La naranja mecánica
Si buscáis en Google, ya no digo Internet porque lo que no está en Google no está en Internet, si buscáis “Korova” descubriréis que la primera ocurrencia no versa sobre gastronomía y sí sobre cine.
A mí me ha aparecido un blog sobre cine llamado: “Korova milk bar”. No me atreveré a traducirlo, pues ni es una barra de leche Korova ;-); ni, aunque sí algo parecido, un “Bar de Leche”. Milk Bar es como se denomina a algunos establecimientos (sobre todo en Australia) en los que se vende casi de todo. Esos que siempre asaltan en las películas norteamericanas (tipo groceries), como las tiendas del pueblo de toda la vida, antes de la llegada de las grandes superficies y multinacionales (La tienda de Adela, La tienda Manuela,..)
Ya sabemos lo que es un “milk bar” pero nos queda la palabra clave, Korova. Aunque este julio pasaré por Rusia, puedo adelantar que Korova significa vaca en ruso. Bien, ¿y a que personaje se le ha ocurrido llamarle “vaca” a un “milk bar”?. No podía ser otro que Anthony Burgess en su celebérrima obra: “La naranja mecánica”, llevada al cine con genialidad por Stanley Kubrick. Sólo que en esa obra el “milk bar” ofrecía algo más que leche o sencillos productos alimenticios, los estupefacientes eran su plato fuerte. Así empezaba la película:
“Ahí estaba yo. Es decir, Alex y mis tres drugos. O sea Pete, Georgie y Dim. Estábamos sentados en el Milk Bar Korova, exprimiéndonos las rasureras para encontrar algo con que ocupar la noche. En el Korova Milk Bar servían leche plus. Leche con velloceta o con dencromina… que es lo que estábamos bebiendo. Eso nos aguzaba los sentidos y nos dejaba listos para una nueva sesión de ultraviolencia”
Volveré sobre ello pero ahora seguiré con mi historia. Como es de suponer, mucha gente ha tenido la imaginación (“mucha gente” e “imaginación” tienen significados contrapuestos) de llamar a sus bares, restaurantes y demás locales: “Korova”. ¿Conocéis algún pueblo en el que no exista un “Bar Stop”, “Alameda”, “La trattoria” –restaurante italiano-, “Panadería la tahona”…?. Al grado, hace unos años existía en los campos Elíseos, en la rue Marbeuf, un restaurante llamado Kodova que regentaba la mujer de Pierre Hermé. En ese restaurante Pierre Hermé ideó estas IMPRESIONANTES galletas, que recomendaré a todo aquel que disfrute comiendo chocolate.
Ya lo había dicho
Siempre lo consigue. No sé cómo lo hace (o sí), pero hacemos lo que ella quiere, tiene sus estrategias y (cree) que le funcionan. Lo más gracioso es que lo hubiésemos (hubiese) hecho con o sin esas estrategias. El domingo hay excusa, ración de (mis) suegros. A sus suegros no los ve desde el 4 de marzo, y digo “ve” porque fuimos, vimos, comimos y vencimos, nada más.
Hoy ha sido ración de (sus compras) compras: gafas de sol, blusa, vestido,…; para mí cacao en polvo que se me estaba acabando.
Más naranjas
Sobre la naranja mecánica tendría mucho que decir, y diré. La sociedad se está convirtiendo en esa fábrica inhumana en la que a todos quieren calzar con calzador. Por mucho que haya dicho antes "I was cured all right", no estoy curado…
Ingredientes
32 unidades, aproximadamente
(2) Batimos la mantequilla hasta que quede cremosa y suave. Añadimos los azúcares, la sal y el extracto de vainilla. Si la mantequilla está algo dura al principio, podemos batirla con el azúcar, se vuelve cremosa más fácilmente.
(3) Añadimos lentamente pero sin pausa la mezcla de la harina y cacao, al principio con ayuda de una espátula y después con las manos. Cuando esté casi mezclada añadimos los trozos de chocolate y amasamos, no demasiado, hasta que quede una pasta homogénea. Ya tenemos la masa de las galletas. No os preocupéis si queda algo quebradiza.
(4) Si empleamos todas las cantidades dividimos la masa en dos piezas de igual tamaño, para poder trabajarlas con más facilidad. He realizado la mitad, por lo que no he tenido que dividir la masa. Con cada porción de masa formamos un cilindro de unos 4 cm de diámetro, intentando que quede bien igualado y sin fisuras, incluidos los bordes. Cubrimos con film trasparente y llevamos al frigorífico un mínimo de 1 hora.
(5) Puede dejarse reposar más tiempo, incluso se puede congelar y después proceder al descongelado. Una vez pasado el tiempo de reposo, retiramos el cilindro de masa de la nevera y apartamos.
(6) Precalentamos el horno a unos 170º C, cubrimos una bandeja con papel de hornear.
(7) Con ayuda de un cuchillo, cortamos las galletas de aproximadamente 1,25 cm de espesor. Si no retiramos el plástico resulta más fácil cortarlas. Parece que tenemos un gran salchichón de chocolate.
Este proceso es “el más” complicado, que no complicado, pues pueden romperse algo al cortarlas. Si se rompen las galletas, juntamos la masa con ayuda de los dedos, nada difícil. El único problema es que podrían no quedar tan redonditas como deseamos. Las ponemos sobre la bandeja, bien separadas unas de otras:
(8) Una vez el horno esté caliente, las galletas preparadas y suficientemente separadas. Las horneamos durante unos 10-12 minutos, NO más. Aunque parezca que no están hechas, sí lo estarán. Se endurecen una vez frías, por lo que lo mejor es dejarlas enfriar en la propia bandeja y emplear otra para el siguiente horneado. Si nos pasamos con el tiempo de horneado quedarán demasiado crujientes.
Dejamos enfriar y guardamos, si llegan a la caja de galletas.
Probadlas y no os arrepentiréis. No suelo decirlo, pues cada uno tiene sus gustos, sin embargo, aseguraría que éstas no fallarán (casi) nunca. Si os gusta podríais darle un toque “americano” con unas nueces.
Besos (sin lengua y con chocolate)
Si buscáis en Google, ya no digo Internet porque lo que no está en Google no está en Internet, si buscáis “Korova” descubriréis que la primera ocurrencia no versa sobre gastronomía y sí sobre cine.
A mí me ha aparecido un blog sobre cine llamado: “Korova milk bar”. No me atreveré a traducirlo, pues ni es una barra de leche Korova ;-); ni, aunque sí algo parecido, un “Bar de Leche”. Milk Bar es como se denomina a algunos establecimientos (sobre todo en Australia) en los que se vende casi de todo. Esos que siempre asaltan en las películas norteamericanas (tipo groceries), como las tiendas del pueblo de toda la vida, antes de la llegada de las grandes superficies y multinacionales (La tienda de Adela, La tienda Manuela,..)
Ya sabemos lo que es un “milk bar” pero nos queda la palabra clave, Korova. Aunque este julio pasaré por Rusia, puedo adelantar que Korova significa vaca en ruso. Bien, ¿y a que personaje se le ha ocurrido llamarle “vaca” a un “milk bar”?. No podía ser otro que Anthony Burgess en su celebérrima obra: “La naranja mecánica”, llevada al cine con genialidad por Stanley Kubrick. Sólo que en esa obra el “milk bar” ofrecía algo más que leche o sencillos productos alimenticios, los estupefacientes eran su plato fuerte. Así empezaba la película:
“Ahí estaba yo. Es decir, Alex y mis tres drugos. O sea Pete, Georgie y Dim. Estábamos sentados en el Milk Bar Korova, exprimiéndonos las rasureras para encontrar algo con que ocupar la noche. En el Korova Milk Bar servían leche plus. Leche con velloceta o con dencromina… que es lo que estábamos bebiendo. Eso nos aguzaba los sentidos y nos dejaba listos para una nueva sesión de ultraviolencia”
Volveré sobre ello pero ahora seguiré con mi historia. Como es de suponer, mucha gente ha tenido la imaginación (“mucha gente” e “imaginación” tienen significados contrapuestos) de llamar a sus bares, restaurantes y demás locales: “Korova”. ¿Conocéis algún pueblo en el que no exista un “Bar Stop”, “Alameda”, “La trattoria” –restaurante italiano-, “Panadería la tahona”…?. Al grado, hace unos años existía en los campos Elíseos, en la rue Marbeuf, un restaurante llamado Kodova que regentaba la mujer de Pierre Hermé. En ese restaurante Pierre Hermé ideó estas IMPRESIONANTES galletas, que recomendaré a todo aquel que disfrute comiendo chocolate.
Ya lo había dicho
Siempre lo consigue. No sé cómo lo hace (o sí), pero hacemos lo que ella quiere, tiene sus estrategias y (cree) que le funcionan. Lo más gracioso es que lo hubiésemos (hubiese) hecho con o sin esas estrategias. El domingo hay excusa, ración de (mis) suegros. A sus suegros no los ve desde el 4 de marzo, y digo “ve” porque fuimos, vimos, comimos y vencimos, nada más.
Hoy ha sido ración de (sus compras) compras: gafas de sol, blusa, vestido,…; para mí cacao en polvo que se me estaba acabando.
Más naranjas
Sobre la naranja mecánica tendría mucho que decir, y diré. La sociedad se está convirtiendo en esa fábrica inhumana en la que a todos quieren calzar con calzador. Por mucho que haya dicho antes "I was cured all right", no estoy curado…
Ingredientes
32 unidades, aproximadamente
- 175 gr. de harina [87,5]
- 30 gr. de cacao en polvo [15 gr.]
- 5 gr. de bicarbonato, media cucharilla aprox. [2,5 gr]
- 150 gr. de mantequilla retirada del frigorífico [75 gr.]
- 120 gr. de azúcar moreno [60 gr]
- 50 gr. de azúcar blanco [25 gr.]
- Algo menos de ½ cucharilla de sal, unos 3 gr. [1/4 cucharilla]
- Extracto de vainilla, 1+ ½ cucharilla (3 gr.) [1 cucharilla]
- 150 gr. de chocolate troceado [75 gr.]
(2) Batimos la mantequilla hasta que quede cremosa y suave. Añadimos los azúcares, la sal y el extracto de vainilla. Si la mantequilla está algo dura al principio, podemos batirla con el azúcar, se vuelve cremosa más fácilmente.
(3) Añadimos lentamente pero sin pausa la mezcla de la harina y cacao, al principio con ayuda de una espátula y después con las manos. Cuando esté casi mezclada añadimos los trozos de chocolate y amasamos, no demasiado, hasta que quede una pasta homogénea. Ya tenemos la masa de las galletas. No os preocupéis si queda algo quebradiza.
(4) Si empleamos todas las cantidades dividimos la masa en dos piezas de igual tamaño, para poder trabajarlas con más facilidad. He realizado la mitad, por lo que no he tenido que dividir la masa. Con cada porción de masa formamos un cilindro de unos 4 cm de diámetro, intentando que quede bien igualado y sin fisuras, incluidos los bordes. Cubrimos con film trasparente y llevamos al frigorífico un mínimo de 1 hora.
(5) Puede dejarse reposar más tiempo, incluso se puede congelar y después proceder al descongelado. Una vez pasado el tiempo de reposo, retiramos el cilindro de masa de la nevera y apartamos.
(6) Precalentamos el horno a unos 170º C, cubrimos una bandeja con papel de hornear.
(7) Con ayuda de un cuchillo, cortamos las galletas de aproximadamente 1,25 cm de espesor. Si no retiramos el plástico resulta más fácil cortarlas. Parece que tenemos un gran salchichón de chocolate.
Este proceso es “el más” complicado, que no complicado, pues pueden romperse algo al cortarlas. Si se rompen las galletas, juntamos la masa con ayuda de los dedos, nada difícil. El único problema es que podrían no quedar tan redonditas como deseamos. Las ponemos sobre la bandeja, bien separadas unas de otras:
(8) Una vez el horno esté caliente, las galletas preparadas y suficientemente separadas. Las horneamos durante unos 10-12 minutos, NO más. Aunque parezca que no están hechas, sí lo estarán. Se endurecen una vez frías, por lo que lo mejor es dejarlas enfriar en la propia bandeja y emplear otra para el siguiente horneado. Si nos pasamos con el tiempo de horneado quedarán demasiado crujientes.
Dejamos enfriar y guardamos, si llegan a la caja de galletas.
Probadlas y no os arrepentiréis. No suelo decirlo, pues cada uno tiene sus gustos, sin embargo, aseguraría que éstas no fallarán (casi) nunca. Si os gusta podríais darle un toque “americano” con unas nueces.
Besos (sin lengua y con chocolate)
pues..vaya no tenia ni idea de los milk bar..cada dia se aprende algo nuevo..jeje..
ResponderEliminarRusia en julio!!:-),..seguro te gustara y lo disfrutaras y te inspirara..
las galletas..mortales para una adicta al chocolate..jeje..hoy porque empieza un dia de locura..jeje,pero en la semana las hare y las probare..
que me ha dado ganas de "robarte una"..jejje..una pinta deliciosa..
gracias y besos!!
Esta noche sin falta hago la masa y la meto en la nevera. Mañana las galletas.......
ResponderEliminarQué pintaaaaaaa!!!!!
Gracias por compartir la receta
besos desde Valencia , donde estamos ya casi cómo si fuera Julio del calor que hace,
Mª Dolores
Gracias,
ResponderEliminarAquí estamos casi como en diciembre, de la lluvia que cae….
Las galletas buenísimas, por lo menos para mí que soy chocolatero. Yo las probaría de nuevo.
En parte de julio estaré fuera (San Petersburgo, Moscú, Copenhague, Helsinki y algún sitio más), ya veremos.
Hoy me ha tocado estar “fuera”….
Besos.
Yo quiero una galletita de chocolate... Tengo tantas recetas pendientes que no sé por dónde empezar, pero a estas galletas les tengo que dedicar unpoco de tiempo pronto. Las "cups" siguen aparcadas... :-(
ResponderEliminarY aquí nos tienes a las tres de casi cada día...jejeje
Como dice muy cuñado hay veces que toca jugar en "campo contrario" aunque sean muchas más veces de las que a uno le gustaría. En mi caso,las visitas a casa de mis suegros ganan por goleada.. pero a mi me encanta, afortunadamente me llevo muy bien con ellos, y los quiero como a unos segundos padres (suena raro pero es así).
Qué viaje más iteresante estas a punto de hacer .Qué enviadia me das!!. ¿Nos contarás tus andanzas, exeriencias y nos pondrás alguna foto? (Curiosa que es una).
Beso en la mejilla ;-)
Hola! ¿Entre todas las miles de recetas que te sabes no tendrás las de unos bollitos de pasta brisa que llevan dentro nata y crema y encima yema tostada? Las compré el otro día en un convento de clarisas y me he quedado con el "mono"..... No llevan chocolate, pero estaban... mmmmmmmm mmmmmmmm
ResponderEliminarPrunus Dulcis (MA),
ResponderEliminarEstas galletas, si te gusta el chocolate, adelántalas en la lista. A mí me han encantado, pero ya se sabe, “para gustos… “. Es muy importante que no se horneen de más, para que no queden crujientes. Si las tocas en el horno están blandas (como sin hacer) y se bajan con la presión del dedo. Se endurecen al enfriar.
Suerte que tienes, las relaciones mujer-suegros suelen ser menos tensas. M, salvo celos ;-), se lleva muy bien con mis padres… En el otro sentido fue todo bastante bien hasta que me casé y/o dejé de ser (o parecer) moldeable, hay cosas en las que no puedo (no debo) ceder… nuestra (mi) vida es nuestra (mi) vida. Eso lo he querido dejar claro siempre. Soy demasiado “raro” o “diferente” para “los padres de ella” (no creyente, directo, una mentalidad –diría- ¿abierta?). No debería decirlo, pero como ya lo he dicho en algún mensaje, te puedes imaginar la que se armó cuando se enteraron (hace años) que “vivíamos en pecado”. El malo era yo (su hija no era así). Fue uno de los días que más me hicieron llorar….
Viajamos mucho, o muchísimo. De hecho este verano es el único que no cruzamos el charco… tenemos muchas fotos y experiencias muy interesantes. Ya contaré. Viajar ayuda, sobre todo cuando cambias de cultura, ayuda a ser mejor persona (de vuelta pronto de olvidas): la pobreza, la alegría de los niños, la tolerancia, la valoración de otras culturas…. Es una cura de humildad para aquellos que se creen el ombligo del mundo…
Hay lugares en los que no saben ni dónde queda España, en otros les interesa un “cuerno” el fútbol. Esto último siempre me hace esbozar una sonrisa, pensado en lo importante que se considera aquí (para algunos) y lo que se miran el ombligo (más) los protagonistas de ese ¿juego?
Beatriz,
Ni me suena ese postre. Me despista mucho la palabra bollo unida a pasta brisa. La pasta brisa siempre la he visto como base para tartas… Lo mas parecido que recuerdo (y riquísimo) es un postre típico de “Coimbra”: Pasteis de Santa Clara, que hacen las monjas del convento, pero la yema está por dentro…
Buscaré y ya te diré. Si encuentro algo, lo pruebo y lo pongo.
Besos.
Muchas gracias, igual mi uso de "bollo" no es muy correcto, en realidad son como tartaletas, la base es la pasta brisa, y luego llevan una capa de crema (no es exactamente crema pastelera, porque no sabe a limón y tiene otra textura más grumosa, pero es amarilla) y otra de algo con textura como de nata pero con un ligero sabor a queso. Encima lleva una capa de yema tostada. Hay que tomarlas frias frias. Ay, voy a tener que volver a Lerma a pedirles la receta!!!
ResponderEliminarPor cierto, (en la línea con tu entrada de hoy), prueba a mirar en el horóscopo chino, suelen ser más optimistas con eso de los emparejamientos ;)
A mi me dice:
Compatibilidad entre
BUEY y SERPIENTE
Estos dos buscadores de calidad y significado forman una gran pareja. Todo debería funcionarles bien como amantes. Su compatibilidad general es de 90%.
¿No es genial? jajaja
Creo que somos el mismo animal, ¿compatibilidad?
ResponderEliminarNo sé, tendré que leer a Kierkegaard ;-), a ver que dice. O tal vez a Stirner o Sartre. Vete a saber, tal vez sepan quién soy. Yo ni idea y, los astros, menos.
Besos.
hola. hace bastante tiempo que te sigo y me encanta tu blog, prueba de ello son las recetas que tengo guardadas en mi ordenador para en un futuro ir haciendo, es que se ven todas tan ricas, con hacerlas la mitad de apetecibles que se ven en tus fotos me vale :-)
ResponderEliminarme llamo la atencion lo de los bares de leche, ya que yo estuve un año en varsovia de erasmus y asi es como denominaban a los bares comunistas donde puedes comer por muy pocos zlotys.
saludos y sigue asi maravillandonos con cada receta.
Gracias,
ResponderEliminarDesconocía ese hecho. Yo siempre pienso en "La naranja mecánica", llegan los primeros segundos de película para ver el rótulo del "bar".
Saludos y gracias
jo..desde que has puesto estas galletas y yo las hago aún ahora!!
ResponderEliminaryo no soy mucho de escribir en otros blogs, pero creo que ya te lo he dicho alguna vez.. me encanta el tuyo!!! bueno, como a cualquiera que venga a cotillear!!
ojalá sigas siempre contándonos las cosas de la manera que lo haces..que somos muchos los que te seguimos desde el anonimato...
un besazo!!
Es la primera vez que escribo en tu blog, que sigo desde hace un tiempo.
ResponderEliminarMe gusta mucho la mezcla que haces entre cocina y pensamientos.
Pero bueno que yo venía a decirte que he hecho estas galletas y realmente... ¡¡¡están deliciosas!!!
Las hice ayer tarde y en el desayuno no ha quedado ninguna jejejejeje.