la materia prima es muy importante en la cocina, en este caso lo es más. Unos buenos guisantes convierten este plato sencillo en uno exquisito, sobre todo para aquellos amantes de “lo verde”. El hermano de M no puede ni ver los guisantes.
Si voy a casa de mis padres siempre traigo algo, mejor dicho, siempre me dan algo. Este domingo, día de la madre, entre muchas otras cosas, fue el turno de patatas nuevas y guisantes. ¿Qué podría hacer entonces?
Recuerdo la primera vez que los probó. En su casa los hacían con jamón pero, desde ese día, no ha querido tomar otros, sobre todo si son unos auténticos “guisantes de casa”.
Como los guisantes son tan buenos, ni siquiera hago un “gran” sofrito: un poco de cebolla y azafrán. Podríamos ponerle ajo majado, incluso un poco de tomate o un poco de pimentón dulce, pero no es necesario.
Verde que te quiero verde
Me han cambiado los gustos. De muy pequeño era “carnívoro”, ahora prefiero, en este orden: el postre, las verduras y el pescado. Creo que ha sido una cuestión de materia prima.
El dulce siempre ha podido conmigo. ¿Qué se podría esperar de mí si mi abuela se tomaba el azúcar a cucharadas y, desde siempre, han puesto dos cucharadas soperas de azúcar en el Cola-Cao? Mientras haya dónde quemarlo…
¿La redundancia? “Guiso de guisantes”, le llamamos en casa. Su nombre viene, en castellano, de “guisar”.
Mendel
Mendel ha sido muy útil para este guiso. Ha explicado cómo se transmiten los genes entre guisantes padres e hijos. Sin embargo, nunca ha sabido explicarme porque mis tres hermanos son rubios y de ojos azules, y yo moreno de ojos verdes. Aunque mi madre dice que todos somos hermanos, empiezo a pensar que Mendel no tenía en cuenta al “fontanero”. Menos mal que tengo pelos, que no son cabellera, rubios sino ya empezaría a dudar….
Ingredientes
(2) Cuando los guisantes estén a medio cocer, echamos la patata, mejor nueva, cortada en trozos. Salamos, para que las patatas vayan cogiendo sal e, inmediatamente, procedemos a realizar el sofrito. El sofrito podemos ya tenerlo preparado para echar con las patatas.
(3) En una sartén con un chorro de aceite, sofreímos la cebolla cortada en trozos finos y la panceta restante. Una vez dorada podemos echarle unas hebras (2) de azafrán para darle más sabor. Retiramos del fuego y vertemos sobre la tartera. Echamos el sobre de azafrán.
Probamos y rectificamos la sal si fuese necesario. Dejamos cocer hasta que estén hechos los guisantes y las patatas.
Creo que la riqueza de este plato reside el la calidad de los guisantes y en su sencillez. M ha tenido que repetir varias peces, a pocos, pero varias veces.
Mejor de un día para otro.
Existe una famosa receta, aunque yo no la conozca ;-), denominada: “guisantes con jamón”. Pues ésta es muy parecida pero como la ha hecho siempre mi madre: con panceta o, incluso, tocino. A M y a mí nos gusta más, pues el jamón le da un sabor que no acaba de convencernos y enmascara (más) el gusto de unos buenos guisantes caseros. El jamón solo está buenísimo.
Diferencias: estos guisantes se (suelen) tomar con mayor cantidad de caldo del guiso. Está entre un guiso y una sopa, pero podemos cocinarlos a nuestro gusto. A mi padre le gusta tomarlos con tenedor, a mí con cuchara.
La materia prima
Si en general la materia prima es muy importante en la cocina, en este caso lo es más. Unos buenos guisantes convierten este plato sencillo en uno exquisito, sobre todo para aquellos amantes de “lo verde”. El hermano de M no puede ni ver los guisantes.
Si voy a casa de mis padres siempre traigo algo, mejor dicho, siempre me dan algo. Este domingo, día de la madre, entre muchas otras cosas, fue el turno de patatas nuevas y guisantes. ¿Qué podría hacer entonces?
Recuerdo la primera vez que los probó. En su casa los hacían con jamón pero, desde ese día, no ha querido tomar otros, sobre todo si son unos auténticos “guisantes de casa”.
Como los guisantes son tan buenos, ni siquiera hago un “gran” sofrito: un poco de cebolla y azafrán. Podríamos ponerle ajo majado, incluso un poco de tomate o un poco de pimentón dulce, pero no es necesario.
Verde que te quiero verde
Me han cambiado los gustos. De muy pequeño era “carnívoro”, ahora prefiero, en este orden: el postre, las verduras y el pescado. Creo que ha sido una cuestión de materia prima.
El dulce siempre ha podido conmigo. ¿Qué se podría esperar de mí si mi abuela se tomaba el azúcar a cucharadas y, desde siempre, han puesto dos cucharadas soperas de azúcar en el Cola-Cao? Mientras haya dónde quemarlo…
¿La redundancia? “Guiso de guisantes”, le llamamos en casa. Su nombre viene, en castellano, de “guisar”.
Mendel
Mendel ha sido muy útil para este guiso. Ha explicado cómo se transmiten los genes entre guisantes padres e hijos. Sin embargo, nunca ha sabido explicarme porque mis tres hermanos son rubios y de ojos azules, y yo moreno de ojos verdes. Aunque mi madre dice que todos somos hermanos, empiezo a pensar que Mendel no tenía en cuenta al “fontanero”. Menos mal que tengo pelos, que no son cabellera, rubios sino ya empezaría a dudar….
Ingredientes
- Guisantes frescos y de huerta (chícharos!). No me hago responsable del resultado obtenido con guisantes comprados en supermercados y, con éstos, tampoco.
- Patatas nuevas
- Un sobre de azafrán (colorante alimentario)
- 1 cebolla pequeña o ½ grande
- 2 lonchas de panceta (tocineta), algo más gruesas que normalmente.
- Opcional: unas hebras de azafrán.
- Aceite de oliva virgen
- Sal
(2) Cuando los guisantes estén a medio cocer, echamos la patata, mejor nueva, cortada en trozos. Salamos, para que las patatas vayan cogiendo sal e, inmediatamente, procedemos a realizar el sofrito. El sofrito podemos ya tenerlo preparado para echar con las patatas.
(3) En una sartén con un chorro de aceite, sofreímos la cebolla cortada en trozos finos y la panceta restante. Una vez dorada podemos echarle unas hebras (2) de azafrán para darle más sabor. Retiramos del fuego y vertemos sobre la tartera. Echamos el sobre de azafrán.
Probamos y rectificamos la sal si fuese necesario. Dejamos cocer hasta que estén hechos los guisantes y las patatas.
Creo que la riqueza de este plato reside el la calidad de los guisantes y en su sencillez. M ha tenido que repetir varias peces, a pocos, pero varias veces.
Mejor de un día para otro.
Arroz con chícharos, patacas novas....
ResponderEliminarLo que más me gusta de ésta época son los guisantes y las patatitas nuevas. Esta receta se prepara en mi casa siempre en primavera, pero le ponemos unos huevos a escalfar en el guiso unos 5 minutos antes de apagar el fuego. Queda un guiso completo y muy apetitoso.
...,repolo de Betanzos e máis cebolas..
ResponderEliminarEstupenda idea lo de los huevos escalfados!, tomo nota (y para mi mamá).
Ahora tengo el frigorífico lleno de guisantes que me ha dado mis padres, así tengo (casi) para todo el año.
Rgds