Derradeiras
No serán las últimas
Cada cual en su estilo y todas riquísimas, parecen iguales pero son diferentes. La receta “tradicional” que llevaba usando durante años porque las consideraba suficientemente apetitosas (y lo son), han venido perdiendo fuelle ante las nuevas versiones, diferentes y cuyos sabores ya vienen potenciados por los ingredientes incluidos en la propia masa, casi sin necesidad de ninguna salsa o jarabe: tortitas americanas de leche fermentada o Tortitas de ricotta ya han sido expuestas.
Éstas no son dos más, aportan nuevos ingredientes base a las recetas: crème fraîche (con levadura fresca, de pan) y yogurt (con levadura química). Tampoco serán las últimas, tengo pendientes unas increíbles de manzana (que ya he hecho) y otras con naranja y ricotta. Me pierden, son un recurso tan bueno como rápido. Nunca faltan a su cita quincenal, eso sí, en alguna de sus innumerables y nuevas versiones.
Un detalle, las tortitas pueden hacerse con levadura de pan, menos común porque necesita tiempo de fermentación, o levadura química. Para mi gusto, si tenéis tiempo, proporciona mejor textura la levadura fresca.
Sí serán las últimas
Aunque desearía que no lo fuesen, las moras las he conseguido en el último momento, ya en octubre y no demasiado lejos de casa. Había perdido la esperanza de poder hacer un dulce de moras, una mermelada o una tarta. Las zarzas, ya casi resecas, guardaban un secreto en los lugares más inaccesibles, era cuestión de buscar entre las ramas, allí donde una mirada rápida no las capta.
Esa capacidad de observar es algo (de las pocas capacidades) que todavía poseo, capacidad para encontrar objetos extraños, la mayor parte de ellos inservibles. Bajar la cabeza tiene sus ventajas, entre ellas, llenar un cajón de coleteros… o no pasar por alto las pequeñas historias que la gente deja caer en el suelo. Muchas de esas historias, ficticias, se vuelven reales al imaginar los lugares por los que esos objetos has viajado.
Esa capacidad de observación es algo que poseen los niños. Prestan su atención en pequeñeces que el mundo adulto pasa por alto, demasiado obsesionado por lo grande. Para ellos cualquier objeto de pequeñas dimensiones es un mundo, una ventura, un descubrimiento: una pluma que la lleva el viento, un reflejo, descubrimientos que los conducen a una nueva percepción del mundo.
Últimas
En gallego tenemos dos palabras con matices diferentes para la acepción castellana de la palabra “últimas”. El término “Últimas” se refiere a aquellos elementos que constituyen la parte final de una serie, definitiva o no; “Derradeiras” es más apocalíptico, las “últimas” con mayúsculas, las que no volverán a suceder, el final de una serie o la terminación definitiva de una cosa o hecho. Las moras no serán las “derradeiras” porque volverán, lo serán del año. Espero que estas letras tampoco sean las derradeiras, si bien, a lo largo del día suceden hechos (importantes) que no volverán a suceder.
Derradeiro inferno
Pensando en las moras rosalianas, en su despedida (“Adiós ríos,…”) me he acordado de la poesía de Fernando Pessoa. Algún día diré el porqué de ese poema que flanquea la página, el porqué “todo lo soy, todo lo que pienso, es un desierto en el que ni yo estoy”. A la luz está. Me preocupa la “existencia”, el desierto, el ser, descubrirse a uno mismo.
Sólo un momento para otra pequeña estrofa de Pessoa:
Perdido, resta o derradeiro inferno
Do tédio intérmino, esse de já não
Nem aspirar a ter aspiração.
Auque una traducción puede confundir a los confundidos, podría leerse así:
Perdido, falta el último infierno
Del hastío/tédio “intérmino”, ése de ya no.
Ni aspirar a tener aspiración…
Tortitas de nata fresca con moras y miel
Ingredientes
(2) Cubrimos y dejamos reposar en lugar templado, el horno es un buen sitio, hasta que haya doblado su volumen. En torno a una hora.
(3) Levantamos las claras a punto de nieve y mezclamos con cuidado de forma envolvente. Añadimos la nata fresca, intentando evitar que no se baje demasiado. Por último mezclamos unas pocas moras, la cantidad que deseemos, de forma que puedan quedar unas 5 ó 6 por cada tortita.
(4) Ponemos al fuego una sartén antiadherente a temperatura media-alta. Cuando esté caliente pintamos con un poco de mantequilla, desechando el exceso. Con ayuda de un cucharón vamos echando la masa en el centro y dejando que se extienda por sí sola, ayudando con la parte posterior a situar las moras repartidas por la masa.
Cocinamos por ambos lados, unos 40 seg. o menos por cada uno, hasta que tenga un ligero tono dorado. A mí me gusta darles el giro un poco antes de que llegue a cuajar la parte superior, para que no se haga por dentro y tenga una textura más “casera” o “rústica”. Personalmente, creo que el momento ideal para darle la vuelta es cuando empiezan a formarse burbujas en la superficie.
Truco: en general, tanto para tortitas como para crêpes, puede suceder que si no echamos mantequilla, la primera tortita llegue a pegarse, pues la sartén tiene que adquirir la temperatura adecuada y/o formar una pequeña película grasa en su superficie. Esta película la adquiere de la propia masa. Para que no se peguen las primeras porciones podemos engrasar la sartén y desechar totalmente la mantequilla. De este modo quedará una capa muy fina de materia grasa que evitará que se peguen.
(5) Apilamos las tortas y las espolvoreamos con azúcar polvo, moras (opcional) y/o miel.
A la vista está ;-)
Tortitas de yogurt y sirope de arce
Ingredientes
(2) Poco a poco vertemos la mezcla de harina, mezclando hasta que tengamos un batido suave y homogéneo. Añadimos la leche y los arándanos o moras, si las usamos.
(3) Este punto es igual al de la anterior tortita. Corto y pego: ponemos al fuego una sartén antiadherente a temperatura media-alta. Cuando esté caliente pintamos con un poco de mantequilla o aceite, desechando el exceso. Con ayuda de un cucharón vamos echando la masa en el centro y dejando que se extienda por sí sola, ayudando con la parte posterior a situar las moras repartidas por la masa si las usamos.
Cocinamos por ambos lados, unos 40 seg. o menos por cada uno, hasta que tenga un ligero tono dorado por cada lado y se empiecen a formar burbujas.
(4) Tomamos calientes, con unos arándanos (opcional) y con sirope de arce o miel.
Todas distintas, todas ricas. ¡A ponerse "morado"!
No serán las últimas
Cada cual en su estilo y todas riquísimas, parecen iguales pero son diferentes. La receta “tradicional” que llevaba usando durante años porque las consideraba suficientemente apetitosas (y lo son), han venido perdiendo fuelle ante las nuevas versiones, diferentes y cuyos sabores ya vienen potenciados por los ingredientes incluidos en la propia masa, casi sin necesidad de ninguna salsa o jarabe: tortitas americanas de leche fermentada o Tortitas de ricotta ya han sido expuestas.
Éstas no son dos más, aportan nuevos ingredientes base a las recetas: crème fraîche (con levadura fresca, de pan) y yogurt (con levadura química). Tampoco serán las últimas, tengo pendientes unas increíbles de manzana (que ya he hecho) y otras con naranja y ricotta. Me pierden, son un recurso tan bueno como rápido. Nunca faltan a su cita quincenal, eso sí, en alguna de sus innumerables y nuevas versiones.
Un detalle, las tortitas pueden hacerse con levadura de pan, menos común porque necesita tiempo de fermentación, o levadura química. Para mi gusto, si tenéis tiempo, proporciona mejor textura la levadura fresca.
Sí serán las últimas
Aunque desearía que no lo fuesen, las moras las he conseguido en el último momento, ya en octubre y no demasiado lejos de casa. Había perdido la esperanza de poder hacer un dulce de moras, una mermelada o una tarta. Las zarzas, ya casi resecas, guardaban un secreto en los lugares más inaccesibles, era cuestión de buscar entre las ramas, allí donde una mirada rápida no las capta.
Esa capacidad de observar es algo (de las pocas capacidades) que todavía poseo, capacidad para encontrar objetos extraños, la mayor parte de ellos inservibles. Bajar la cabeza tiene sus ventajas, entre ellas, llenar un cajón de coleteros… o no pasar por alto las pequeñas historias que la gente deja caer en el suelo. Muchas de esas historias, ficticias, se vuelven reales al imaginar los lugares por los que esos objetos has viajado.
Esa capacidad de observación es algo que poseen los niños. Prestan su atención en pequeñeces que el mundo adulto pasa por alto, demasiado obsesionado por lo grande. Para ellos cualquier objeto de pequeñas dimensiones es un mundo, una ventura, un descubrimiento: una pluma que la lleva el viento, un reflejo, descubrimientos que los conducen a una nueva percepción del mundo.
Últimas
En gallego tenemos dos palabras con matices diferentes para la acepción castellana de la palabra “últimas”. El término “Últimas” se refiere a aquellos elementos que constituyen la parte final de una serie, definitiva o no; “Derradeiras” es más apocalíptico, las “últimas” con mayúsculas, las que no volverán a suceder, el final de una serie o la terminación definitiva de una cosa o hecho. Las moras no serán las “derradeiras” porque volverán, lo serán del año. Espero que estas letras tampoco sean las derradeiras, si bien, a lo largo del día suceden hechos (importantes) que no volverán a suceder.
Derradeiro inferno
Pensando en las moras rosalianas, en su despedida (“Adiós ríos,…”) me he acordado de la poesía de Fernando Pessoa. Algún día diré el porqué de ese poema que flanquea la página, el porqué “todo lo soy, todo lo que pienso, es un desierto en el que ni yo estoy”. A la luz está. Me preocupa la “existencia”, el desierto, el ser, descubrirse a uno mismo.
Sólo un momento para otra pequeña estrofa de Pessoa:
Perdido, resta o derradeiro inferno
Do tédio intérmino, esse de já não
Nem aspirar a ter aspiração.
Auque una traducción puede confundir a los confundidos, podría leerse así:
Perdido, falta el último infierno
Del hastío/tédio “intérmino”, ése de ya no.
Ni aspirar a tener aspiración…
Tortitas de nata fresca con moras y miel
Ingredientes
- Para unas 10-12 tortitas.
- 160 gr. de harina normal [80 gr.]
- 160 ml. de leche templada [80 ml.]
- 2 cucharillas de azúcar [1 cucharilla], podría ser vainillado
- 1 cucharilla de sal [½ cucharilla]
- 2 huevos, separadas las yemas de las claras [1 huevo]
- 10 gr. de levadura fresca de pan [5 gr.]
- 1 cucharada sopera (15 ml.) de crème fraîche, nata fresca espesa [½ cucharada]
- 1 cucharilla de agua de azahar (o esencia de vainilla) [½ cucharilla] (opcional)
- Mantequilla para engrasar el molde, 2 cucharillas
- Un puñado de moras, unos 100 gr. Podrían ser arándanos.
- 4 cucharadas soperas de miel, a gusto
- (Opcional) azúcar glasé
(2) Cubrimos y dejamos reposar en lugar templado, el horno es un buen sitio, hasta que haya doblado su volumen. En torno a una hora.
(3) Levantamos las claras a punto de nieve y mezclamos con cuidado de forma envolvente. Añadimos la nata fresca, intentando evitar que no se baje demasiado. Por último mezclamos unas pocas moras, la cantidad que deseemos, de forma que puedan quedar unas 5 ó 6 por cada tortita.
(4) Ponemos al fuego una sartén antiadherente a temperatura media-alta. Cuando esté caliente pintamos con un poco de mantequilla, desechando el exceso. Con ayuda de un cucharón vamos echando la masa en el centro y dejando que se extienda por sí sola, ayudando con la parte posterior a situar las moras repartidas por la masa.
Cocinamos por ambos lados, unos 40 seg. o menos por cada uno, hasta que tenga un ligero tono dorado. A mí me gusta darles el giro un poco antes de que llegue a cuajar la parte superior, para que no se haga por dentro y tenga una textura más “casera” o “rústica”. Personalmente, creo que el momento ideal para darle la vuelta es cuando empiezan a formarse burbujas en la superficie.
Truco: en general, tanto para tortitas como para crêpes, puede suceder que si no echamos mantequilla, la primera tortita llegue a pegarse, pues la sartén tiene que adquirir la temperatura adecuada y/o formar una pequeña película grasa en su superficie. Esta película la adquiere de la propia masa. Para que no se peguen las primeras porciones podemos engrasar la sartén y desechar totalmente la mantequilla. De este modo quedará una capa muy fina de materia grasa que evitará que se peguen.
(5) Apilamos las tortas y las espolvoreamos con azúcar polvo, moras (opcional) y/o miel.
A la vista está ;-)
Tortitas de yogurt y sirope de arce
Ingredientes
- 220 gr. de harina normal [110 gr.]
- 1 cucharilla de Royal (levadura química) [½ cucharilla]
- 1 cucharilla de bicarbonato sódico [½ cucharilla]
- ½ cucharilla de sal, algo menos [¼ de cucharilla]
- 1 cucharada de azúcar polvo [½ cucharada]
- 450 ml. de yogurt, mejor cremoso [225 ml.]. Mejor kefir.
- 2 huevos [1 huevo]
- 2 cucharadas de mantequilla derretida [1 cucharada]
- 95 ml de leche entera + 5 ml vainilla. [50 ml]. Puede prescindirse de la vainilla.
- 200 gr. de arándanos para decorar (opcional)
- Sirope de arce o miel. El sirope de arce puede conseguirse en El Corte Inglés, no es económico pero es un clásico.
- Mantequilla o aceite para engrasar la sartén.
(2) Poco a poco vertemos la mezcla de harina, mezclando hasta que tengamos un batido suave y homogéneo. Añadimos la leche y los arándanos o moras, si las usamos.
(3) Este punto es igual al de la anterior tortita. Corto y pego: ponemos al fuego una sartén antiadherente a temperatura media-alta. Cuando esté caliente pintamos con un poco de mantequilla o aceite, desechando el exceso. Con ayuda de un cucharón vamos echando la masa en el centro y dejando que se extienda por sí sola, ayudando con la parte posterior a situar las moras repartidas por la masa si las usamos.
Cocinamos por ambos lados, unos 40 seg. o menos por cada uno, hasta que tenga un ligero tono dorado por cada lado y se empiecen a formar burbujas.
(4) Tomamos calientes, con unos arándanos (opcional) y con sirope de arce o miel.
Todas distintas, todas ricas. ¡A ponerse "morado"!
7 comentarios:
Tus recetas son auténticas tentaciones. Sabrosas, deliciosas. Y tus fotos... preciosas.
hola Harry, que razon tienes cuando hablas de esa capacidad de obsevación que los adultos vamos perdiendo, al igual que la inocencia, perdemos eso que nos hace ve el mundo como un lugar mejor, y pasamos a vivir en un lugar dominado por la codicia y falsedad. ciertamente yo tambien creo que para esas cosas tengo alma de niña, un espirito alegre, a pesar de solo tener 21 años a veces desearia ver las cosas a traves de los ojos de un niño. ¿sindrome de peter pan?....espero que no.
Tus tortitas me han encantado y si está tan buenas como dices las hare pronto para desayunar con el amor de mi vida, N, a quien tambien le encantan, nosotros somos mas bien clásicoa, nata y caramelo, pero eso del sirope de arce... e incluso la miel me tienta demasiado, ¿cuales están mas jugosas por sí mismas?¿yogurt o nata?la levadura la puedo utilizar de panadería pero de momento liofilizada ¿da lo mismo? Bueno no tardes en contestar, muchiisimas gracias por todo.
Códoba, una vez mas.
Rosa,
Yo sí que me he quedado impresionado con tu blog y tus recetas!
Enhorabuena!
Desde Córdoba ;-),
No tengo mucho tiempo, ya debería estar en cama… pero sólo un detalle: todo es a gusto, ¡todo! Y algo que pudiese parecerme a mí delicioso, a ti podría parecerte no tan gustoso.
De las dos que acabo de poner, por el corto espacio de tiempo entre sus elaboraciones, he podido comparar y yo he preferido las de nata. Sin embargo, M ha preferido las de yogurt. También tengo un buen recuerdo de las de leche fermentada (que puede sustituirse por yogurt) o las de ricotta…. La decisión es muy difícil.
De estas dos, repito, yo prefiero las primera. Yo, claro. Sólo poniéndolas todas juntas, y por las pequeñas diferencias que en realidad existen, podría decir cuáles son las que más me gustan. El sirope de arce es un clásico en USA…
¿Peter Pan? No hay síndrome. Los niños tienen muchas cosas buenas: inocencia, sinceridad, esperanza, alegría, ilusión,… y otras no tan buenas: egoísmo, despreocupación (que podría ser bueno),…
Lo que muchos adultos no recuerdan es que ¡han sido niños! y, lo peor de todo, que no perciban que serán ¡ancianos! Cuidemos a todos por igual.
Desde Galicia para el mundo…
Se ven ricas,ñam!,pero,no es mi plato preferido.
Ancianos y niños,están a nuestro lado¡cuánta gente no los ve!.
Merecen tooodo mi respeto y cariño.
MUUCHO!podemos aprender de ellos,más de lo que se creé.
Es triste ver¡taaantas cosas irracionales!que se les hacen.
Hay que mojarse,las palabras,se las lleva el viento¡verdad!
Pareces algo más animado,si es así me alegro muuuucho.
Es raro,pero se te ve más estresado
en vacaciones,um!
En algunas recetas escribes,harina de panadería,te refieres a harina de fuerza?
Harina normal,es la de cocinar?
Besiños
GALICIA, AHHHHH!!!! QUE HERMOSO RECUERDO, PASE POR ALLI DE VACACIONES HACE YA ALGUNOS AÑOS EN`Ô GROVE, VILLA GARCIA DE AROUSA , ESPERO HABERLO ESCRITO BIEN. y DIOS QUE TIERRAS, SU HERMOSURA SOLO SE PUEDE COMPARAR CON LA CALIDEZ DE SUS GENTAS QUE CONTRASTAN CON EL CLIMA. TIERRA DE ARTE DE BUENA COCINA Y COCINEROS. LA MEJOR POSADA DEL PEREGRINO, ADORO GALICIA.
DESDE CORDOBA PARA ESA HERMOSA TIERRA DE MEIGAS.BESOS
Hola,
Hoy mi tiempo es oro. Oro negro (de chocolate y brownie). Sorry.
¿Parezco más animado?, pues el fin de semana no pudo ser peor, o tal vez sí. Tal vez sea porque después de la tempestad viene la calma.
El trabajo reconforta, a mí, me permite tener la mente ocupada y dedicar el tiempo a aprender cosas nuevas, estudiar,… ya hay razones para estar en casa tranquilo.
Sí, “harina de pan” me refiero a “harina de fuerza”, harina con mucha capacidad de absorción de agua… La “harina normal” es la harina que no tiene ningún distintivo especial, diría “harina de propósito general”. La otra que empleo es la “harina de repostería”, es más baja en gluten y con menor capacidad de absorción (crece menos), por ello, ideal para bizcochos, no para panes. En muchos caso se mezcla con la harina de fuerza.
Galicia!,
Metáfora de agua, de verde y de desgracias; de aire y de contradicciones; de sumisión y de trabajo; de arriba y abajo; de victorias y (más) derrotas; de resignación; de olvido…
Galicia es una contradicción en sí misma, como yo, porque no sé si estoy bien o mal, si subo o si bajo, qué quiero o qué deseo. Lo sé pero no quiero pensar en ello, la solución es muy dura, más que el propio padecimiento. Por eso soy de aquí.
Besos. + Besos
Ñam! Ñam!
Brillante descubrimiento tu blog! Hace un par de semanas cogí medio cesto de moras e hice mi primera mermelada! Puse anís estrellado y canela! Mi vecino me dijo que era la mermelada de los Dioses! Evidentemente, mi vecino no ha visto tu blog...
Mil felicidades, y saludos desde Ullastrell!
Publicar un comentario
Opina, pero con respeto para tod@s. Nadie es perfecto.