My goodness, my … brownies!
No ha sido una locura personal. En estos casos es a M a quién le encanta la cerveza, aunque más la “clara”. Si nos vamos a tomar algo, M se toma una clara y yo, un abstemio sin remedio, un zumo o, como mucho, una Coca Cola. No penséis mal, tengo otros vicios. El problema es el camarero o camarera y su visión llena de prejuicios: a ella le ponen la Coca Cola Light y a mi la “clara”, y puedo aseguraros que no tengo aspecto de bebedor. No demasiado.
Este es el…, sí, habéis acertado, “brownie diferente de la semana”, y tan diferente, y tan rico (o más). Lo caminos (no diré “del Señor”, ya lo he dicho) son inescrutables y este camino ha sido sorprendente. Como no tengo mucho tiempo, sólo daré unas cuantas recomendaciones para poder disfrutar al máximo del brownie, para mí primordiales:
Sólo un detalle más. Si os fijáis bien en la receta, las cantidades de mantequilla para cuatro huevos son bajas en comparación con la incluida en otros brownies. Atreveos aquellos a los que os asusta ese ingrediente ;-)
Goodness
Hoy ha sido un día muy ligero, rápido, sin sustancia. Un día desapercibido, para no guardar en la agenda. Es por ello por lo que ni he “parado” en el blog, perdonad pero, además del trabajo, la comida, las labores, correr… tenía que ir al ¡dentista! No es que tenga problemas de caries provocada por los azúcares, es otro tema, una pequeña infección en una encía debida a causas desconocidas. La neuralgia debida a la tensión de las últimas semanas ya estaba superada (parcialmente), tal vez haya ayudado a crear “ese” nuevo problema.
Goodness. Fui solo. Al salir, un pequeño circuito rápido por la zona y un vagabundo más, cerca, que no delante, de un supermercado. Uno nunca sabe cómo reaccionar a esas peticiones, la duda es el problema. ¿Me estará mintiendo? ¿Estaré financiando sus vicios? ¿Lo necesita? Esas dudas no tienen respuesta, por lo menos inmediata. Hagamos lo que hagamos, nos iremos con o sin monedas pero, siempre, con la duda.
El hombre mostraba una gran barba, es probable que hiciese años que no se afeitaba, una gran mochila y un conjunto de objetos raros y de dudosa utilidad. No necesitaba curar mis pecados, a estar alturas del mes ya son demasiados como para que una limosna, por grande que fuese, pudiese limpiar mi “alma”. Para empezar no sé en dónde reside, si es que existe, claro.
Me pidió la moneda, por azar, porque se notaba que no llevaba mucho tiempo allí, y menos que se la pidiese a todo el mundo. Sería mi cara, mi aspecto (gacho y pensativo), sería una casualidad pero… ¡acertó! Y bien que lo hizo. Además, con mi mano izquierda jugaba en esos momentos con más de una moneda que tenía en el bolsillo, el cambio de un billete “grande”. Sólo dudé un instante, percibía un ligero olor a alcohol, pero lo hice. Se alegró, le daría para más de un “cartón”, si es lo que pretendía pero, en mi ingenuidad, le dije brevemente: “no bebas”, y me fui.
Me fui con la duda, con unas cuantas monedas menos en mi bolsillo y, por supuesto, sin haber curado mis pecados. No del todo.
Ingredientes
(2) Tamizamos la harina con el cacao, le añadimos una pizca de sal y reservamos.
(2) Precalentamos el horno a 190º C. Batimos los huevos con el azúcar hasta que quede ligero y espumoso. Por otro lado, derretimos en una cazo a fuego muy bajo la mantequilla con los chocolates blanco (115 gr.) y negro (225 gr.) troceados. Una vez se haya derretido la mantequilla, retiramos del fuego y con ayuda de una espátula removemos hasta que se disuelva totalmente el chocolate.
(4) Echamos el chocolate derretido (no caliente) sobre los huevos y removemos bien con ayuda de la espátula. Echamos la mezcla de harina tamizada. Mezclamos bien, hasta que quede una pasta homogénea. Añadimos la cerveza, sin espuma, y seguimos mezclando. Ya está, fácil, ¿verdad?
(5) Por último, echamos los trocitos de nueces y chocolate blanco. Mezclamos bien y vertemos sobre el molde. Introducimos en el horno precalentado a 190º C durante unos 16-25 min, dependiendo del grosor.
Lo he puesto durante 21 minutos y, para mi gusto, incluso todavía podría estar mas crudito, aunque a la vista está que el resultado ha sido excelente.
(6) Se deja enfriar y se lleva a la nevera. Tomamos al día siguiente, espolvoreado con abundante azúcar glasé, miel, nata fresca o helado, algún ingrediente dulce que contraste a la perfección con el sabor chocolate y la cerveza (ligero).
No penséis que se nota en exceso el sabor a cerveza, lo justo para dejar un pequeñísimo regusto en el paladar. Para mí, que me gusta el sabor del chocolate, ha quedado de impresión. Hecho ayer y sólo hemos (he) dejado una pequeña prueba.
Seguiremos probando y disfrutando de estos cambios.
No ha sido una locura personal. En estos casos es a M a quién le encanta la cerveza, aunque más la “clara”. Si nos vamos a tomar algo, M se toma una clara y yo, un abstemio sin remedio, un zumo o, como mucho, una Coca Cola. No penséis mal, tengo otros vicios. El problema es el camarero o camarera y su visión llena de prejuicios: a ella le ponen la Coca Cola Light y a mi la “clara”, y puedo aseguraros que no tengo aspecto de bebedor. No demasiado.
Este es el…, sí, habéis acertado, “brownie diferente de la semana”, y tan diferente, y tan rico (o más). Lo caminos (no diré “del Señor”, ya lo he dicho) son inescrutables y este camino ha sido sorprendente. Como no tengo mucho tiempo, sólo daré unas cuantas recomendaciones para poder disfrutar al máximo del brownie, para mí primordiales:
- Como ya he dicho otras veces, un brownie debe estar más bien crudo. Lo he cocinado durante unos 21 minutos a 190º C. No era muy grueso, pero unos 3 minutos menos podría ser suficiente. Así ya ha quedado muy rico.
- Mejor comedlo frío al día siguiente de su preparación, los sabores y los contrastes se intensifican. Gana muchos enteros, si cabe.
- A mí me gusta sin ningún tipo de cobertura pero, si os gusta más dulce, podéis tomarlo con azúcar polvo, miel, helado (perfecto!), sirope,… cualquier opción es válida.
Sólo un detalle más. Si os fijáis bien en la receta, las cantidades de mantequilla para cuatro huevos son bajas en comparación con la incluida en otros brownies. Atreveos aquellos a los que os asusta ese ingrediente ;-)
Goodness
Hoy ha sido un día muy ligero, rápido, sin sustancia. Un día desapercibido, para no guardar en la agenda. Es por ello por lo que ni he “parado” en el blog, perdonad pero, además del trabajo, la comida, las labores, correr… tenía que ir al ¡dentista! No es que tenga problemas de caries provocada por los azúcares, es otro tema, una pequeña infección en una encía debida a causas desconocidas. La neuralgia debida a la tensión de las últimas semanas ya estaba superada (parcialmente), tal vez haya ayudado a crear “ese” nuevo problema.
Goodness. Fui solo. Al salir, un pequeño circuito rápido por la zona y un vagabundo más, cerca, que no delante, de un supermercado. Uno nunca sabe cómo reaccionar a esas peticiones, la duda es el problema. ¿Me estará mintiendo? ¿Estaré financiando sus vicios? ¿Lo necesita? Esas dudas no tienen respuesta, por lo menos inmediata. Hagamos lo que hagamos, nos iremos con o sin monedas pero, siempre, con la duda.
El hombre mostraba una gran barba, es probable que hiciese años que no se afeitaba, una gran mochila y un conjunto de objetos raros y de dudosa utilidad. No necesitaba curar mis pecados, a estar alturas del mes ya son demasiados como para que una limosna, por grande que fuese, pudiese limpiar mi “alma”. Para empezar no sé en dónde reside, si es que existe, claro.
Me pidió la moneda, por azar, porque se notaba que no llevaba mucho tiempo allí, y menos que se la pidiese a todo el mundo. Sería mi cara, mi aspecto (gacho y pensativo), sería una casualidad pero… ¡acertó! Y bien que lo hizo. Además, con mi mano izquierda jugaba en esos momentos con más de una moneda que tenía en el bolsillo, el cambio de un billete “grande”. Sólo dudé un instante, percibía un ligero olor a alcohol, pero lo hice. Se alegró, le daría para más de un “cartón”, si es lo que pretendía pero, en mi ingenuidad, le dije brevemente: “no bebas”, y me fui.
Me fui con la duda, con unas cuantas monedas menos en mi bolsillo y, por supuesto, sin haber curado mis pecados. No del todo.
Ingredientes
- 4 huevos [2 unidades]
- 200 gr. de azúcar. Si os gusta el amargor de la cerveza y el chocolate podéis bajar la cantidad hasta 150 gr. [100 gr.]
- 225 gr. de chocolate negro agridulce troceado [113 gr.]
- 115 gr. de chocolate blanco troceado [57 gr.]
- 85 gr. de mantequilla [43 gr.]
- 95 gr. de harina [48 gr.]
- 70 gr. de cacao en polvo [35 gr.]
- Una pizca de sal.
- 300 ml. de cerveza Guinness [150 ml]
- 100-120 gr. de nueces troceadas [50-60 gr.]
- 40 gr. de trocitos de chocolate blanco [20 gr.] (opcional)
(2) Tamizamos la harina con el cacao, le añadimos una pizca de sal y reservamos.
(2) Precalentamos el horno a 190º C. Batimos los huevos con el azúcar hasta que quede ligero y espumoso. Por otro lado, derretimos en una cazo a fuego muy bajo la mantequilla con los chocolates blanco (115 gr.) y negro (225 gr.) troceados. Una vez se haya derretido la mantequilla, retiramos del fuego y con ayuda de una espátula removemos hasta que se disuelva totalmente el chocolate.
(4) Echamos el chocolate derretido (no caliente) sobre los huevos y removemos bien con ayuda de la espátula. Echamos la mezcla de harina tamizada. Mezclamos bien, hasta que quede una pasta homogénea. Añadimos la cerveza, sin espuma, y seguimos mezclando. Ya está, fácil, ¿verdad?
(5) Por último, echamos los trocitos de nueces y chocolate blanco. Mezclamos bien y vertemos sobre el molde. Introducimos en el horno precalentado a 190º C durante unos 16-25 min, dependiendo del grosor.
Lo he puesto durante 21 minutos y, para mi gusto, incluso todavía podría estar mas crudito, aunque a la vista está que el resultado ha sido excelente.
(6) Se deja enfriar y se lleva a la nevera. Tomamos al día siguiente, espolvoreado con abundante azúcar glasé, miel, nata fresca o helado, algún ingrediente dulce que contraste a la perfección con el sabor chocolate y la cerveza (ligero).
No penséis que se nota en exceso el sabor a cerveza, lo justo para dejar un pequeñísimo regusto en el paladar. Para mí, que me gusta el sabor del chocolate, ha quedado de impresión. Hecho ayer y sólo hemos (he) dejado una pequeña prueba.
Seguiremos probando y disfrutando de estos cambios.
6 comentarios:
AHI ESTA, ESTA ES LA NUEVA SORPRESA DE HARRY!!!!!Y NO DEFRAUDA, SIEMPRE TN INGENIOSO, QUE RICO BROWNIE Y ESO QUE TAMPOCO SOY ALCOHOLICA PERO ESQUE TIEME UNA PINTA MMMMM....DA IGUAL DIGA LO QUE DIGA NADA PUEDE EXPRESAR LO QUE SIENTEN MIS PAPILAS GUSTATIVAS CUANDO ABRO TU BLOG...UN ABRAZO ESDE CORDOBA, MAESTRO!!!
jajaaj cuando vi guinness, me imagine que eran para el libro de records jijiji perdona pero es que algunas marcas de comida y mas de cerveza de otros paises las desconozco jajaaj que mal me vi, mi madre me decia, que haz el bien sin mirar a quien, tu hiciste una buena accion que te nacio darle a esa persona, lamentablemente no podemos controla sus actos y ojala lo haya utilizado para comer ... eso nunca lo sabras tu ni nadie, cuidate mucho y me llevo tu receta ... brownie con cerveza ... vaya sorpresa mi marido de seguro feliz jajajaja cuidate y relajate ... ya es miercoles ;) Patty
Muchas gracias,
Es curioso pero no resulta nada alcohólico, más bien “de contrastes”, estupendos a mi parecer.
Hay una bellísima película, con un bellísimo diálogo, de un bellísimo director en el que los protagonistas pasean por una “barriada pobre” de Yakarta:
B. K.: La gente preguntaba qué debemos hacer entonces.
G. H.: ¿Cómo dices?
B. K.: … ¿Qué debemos hacer entonces? Tolstoi se hizo la misma pregunta. Escribió un libro con ese título. Estaba tan preocupado por la pobreza de Moscú, que una noche entró en el lugar más pobre y les dio todo su dinero. Usted podría hacer lo mismo. Cinco dólares serían una fortuna para cualquiera de ellos.
G. H.: No iba a solucionar nada. Sería una gota en el océano.
B. K.: Esa es la misma conclusión a que llegó Tolstoi. Yo no estoy de acuerdo.
G. H.: ¿Cuál es la solución?
B. K.: Soy de la opinión de que no se debe pensar en el problema en general. Debe hacerse lo que se pueda por la miseria que se tiene delante. Sumar la luz propia a toda la luz.
G. H.: ...
B. K.: Piensa que es ingenuo ¿no?
G. H. : Si.
B. K: Muchos periodistas piensan lo mismo.
G. H.: No nos podemos entrometer.
B. K.: Típica respuesta de un periodista....
Buena suerte para mañana, la va a necesitar, vaya a casa y procure dormir.
Ni yo soy Billy Kwan ni, como he dicho, he curado mis pecados, pero… me ha ayudado a reflexionar sobre el “todo” y la “parte”.
Besos.
...Sumar la luz propia a toda la luz...
Harry mientrs veía el partido de los Pumas, me entretuve buscando una receta que me llevó a tu blog. Me he pasado largo rato leyendo y disfrutando de tus cuentos, recetas maravillos y fotos espectaculares.
He añadido tu enlace entre mis preferidos para seguir visitándote y disfrutando tus relatos y recetas
Quiero felicitarte por tu blog y todo lo que compartes. Un saludo desde Capital Federal, Bs.As, Argentina,
Buena combinación,
Dos islas. “Los Pumas” luchando contra la tradición de un deporte en el que durante mucho tiempo unos pocos no han dejado entrar a nadie…. Yo luchando contra las tradiciones en un mundo cerrado a cal y canto. La victoria de los Pumas está cada vez más cerca, la mía un imposible…
Ánimo!, estoy seguro que la victoria caerá pronto…. El hemisferio norte y la vieja Europa está vencida, los otros 3 es cuestión de tiempo… (poco)
Gracias.
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