No es más de lo mismo
Ni lo pretende ser. Son galletas, pero muy diferentes y… riquísimas. A partir de ahora optaré por ser más claro y directo, más subjetivamente categórico. Para mis gustos.
Fijaos, llevan mantequilla y… ¡aceite! Más, llevan vainilla, nueces y... crémor tártaro (ya sabéis de qué estoy hablando ;-)). Cuando pongo una receta, lo sé porque a mí también me pasa al leer alguna, tendemos a fijarnos en la imagen y muy poco en los ingredientes. Pues bien, si imaginamos estas galletas crujientes y con esos aromas (incluido el aceite) sabréis de qué estoy hablando. Creo que llegará el momento en el que, al igual que Beethoven, no necesitemos oír para escuchar, ni probar para saborear…
Cuando el otro día decía que había hecho muchas galletas, hasta de cuatro tipos, ya podríais imaginar de qué tipo son las restantes: de chocolate, avellana, almendra y rellenas de chocolate. Más chocolate para subir el ánimo. Si alguien me dijese que el azúcar sube la moral también le creería, sobre todo después de probar esta crujientes y adictivas galletas.
Mi mundo en una caja de galletas.
Me-morías
No puede ser. No puede ser que esté un poco, diría… disperso. Sin centrarme en absolutamente nada.
Veamos los matices. Por un lado sigo levantándome muy temprano (a las 7 de la mañana), menos los martes, que es el día de tregua, y, por supuesto, los fines de semana. El día pasa volando y sin un objetivo claro, actividad a raudales pero sin pensar, sin pararme. Todos sufren las consecuencias, empezando por yo mismo. Muchos de los alumnos no acaban de “coger el hilo” y, lo peor, sólo espero que mi insistencia lo arregle, no he pensado en la raíz del problema.
El susto del otro día no fue precisamente “el coco”, los mitos galaicos son todavía más surrealistas y mágicos, la tierra del “surrealismo mágico”. No es que no sepamos si subimos o bajamos, simplemente no nos interesa contarlo (hemos aprendido de las derrotas) ni saberlo (relatividad subjetiva). Sigo: el susto fue fruto de las prisas, en las que, aunque podría decirse que “la culpa no fue mía” y que iba a una velocidad admisible para la vía, mi mente estaba en un estado tan evasivo que no percibía los peligros de la carretera. En otras circunstancias hubiese frenado en seco sin esperar a que “otro” no cometiese el error. Por lo demás, nada de nada, sólo a esperar que arreglen el coche y, mientras tanto, a conducir el “de” M.
Sin duda fue “el coco”, “mi coco”.
El realismo mágico de pepinho.com
Empiezo a descubrir que he pasado (o estoy pasando) por ese estado de realismo mágico, al estilo de La ciencia del sueño, esta aventura ciberespacial está ayudando a ello. Todo parece real pero representado como un puzle. El tiempo pasa y se confunde, los nombres y sus mensajes se repiten, uno nunca sabe quién es quién, ¿por qué casi todos os llamáis igual? A veces soy incapaz de determinar si lo he escrito o lo he pensado, si lo he dicho o lo he soñado. La realidad del tiempo no existe, qué hora es, no lo sé ni me preocupa, ante sí. Es hora de dormir.
El diario ha cobrado vida, me responde y me anima o me reprocha. Pero le doy calabazas, a veces, no podría estar pendiente de él eternamente, aún a costa de parecer desagradable. Total, es un diario. Cuando algo parece acabarse todo empieza, una receta y una reflexión, una nota o una aclaración. Orden, eso es lo que preciso, orden. Mis ideas siempre han fluido a borbotones; no digo “las buenas ideas”, he dicho “las ideas”.
Si cogiera esas ideas y las removiese quedarían como están, las probabilidades no afectan al desorden. Por lo menos no ordenan el desorden; el orden es único, el desorden es más probable. ¿Hay alguien que después de barajar haya obtenido una baraja ordenada? Hay quién a eso le llama entropía.
Este texto en sí mismo resulta caótico por atemporal, sin un principio y sin un final. Ideas que se repiten, mensajes que se intercalan, dudas y más dudas. ¿Qué es real y qué un sueño? ¿Qué razonable? Creo que pronto me tendré que pasar del racionalismo al empirismo, o del empirismo al racionalismo; la razón me desconcierta y la experiencia me confunde.
Una aclaración: si no respondo a vuestros mensajes desearía que no pensaseis que soy un maleducado, que lo seré de un modo inconsciente, es mi tiempo. Esta semana lo requiero más que otra, por mi trabajo, por mis estudios, por mis labores, por mis necesidades,… por “mis”. Perdonadme por ello, pero, si lo que queréis es sólo ser escuchados (como yo), que sepáis que (sí) estaré al otro lado…
Ingredientes
(2) Batimos la mantequilla con los azúcares hasta que quede cremoso. Añadimos el aceite y seguimos batiendo hasta que se haya mezclado perfectamente. Incorporamos los huevos y la vainilla. Mezclamos hasta que se integre bien.
(3) Añadimos la mezcla de harina sobre la pasta y, por último, las nueces troceadas en pequeños fragmentos.
La masa podríamos dejarla reposar en la nevera antes de ser horneada, incluso varios días. De este modo será mucho más fácil formar bolas.
(4) Formamos pequeñas bolas del tamaño de una nuez. Si la masa es demasiado pastosa la dejaremos reposar media hora o más en el frigorífico. Rebozamos las bolas en azúcar grano y las ponemos, suficientemente separadas, en una bandeja con papel de hornear. Con ayuda de la parte posterior de un vaso o de la palma de la mano, la aplanamos ligeramente.
Podríamos emplear algún elemento para realizar un dibujo en la superficie. Es importante que se separen suficientemente unas de otras para que no se unan durante el horneado.
(5) Cocinamos en horno precalentado a 175º C durante unos 10 minutos o más, hasta que empiecen a dorarse por los bordes. Cuanto más doradas, más crujientes. Dejamos enfriar en la bandeja unos minutos antes de retirarlas, el objetivo es que se endurezcan algo.
Las guardamos en una caja hermética. Aguantan varias semanas.
Son sorprendentes. Aunque su apariencia externa no sea excesivamente llamativa os puedo asegurar que son unas de las mejores galletas de azúcar que podréis tomar, todos los ingredientes encajan a la perfección: vainilla, nueces, azúcares y, como siempre, el crémor para darle una textura y conservación adecuada.
Besos.
Ni lo pretende ser. Son galletas, pero muy diferentes y… riquísimas. A partir de ahora optaré por ser más claro y directo, más subjetivamente categórico. Para mis gustos.
Fijaos, llevan mantequilla y… ¡aceite! Más, llevan vainilla, nueces y... crémor tártaro (ya sabéis de qué estoy hablando ;-)). Cuando pongo una receta, lo sé porque a mí también me pasa al leer alguna, tendemos a fijarnos en la imagen y muy poco en los ingredientes. Pues bien, si imaginamos estas galletas crujientes y con esos aromas (incluido el aceite) sabréis de qué estoy hablando. Creo que llegará el momento en el que, al igual que Beethoven, no necesitemos oír para escuchar, ni probar para saborear…
Cuando el otro día decía que había hecho muchas galletas, hasta de cuatro tipos, ya podríais imaginar de qué tipo son las restantes: de chocolate, avellana, almendra y rellenas de chocolate. Más chocolate para subir el ánimo. Si alguien me dijese que el azúcar sube la moral también le creería, sobre todo después de probar esta crujientes y adictivas galletas.
Mi mundo en una caja de galletas.
Me-morías
No puede ser. No puede ser que esté un poco, diría… disperso. Sin centrarme en absolutamente nada.
Veamos los matices. Por un lado sigo levantándome muy temprano (a las 7 de la mañana), menos los martes, que es el día de tregua, y, por supuesto, los fines de semana. El día pasa volando y sin un objetivo claro, actividad a raudales pero sin pensar, sin pararme. Todos sufren las consecuencias, empezando por yo mismo. Muchos de los alumnos no acaban de “coger el hilo” y, lo peor, sólo espero que mi insistencia lo arregle, no he pensado en la raíz del problema.
El susto del otro día no fue precisamente “el coco”, los mitos galaicos son todavía más surrealistas y mágicos, la tierra del “surrealismo mágico”. No es que no sepamos si subimos o bajamos, simplemente no nos interesa contarlo (hemos aprendido de las derrotas) ni saberlo (relatividad subjetiva). Sigo: el susto fue fruto de las prisas, en las que, aunque podría decirse que “la culpa no fue mía” y que iba a una velocidad admisible para la vía, mi mente estaba en un estado tan evasivo que no percibía los peligros de la carretera. En otras circunstancias hubiese frenado en seco sin esperar a que “otro” no cometiese el error. Por lo demás, nada de nada, sólo a esperar que arreglen el coche y, mientras tanto, a conducir el “de” M.
Sin duda fue “el coco”, “mi coco”.
El realismo mágico de pepinho.com
Empiezo a descubrir que he pasado (o estoy pasando) por ese estado de realismo mágico, al estilo de La ciencia del sueño, esta aventura ciberespacial está ayudando a ello. Todo parece real pero representado como un puzle. El tiempo pasa y se confunde, los nombres y sus mensajes se repiten, uno nunca sabe quién es quién, ¿por qué casi todos os llamáis igual? A veces soy incapaz de determinar si lo he escrito o lo he pensado, si lo he dicho o lo he soñado. La realidad del tiempo no existe, qué hora es, no lo sé ni me preocupa, ante sí. Es hora de dormir.
El diario ha cobrado vida, me responde y me anima o me reprocha. Pero le doy calabazas, a veces, no podría estar pendiente de él eternamente, aún a costa de parecer desagradable. Total, es un diario. Cuando algo parece acabarse todo empieza, una receta y una reflexión, una nota o una aclaración. Orden, eso es lo que preciso, orden. Mis ideas siempre han fluido a borbotones; no digo “las buenas ideas”, he dicho “las ideas”.
Si cogiera esas ideas y las removiese quedarían como están, las probabilidades no afectan al desorden. Por lo menos no ordenan el desorden; el orden es único, el desorden es más probable. ¿Hay alguien que después de barajar haya obtenido una baraja ordenada? Hay quién a eso le llama entropía.
Este texto en sí mismo resulta caótico por atemporal, sin un principio y sin un final. Ideas que se repiten, mensajes que se intercalan, dudas y más dudas. ¿Qué es real y qué un sueño? ¿Qué razonable? Creo que pronto me tendré que pasar del racionalismo al empirismo, o del empirismo al racionalismo; la razón me desconcierta y la experiencia me confunde.
Una aclaración: si no respondo a vuestros mensajes desearía que no pensaseis que soy un maleducado, que lo seré de un modo inconsciente, es mi tiempo. Esta semana lo requiero más que otra, por mi trabajo, por mis estudios, por mis labores, por mis necesidades,… por “mis”. Perdonadme por ello, pero, si lo que queréis es sólo ser escuchados (como yo), que sepáis que (sí) estaré al otro lado…
Ingredientes
- 120 gr. de azúcar polvo [60 gr.]
- 220 gr. de azúcar moreno [110 gr.]
- 225 gr. de mantequilla [112 gr.]
- 235 gr. de aceite vegetal [117 gr.]. Un aceite no demasiado fuerte, si queremos podemos echar un poco de oliva virgen (si nos gusta) y otro suave.
- 2 huevos [1 huevo]
- 10 ml de extracto vainilla [5 ml]
- 530 gr. de harina normal [265 gr.]
- 1 cucharilla de bicarbonato [½ cucharilla]
- 1 cucharilla de sal [½ cucharilla]
- 1 cucharilla de crémor tártaro [½ cucharilla]
- 120 gr. de nueces, mejor pecanas [60 gr.]. Puede usarse otro tipo de nueces.
- Azúcar grano para rebozar, unos 70 gr.
(2) Batimos la mantequilla con los azúcares hasta que quede cremoso. Añadimos el aceite y seguimos batiendo hasta que se haya mezclado perfectamente. Incorporamos los huevos y la vainilla. Mezclamos hasta que se integre bien.
(3) Añadimos la mezcla de harina sobre la pasta y, por último, las nueces troceadas en pequeños fragmentos.
La masa podríamos dejarla reposar en la nevera antes de ser horneada, incluso varios días. De este modo será mucho más fácil formar bolas.
(4) Formamos pequeñas bolas del tamaño de una nuez. Si la masa es demasiado pastosa la dejaremos reposar media hora o más en el frigorífico. Rebozamos las bolas en azúcar grano y las ponemos, suficientemente separadas, en una bandeja con papel de hornear. Con ayuda de la parte posterior de un vaso o de la palma de la mano, la aplanamos ligeramente.
Podríamos emplear algún elemento para realizar un dibujo en la superficie. Es importante que se separen suficientemente unas de otras para que no se unan durante el horneado.
(5) Cocinamos en horno precalentado a 175º C durante unos 10 minutos o más, hasta que empiecen a dorarse por los bordes. Cuanto más doradas, más crujientes. Dejamos enfriar en la bandeja unos minutos antes de retirarlas, el objetivo es que se endurezcan algo.
Las guardamos en una caja hermética. Aguantan varias semanas.
Son sorprendentes. Aunque su apariencia externa no sea excesivamente llamativa os puedo asegurar que son unas de las mejores galletas de azúcar que podréis tomar, todos los ingredientes encajan a la perfección: vainilla, nueces, azúcares y, como siempre, el crémor para darle una textura y conservación adecuada.
Besos.
10 comentarios:
Hola Harry!
Desde Córdoba, no me he ido, todos los dias he pasado por aqui y te he leido, todo me ha gustado.
Si bien he de decir que a mi los brownies me gustan jugositos y mantecosos pero no tan cruditos probare a hacer éste en dos moldes, a uno le dejare menos tiempo de cocion y al otro mas, a ver por cual me decido.
Me han encantado las fotos de galicia, son preciosas ya te lo dije una vez y te lo repito, yo tamben estoy enamorada de esa tierra, sobra decir que para una la tierra donde nacio es la mejor y no lo puedo evitar Córdoba es de las ciudades mas hermosas del mundo, pero Galicia...Galicia, es distinta todo es mas pausado, solo hay que ver ese precioso atardecer que nos has regalado.
Ojalá pongas mas fotos así de lindas,¡como se nota cuando hay ARTE dentro de una persona!que todo lo que toca tambien se convierte en ARTE.
Se que no vas a contestar, no es necesario, como dice solo espero ser escuchada....Muy bueno todo.
Besos, Córdoba.
Hola!
Vuelvo a ser yo, "La reina"! Chico, decirte que soy una reina mucho más modesta y local.... mi reino limita con las 4 paredes de mi casa!
No soy Sofia, aunque debo decir que el nombre es bonito....
Un abrazo y ánimos!
La reina de la casa
Que buena pinta!!!
Hola soy Rosa, he descubierto hoy tu blog y estoy encantada, me gusta mucho, me ha tenido enganchada durante dos horas, es estupendo, me gustan tus recetas y tus pensamientos a partes iguales, este fin de semana probare alguna de las recetas de galletas.
Un saludo
Rosa
Gracias a la famosa torta de coca cola terminé acá, enganchada con tu lista de cosas dulces y con las historias que contás.
Pasaré seguido, tengo la torta de limón en los "to do" del finde.
Saludos porteños.
Gracias a tod@s por vuestros comentarios,
Acabo de llegar, hoy ha sido un día agotador (el día, o la tarde) y es reconfortante encontrarse con comentarios tan agradables. Sobre todo cuando en el hogar ha ido peor que en el trabajo…
Los brownies me gustan cruditos, pero casi todo el chocolate. Las galletas crujientes por dentro y blanditas por fuera.
Besos.
Córdoba sí que es hermosa, por lo cuatro costados.
Buenos días Harry,
Me presento, soy otra cordobesa que todavía no ha podido encontrar la paz con un gallego ;-) El comentario del otro día iba en broma como podrás suponer. No creo en los tópicos. En lo que sí creo es en el poder del chocolate. Te doy las gracias por la receta de los brownies que me sacarón de la tristeza de unos días de baja en casita por ciatica. Es más, ahora los estoy saboreando con un cafelito y música de Nick Cave-Into my arms-.
La frase de la lectura en las estancias diferentes es tuya, claro, solo la asiento como si fuera de cada uno de nosotros, aunque mi mari dice que leer en silencio y separados no es tan patético como leer los dos en el mismo sofa.
Tu blog me proporcionó un respiro y aunque no es necesario que respondas, uno escribe para ser leido y reflexionar en voz alta, nos sentimos así más unidos al resto del mundo. Siento haberte hecho pensar más y más, pero cuando uno se siente disperso y hace y hace y hace es normal que se piense lo impensable. A unos les va bien "correr", a mi me funciona de maravilla el yoga.
Seguiré visitando tu página porque me encanta como tratas los alimentos y describes los sabores, como dices que unas galletas no pueden ser como todas. Por supuesto.
Un beso desde BCN. Shinta
Hola Harry!! estupendas galletas, me encantan tus recetas, fotos y comentarios y es por eso que te he dado un premio Thinking blogger award, si quieres recogerlo, pásate por mi blog.
Saludos.
Aunque me pase el día dando las gracias no me cansaré de ello: gracias.
Shinta,
Lo de “gallego” sé que era una broma, por supuesto, pero aún así me he visto en el impulso (autoprotector) de justificarme por ello, como si los gallegos nos sintiésemos más “culpables” que orgullosos de serlo.
Por otro lado, me has vuelto a sorprender. Tu “mari" creo que tiene razón, más patético es estar los dos en la misma estancia con el libro abierto y, sobre todo, sin decirse nada o, peor, sin tener nada que decir.
Hacerme pensar más no es para sentirlo, es bueno, se aprende de ello y de vuestros comentarios.
Siempre que pueda responderé, aunque sea una semana después. La vida es así: “érase una vez un hombre a una mujer pegado”.
Será difícil poder cumplir con esa “cadena” y proponer mis premiados. Lo siendo, de verdad. Perdón.
Gracias de nuevo.
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