Opciones (de fin de semana)
Ésta es una receta de José Andrés, tal y como la realizó en su día en TV. Desde ese día la he hecho varias veces, casi siempre como plato de acompañamiento. Debido a la fortaleza del plato, me gusta combinarlo con algo ligerito. Están estupendas, ¡qué no lo está!
Contrastes
Me gustan más los postres, a M lo salado, aunque ya la he “acostumbrado” a tener que picar de vez en cuando. Le encanta el chocolate, a mí todo tipo de postre. Por rachas.
¿Por qué suelo poner recetas de postres? Por varias razones, la primera y principal: porque es lo que más me gusta. Los postres los repito muy poco, salvo excepciones o peticiones expresas de M, y el blog me permite tener las recetas clasificadas. Por supuesto, hago platos salados a diario (¡hay que comer!) y repito poco, pero son recetas más difíciles de comentar. En muchos casos las cantidades suelen sen “al gusto” y, por ello, más compleja la concreción de las cantidades. Por ejemplo, ¿cuánto aceite para un sofrito?, ¿“unas cucharadas”?, a ojo.
En lo salado hay mucha libertad y las cantidades ni siquiera tienen que ser aproximadas. Por ejemplo, en este plato podríamos sustituir (pienso) el pimiento choricero por pimentón dulce y (vuelvo a pensar) no le vendría mal una reducción de medio vasito de vino blanco antes de echar el agua. ¿Por qué no un poco de perejil picado al final? Hay tantas variantes y posibilidades que en muchos casos lo mejor es que cada uno opte o se ajuste a sus gustos.
Intentaré poner platos de referencia y, a partir de ellos, echarle mano en esos días (no recuerdo el último) en que “no sabemos/no se nos ocurre qué hacer”. Hay tantos posibles platos que el problema surge con la elección, no con la falta de opciones.
Las opciones
Las opciones son un problema. Cuantas más opciones más quebraderos de cabeza. ¿Qué comer?, ¿a dónde ir de viaje?, ¿qué comprar?, ¿a dónde ir el fin de semana?, ¿qué vestir?… Si no tuviésemos tantas opciones tendríamos un problema menos. El dinero no hace la felicidad, todo lo contrario, provoca infelicidad. Demasiadas opciones. ¿Qué casa?, ¿qué coche?, ¿qué restaurante?,… y lo peor, suelen ser temas sin sustancia, banales. Más dinero, más facturas, más cuentas corrientes, más problemas.
También es cierto lo contrario. Es necesario lo básico, dónde comer o dónde dormir, lo demás (casi) sobra. La compañía es necesaria (?), alguien con quién hablar y compartir las alegrías y los problemas. A mí me llega un pedazo de papel y unas zapatillas de deporte.
Hace unos meses nos compramos una supertele (40’’, full-HD) y casi ni la he visto. Esa sensación ¿placentera? dura unos minutos, es una falsa sensación de felicidad.
Fin de semana
Nos hemos ido de fin de semana. Ha habido de todo, sol y fresquito, tranquilidad y prisas. Siempre hay alguien que quiere hacer de todo y “todo” no se puede. Siempre con prisas. ¿Demasiadas opciones?
Te levantas un sábado tranquilo. Sol. Lees un poco y se levanta M. Antes de ir a correr nos acercamos (¡a 100 m!) al mercado a ver si hay algún pescado interesante. Yo me voy, para no tener que comer a las “tantas”, M quiere ir pronto a la playa.
La tarde. Viento, pero con tantas playas siempre se encuentra alguna que esté protegida. Viento norte implica playas del “sur”, las del parque natural. Allí se está de maravilla:
Es increíble, por aquí un tiempo excelente y por el norte de Galicia… lluvia! , menuda, pero lluvia (“chove, chove, miudiño”).
Otro fin[,] de semana.
Ingredientes
Pongo la cantidad para “muchos”, como siempre aproximada. El resto de componentes a gusto. He empleado aproximadamente la mitad. Si no tenemos pimiento choricero podríamos emplear una cucharada de pimentón dulce, aunque siempre he usado pimiento choricero seco.
(2) En una tartera con aceite de oliva doramos la cebolla, bastante cantidad, con tres dientes de ajo majados y dos muy troceaditos. Dejamos que se haga a fuego medio-bajo.
(3) Pelamos las patatas, mejor Mona Lisa pues es una patata con mucha fécula que hará que el guiso tenga más cuerpo, o la variedad que más nos guste. Cortamos las patatas con un chasquido, no con corte limpio, así conseguimos que suelte fécula y espese la salsa durante la cocción.
(4) Echamos las patatas sobre el sofrito, le damos unas vueltas y salamos un poco. Poco, cuando echamos el agua volveremos a salar, así conseguimos que las patatas vayan cogiendo un poco de sal. Hay que tener en cuenta que el propio chorizo ya le va a proporcionar sal.
(5) Preparamos los chorizos, cortándolos en rodajas de centímetro o centímetro y medio. Los echamos sobre las patatas, con cuidado para no deshacer el chorizo. Dejamos cocinar un poco.
(6) Sobre un plato y con la ayuda de un cuchillo, retiramos el relleno del pimiento rehidratado y lo incorporamos a la tartera. Le damos unas vueltas, echamos el agua de rehidratar el pimiento y agua mineral, si fuese necesario, para cubrir las patata y un casi nada más. Rectificamos la sal (poco).
(7) Cocinamos a fuego medio hasta que estén hechas.
Es un plato muy energético, pero no os digo cómo sabe… si M se ha pasado por alto la D… Incluso puede funcionar como acompañamiento de otro plato.
Ésta es una receta de José Andrés, tal y como la realizó en su día en TV. Desde ese día la he hecho varias veces, casi siempre como plato de acompañamiento. Debido a la fortaleza del plato, me gusta combinarlo con algo ligerito. Están estupendas, ¡qué no lo está!
Contrastes
Me gustan más los postres, a M lo salado, aunque ya la he “acostumbrado” a tener que picar de vez en cuando. Le encanta el chocolate, a mí todo tipo de postre. Por rachas.
¿Por qué suelo poner recetas de postres? Por varias razones, la primera y principal: porque es lo que más me gusta. Los postres los repito muy poco, salvo excepciones o peticiones expresas de M, y el blog me permite tener las recetas clasificadas. Por supuesto, hago platos salados a diario (¡hay que comer!) y repito poco, pero son recetas más difíciles de comentar. En muchos casos las cantidades suelen sen “al gusto” y, por ello, más compleja la concreción de las cantidades. Por ejemplo, ¿cuánto aceite para un sofrito?, ¿“unas cucharadas”?, a ojo.
En lo salado hay mucha libertad y las cantidades ni siquiera tienen que ser aproximadas. Por ejemplo, en este plato podríamos sustituir (pienso) el pimiento choricero por pimentón dulce y (vuelvo a pensar) no le vendría mal una reducción de medio vasito de vino blanco antes de echar el agua. ¿Por qué no un poco de perejil picado al final? Hay tantas variantes y posibilidades que en muchos casos lo mejor es que cada uno opte o se ajuste a sus gustos.
Intentaré poner platos de referencia y, a partir de ellos, echarle mano en esos días (no recuerdo el último) en que “no sabemos/no se nos ocurre qué hacer”. Hay tantos posibles platos que el problema surge con la elección, no con la falta de opciones.
Las opciones
Las opciones son un problema. Cuantas más opciones más quebraderos de cabeza. ¿Qué comer?, ¿a dónde ir de viaje?, ¿qué comprar?, ¿a dónde ir el fin de semana?, ¿qué vestir?… Si no tuviésemos tantas opciones tendríamos un problema menos. El dinero no hace la felicidad, todo lo contrario, provoca infelicidad. Demasiadas opciones. ¿Qué casa?, ¿qué coche?, ¿qué restaurante?,… y lo peor, suelen ser temas sin sustancia, banales. Más dinero, más facturas, más cuentas corrientes, más problemas.
También es cierto lo contrario. Es necesario lo básico, dónde comer o dónde dormir, lo demás (casi) sobra. La compañía es necesaria (?), alguien con quién hablar y compartir las alegrías y los problemas. A mí me llega un pedazo de papel y unas zapatillas de deporte.
Hace unos meses nos compramos una supertele (40’’, full-HD) y casi ni la he visto. Esa sensación ¿placentera? dura unos minutos, es una falsa sensación de felicidad.
Fin de semana
Nos hemos ido de fin de semana. Ha habido de todo, sol y fresquito, tranquilidad y prisas. Siempre hay alguien que quiere hacer de todo y “todo” no se puede. Siempre con prisas. ¿Demasiadas opciones?
Te levantas un sábado tranquilo. Sol. Lees un poco y se levanta M. Antes de ir a correr nos acercamos (¡a 100 m!) al mercado a ver si hay algún pescado interesante. Yo me voy, para no tener que comer a las “tantas”, M quiere ir pronto a la playa.
La tarde. Viento, pero con tantas playas siempre se encuentra alguna que esté protegida. Viento norte implica playas del “sur”, las del parque natural. Allí se está de maravilla:
Es increíble, por aquí un tiempo excelente y por el norte de Galicia… lluvia! , menuda, pero lluvia (“chove, chove, miudiño”).
Otro fin[,] de semana.
Ingredientes
Pongo la cantidad para “muchos”, como siempre aproximada. El resto de componentes a gusto. He empleado aproximadamente la mitad. Si no tenemos pimiento choricero podríamos emplear una cucharada de pimentón dulce, aunque siempre he usado pimiento choricero seco.
- 1 cebolla grande picadita
- 2 pimientos choriceros secos, que dejaremos hidratando en agua mineral
- 5 dientes de ajo, 2 troceaditos y 3 majados. Al gusto
- 2 chorizos poco curado, casi fresco. Al gusto
- 6 patatas, mejor Mona Lisa
- 2 hojas de laurel
- Aceite de Oliva virgen extra
- Sal
- Agua mineral
(2) En una tartera con aceite de oliva doramos la cebolla, bastante cantidad, con tres dientes de ajo majados y dos muy troceaditos. Dejamos que se haga a fuego medio-bajo.
(3) Pelamos las patatas, mejor Mona Lisa pues es una patata con mucha fécula que hará que el guiso tenga más cuerpo, o la variedad que más nos guste. Cortamos las patatas con un chasquido, no con corte limpio, así conseguimos que suelte fécula y espese la salsa durante la cocción.
(4) Echamos las patatas sobre el sofrito, le damos unas vueltas y salamos un poco. Poco, cuando echamos el agua volveremos a salar, así conseguimos que las patatas vayan cogiendo un poco de sal. Hay que tener en cuenta que el propio chorizo ya le va a proporcionar sal.
(5) Preparamos los chorizos, cortándolos en rodajas de centímetro o centímetro y medio. Los echamos sobre las patatas, con cuidado para no deshacer el chorizo. Dejamos cocinar un poco.
(6) Sobre un plato y con la ayuda de un cuchillo, retiramos el relleno del pimiento rehidratado y lo incorporamos a la tartera. Le damos unas vueltas, echamos el agua de rehidratar el pimiento y agua mineral, si fuese necesario, para cubrir las patata y un casi nada más. Rectificamos la sal (poco).
(7) Cocinamos a fuego medio hasta que estén hechas.
Es un plato muy energético, pero no os digo cómo sabe… si M se ha pasado por alto la D… Incluso puede funcionar como acompañamiento de otro plato.
3 comentarios:
Desde hace 15 días, por pura casualidad, te leo. A las 8 y media de la mañana. Diariamente espero mi hora. La lectura es gratificante, casi tanto como, ya por la noche, probar tus recetas. Creo que desde hace estos mismos 15 días mi pareja está aún más enamorada. Gracias.
Es lo más hermoso que se podía haber dicho.
Has hecho que me emocione. Gracias.
Lo que más deseo, no es hacer unas recetas impresionantes, ni únicas, porque no lo son, sí intentan (¡intentan!) ser diferentes y, sobre todo, tratadas de una manera diferente. Me acuerdo de aquel diálogo de “El graduado”:
BEN: I'm just -
MR. BRADDOCK: ..worried?
BEN: Well -
MR. BRADDOCK: About what?
BEN: I guess - about my future.
MR. BRADDOCK: What about it?
BEN: I don't know. I want it to be -
MR. BRADDOCK: To be what?
BEN: (quietly) Different!!!!!!
Quisiera ser... diferente!. Diferente es reflexionar (y cuestionarnos) casi todo, sobre las cosas que mucha gente ni se pregunta o cuestiona. Se puede ser “diferente” haciendo lo que hace todo el mundo. Diferentes es… diferente.
No espero que alguien me entienda, ni que te diga lo malo o bueno que eres, simplemente pido que alguien (anónimo) lea (y entienda) mi “mensaje en una botella”. No quiero ser rescatado, sólo oído. Rescatemos a cada uno de los que rodean, todos necesitamos ayuda, de un modo u otro.
Gracias.
Hola: soy adicta a tu blog desde hace tiempo.
Mañana voy ha hacer unas patatas a la Riojana para 50 personas.( un evento familiar y de amigos)
Curioseando he visto como las haces.
Te diré que yo sofrío el chorizo para que deje toda la grasita y el color desde el principio.
Quizas mañana las haga como tu.
Un abrazo
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