Two for the road
La Nutella la he (re)descubrierto hace muy poco, la compré para una receta y, desde aquel día, ya no suele faltar en casa. La Nocilla, como el Cola-Calo, La Lechera o la Natacha siempre estarán en un rinconcito de mi corazón, pero la Nutella son palabras mayores en lo que a crema de avellanas se refiere.
La Natacha, aquella margarina con un sabor y aspecto a crema, hasta se la echábamos al desayudo, dejábamos que se disolviese en la leche caliente. No he vuelto a ver ni a oír hablar sobre ella.
Uno (y dos) en la carretera
Tengo cuatro días de coche de aquí para allí, y de allá para acá. Mil cosas. Hoy coche; mañana, coche a “A illa” de ida y vuelta; pasado “A illa” de ida; el sábado o domingo, Boiro, de ida… Lo mejor es el buen rato que se pasa si has acertado con la música ambiental. Unas veces toca un poco de clásica, otras de recuerdos, otras de mis canciones preferidas y, muchas veces, un poco de todo. Cambio, más o menos, cada dos semanas. Problema: M y yo tenemos gustos musicales bastante distintos, o muy distintos.
Hoy estaba puesto un cd-mp3 recopilatorio “un-poco-de-todo”. Sonó, de vuelta del trabajo: “Dust in the wind”:
I close my eyes
Only for a moment, then the moment's gone
All my dreams
Pass before my eyes, a curiosity
Dust in the wind
All they are is dust in the wind
…
Dust in the wind
All we are is dust in the wind
…
“Mis sueños,… sólo son polvo en el viento” o “sólo somos polvo en el viento…”.
Un secreto: tengo el carné (suena raro, pero no es “carnet”) de conducir desde hace sólo dos años y medio. Tenía un poco de respeto y miedo al coche, tampoco me llamaba ni atraía. A los 18 años, aunque todos mis hermanos lo quitaron a esa edad, no creí adecuado “gastar” el dinero de mis padres, ya bastante tenían con pagarme los estudios (pensaba). En algún trabajo me había sido necesario pero no lo suficiente, ahora ya no tenía otra salida.
Cuando empecé a salir con M, éramos de las pocas parejas en las que conducía ella. La gente es un poco (o muy) machista. Cuando vamos a tomar algo ella suele tomarse una caña o una clara, yo un refresco; cuando traen las bebidas suelen intercambiarlas, a mí la cerveza y a ella el refresco.
Ya somos dos en la carretera
El coche es uno de esos lugares en los que, por un motivo u otro, recuerdo alguno de nuestros mayores desencuentros. Como en “Dos en la carretera”, en la que ése es el punto de referencia de acuerdos y desacuerdos matrimoniales. No hablaré de lo primero (nuestros desacuerdos) y sí de esa maravillosa película.
Es y sería un error pensar que existen relaciones perfectas, aunque una vez más lo diré, unas lo son más que otras. Ese suele ser el problema, cuando empiezas (casi) todo es perfecto, sin problemas. Después lleva la realidad, lo difícil es saber vivir con los defectos de tu compañer@ y aceptarl@ con sus bondades e imperfecciones.
Como el tiempo se me echa encima, sólo recomendaré la música de la película y al inolvidable Henry Mancini: La Pantera Rosa, Charada, Desayuno con Diamantes o, sobre todo, Dos en la carretera. Su elegante música encajó a la perfección con mi sonrisa (cinematográfica) preferida; Audrey Hepburn.
Ingredientes
(2) Tamizamos los ingredientes en polvo: la harina, el cacao, la levadura, el bicarbonato y la sal.
(3) Batimos los huevos en un bol grande o tartera. Añadimos el azúcar y seguimos batiendo. Echamos la Nutella y… ¡batimos! Mucho batir.
(4) Echamos la mezcla de la harina y removemos hasta que quede bien mezclado. Añadimos los trozos de chocolate y las avellanas.
Si la masa es demasiado pastosa podemos hacer una bola y dejarla reposar un poco, hasta que no se pegue demasiado.
(5) Dividimos la masa en dos partes iguales con la manos bien enharinadas (se pegaría la masa) y ponemos sobre una bandeja con papel de hornear. Presionamos y formamos rectángulos de algo menos de 1,5 cm de espesor.
Por llevar cacao y Nutella, lo ideal es hacerlo no demasiado grueso, para que se haga por dentro.
(6) Horneamos durante 20-30 minutos. Si se rompe la superficie, se debe a que (tal vez) necesitábamos un poco menos de temperatura, pero conseguimos un aspecto, diría, auténtico.
Retiramos el horno y bajamos la temperatura hasta 150ºC. Cortamos en piezas de 1,5 a 2 cm con ayuda de un cuchillo de sierra. Ponemos sobre la bandeja del horno. Al cortarlo todavía caliente los trozos de chocolate, por el hecho de estar derretido, han afeado un poco el corte, la próxima vez lo dejaré enfriar algo antes de proceder a cortar.
(7) Horneamos 10-15 minutos, giramos los biscotes y horneamos otros 10-15 minutos, dependiendo del grosor. Retiramos y dejamos enfriar en una rejilla. Guardamos en contenedores de galletas.
El tiempo es aproximado, lo importante es que se vean ligeramente tostaditos. También hay que tener en cuenta que al enfriarse se endurecen más.
Con el primer horneado recuerdan a un brawnie de Nutella. Después hay que dejarlos tostar según nos guste. A mí me gustan tostaditos y crujientes, aguantan más, siempre que M esté de dieta, claro.
Besos
La Nutella la he (re)descubrierto hace muy poco, la compré para una receta y, desde aquel día, ya no suele faltar en casa. La Nocilla, como el Cola-Calo, La Lechera o la Natacha siempre estarán en un rinconcito de mi corazón, pero la Nutella son palabras mayores en lo que a crema de avellanas se refiere.
La Natacha, aquella margarina con un sabor y aspecto a crema, hasta se la echábamos al desayudo, dejábamos que se disolviese en la leche caliente. No he vuelto a ver ni a oír hablar sobre ella.
Uno (y dos) en la carretera
Tengo cuatro días de coche de aquí para allí, y de allá para acá. Mil cosas. Hoy coche; mañana, coche a “A illa” de ida y vuelta; pasado “A illa” de ida; el sábado o domingo, Boiro, de ida… Lo mejor es el buen rato que se pasa si has acertado con la música ambiental. Unas veces toca un poco de clásica, otras de recuerdos, otras de mis canciones preferidas y, muchas veces, un poco de todo. Cambio, más o menos, cada dos semanas. Problema: M y yo tenemos gustos musicales bastante distintos, o muy distintos.
Hoy estaba puesto un cd-mp3 recopilatorio “un-poco-de-todo”. Sonó, de vuelta del trabajo: “Dust in the wind”:
I close my eyes
Only for a moment, then the moment's gone
All my dreams
Pass before my eyes, a curiosity
Dust in the wind
All they are is dust in the wind
…
Dust in the wind
All we are is dust in the wind
…
“Mis sueños,… sólo son polvo en el viento” o “sólo somos polvo en el viento…”.
Un secreto: tengo el carné (suena raro, pero no es “carnet”) de conducir desde hace sólo dos años y medio. Tenía un poco de respeto y miedo al coche, tampoco me llamaba ni atraía. A los 18 años, aunque todos mis hermanos lo quitaron a esa edad, no creí adecuado “gastar” el dinero de mis padres, ya bastante tenían con pagarme los estudios (pensaba). En algún trabajo me había sido necesario pero no lo suficiente, ahora ya no tenía otra salida.
Cuando empecé a salir con M, éramos de las pocas parejas en las que conducía ella. La gente es un poco (o muy) machista. Cuando vamos a tomar algo ella suele tomarse una caña o una clara, yo un refresco; cuando traen las bebidas suelen intercambiarlas, a mí la cerveza y a ella el refresco.
Ya somos dos en la carretera
El coche es uno de esos lugares en los que, por un motivo u otro, recuerdo alguno de nuestros mayores desencuentros. Como en “Dos en la carretera”, en la que ése es el punto de referencia de acuerdos y desacuerdos matrimoniales. No hablaré de lo primero (nuestros desacuerdos) y sí de esa maravillosa película.
Es y sería un error pensar que existen relaciones perfectas, aunque una vez más lo diré, unas lo son más que otras. Ese suele ser el problema, cuando empiezas (casi) todo es perfecto, sin problemas. Después lleva la realidad, lo difícil es saber vivir con los defectos de tu compañer@ y aceptarl@ con sus bondades e imperfecciones.
Como el tiempo se me echa encima, sólo recomendaré la música de la película y al inolvidable Henry Mancini: La Pantera Rosa, Charada, Desayuno con Diamantes o, sobre todo, Dos en la carretera. Su elegante música encajó a la perfección con mi sonrisa (cinematográfica) preferida; Audrey Hepburn.
Ingredientes
- 2 huevos [1 unid.]
- 150 gr. de azúcar [75 gr.]
- 250 gr. de harina normal [125 gr.] (He usado de repostería)
- ½ cucharilla de levadura química (Royal) [1/4 cucharilla]
- ½ cucharilla de bicarbonato sódico [1/4 cucharilla]
- 2 cucharadas de cacao en polvo, 8 gr. [1 cucharada]
- ½ cucharilla de sal [1/4]
- 140 gr. de Nutella [70 gr.]
- 70 gr. trozos de chocolate [35 gr.]
- 70 gr. de avellanas (opcional) [35 gr.]
(2) Tamizamos los ingredientes en polvo: la harina, el cacao, la levadura, el bicarbonato y la sal.
(3) Batimos los huevos en un bol grande o tartera. Añadimos el azúcar y seguimos batiendo. Echamos la Nutella y… ¡batimos! Mucho batir.
(4) Echamos la mezcla de la harina y removemos hasta que quede bien mezclado. Añadimos los trozos de chocolate y las avellanas.
Si la masa es demasiado pastosa podemos hacer una bola y dejarla reposar un poco, hasta que no se pegue demasiado.
(5) Dividimos la masa en dos partes iguales con la manos bien enharinadas (se pegaría la masa) y ponemos sobre una bandeja con papel de hornear. Presionamos y formamos rectángulos de algo menos de 1,5 cm de espesor.
Por llevar cacao y Nutella, lo ideal es hacerlo no demasiado grueso, para que se haga por dentro.
(6) Horneamos durante 20-30 minutos. Si se rompe la superficie, se debe a que (tal vez) necesitábamos un poco menos de temperatura, pero conseguimos un aspecto, diría, auténtico.
Retiramos el horno y bajamos la temperatura hasta 150ºC. Cortamos en piezas de 1,5 a 2 cm con ayuda de un cuchillo de sierra. Ponemos sobre la bandeja del horno. Al cortarlo todavía caliente los trozos de chocolate, por el hecho de estar derretido, han afeado un poco el corte, la próxima vez lo dejaré enfriar algo antes de proceder a cortar.
(7) Horneamos 10-15 minutos, giramos los biscotes y horneamos otros 10-15 minutos, dependiendo del grosor. Retiramos y dejamos enfriar en una rejilla. Guardamos en contenedores de galletas.
El tiempo es aproximado, lo importante es que se vean ligeramente tostaditos. También hay que tener en cuenta que al enfriarse se endurecen más.
Con el primer horneado recuerdan a un brawnie de Nutella. Después hay que dejarlos tostar según nos guste. A mí me gustan tostaditos y crujientes, aguantan más, siempre que M esté de dieta, claro.
Besos
5 comentarios:
Debo reconocer que, aunque has puesto un comentario aclaratorio, el repelente niño vicente de mi interior me ha poseído por un momento y he mirado lo de "carné" en la página de la RAE. No he podido evitarlo. :)
Los Cantucci estos tienen una pinta riquísima ¿se pueden hacer con Nocilla también? Es que no encuentro Nutella en ningún sitio!!!
Hola,
Perdona, pero he estado fuera todo el día. Además, es probable que no aparezca en cierto tiempo, por lo menos no de forma continuada… durante el mes de julio. Del 10 al 25, aprox., estaré de viaje. Tal vez ponga algo pero… Agosto ya será otra cosa.
Mira, no creo que haya ningún problema con poner Nocilla. El tema es que en el resto del mundo no la conocen, por eso emplean Nutella ;-). Como “La Mirinda” (o el “Kas naranja”) y la Fanta… La Nocilla es (algo) más fluida, por eso pondría algo menos (tal vez). Prueba, seguro que salen estupendos.
Ojo, no te fíes si te quedan blandos, se enduren al enfriar…
Besos.
No me extraña que M esté de continua dieta con esos postres que preparas!
Hoy intentaré las galletas con mascarpone a ver qué tal.
Por cierto me encanta tu blog. Te echaré de menos este julio!
Saludos
Muchas gracias,
Espero poder aparecer de vez en cuando. La última semana apareceré algo más.
Os echaré + de menos, y poder desahogarme un poco...
Besos a tod@s!
Llegué aquí por casualidad... y me encuentro con un blog con una redacción estupenda en donde plasmas sentimientos que combinas perfectamente no sólo con la música sino también con la cocina (mis dos pasiones).
Gracias por este blog, y por esta receta que probaré en cuanto tenga un hueco libre.
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