Desde Rusia con amor
Sólo en casa sale mejor
Famoso, y no es broma, postre de requesón ruso. Su versión más tradicional se hace únicamente con uvas pasas, ésta es una versión del Restaurante Dominique, rue Bréa, 75006 Paris, por si alguien quiere ir a probarla personalmente ;-). Ésta se rellena de frutas confitadas y no de uvas pasas.
Otro postre de queso típicamente ruso con ingredientes muy parecidos es el “pashka", terrina de frutas confitadas y queso sin hornear.
En mi modesta opinión (¡qué poco me gusta emplear esa expresión!, ¡suena tan poco modesto!), la receta original tiene dos carencias o errores: la temperatura del horno (excesiva), el uso de claras de huevo (airea demasiado la masa) o la cantidad de frutas confitadas, probablemente demasiadas. Todas las aclaraciones a estos temas las he incluido al final y a lo largo de la receta, que ya he adaptado a una versión que considero más “coherente”. En cualquier caso, los pequeños cambios no modifican el sabor, sí su textura o apariencia. El resultado será menos “rustico” (las ondulaciones de la superficie son tiras de masa que he puesto sobre la tarta). En este caso las fotos no hacen justicia a la calidad del postre.
Podría prescindirse de la base pero es otra de las características propias de este postre.
No a la globalización, sí a la diversidad
Haciendo recetas tradicionales de otros países empiezo a descubrir que muchas de ellas tienen unos parecidos considerables, cambia el nombre, no la naturaleza misma del plato. Lo he observado incluso en países aparentemente distantes.
Esta receta me recuerda mucho a un pastel típico italiano que se realiza con ricotta, una tarta de ricotta y frutas confitadas. Otras recetas como el naan es prácticamente idéntico al pan de pita o a otros panes árabes; las filloas gallegas no son más que crêpes; los canticci son unos biscotes; amaretti unos almendrados;…
Existe una obsesión occidental por imponer sus costumbres, legislación, forma de vida,… a determinados países, sobre todo en oriente. Eso no es más que otra forma de dominación, un sistema impositivo de ideas y modos de vida, un genocidio cultural. Eso tiene un nombre: colonización. Qué es bueno y qué es mal, qué mejor y peor. Nada, sólo diferente.
La colonización tiene dos vertientes igualmente peligrosas: la primera se sostiene en una autocomplacencia del mundo occidental, un orgullo acentuado con una falta de respeto absoluta hacia otras culturas, tanto o más ricas (la comparación en esos ámbitos no tiene sentido); la segunda es más peligrosa, son los intereses económicos de occidente, bien para abrir nuevos mercados a sus productos o, peor todavía, para adquirir (casi) gratuitamente las riquezas de materias primas de los países colonizados. A eso hay quien le llama “globalización”.
La riqueza cultural de un pueblo no puede medirse con parámetros económicos y ni cuantitativos. Cuál es el valor de una lengua ¿su número de hablantes?, no, su valor reside en el simple hecho de que alguien la use para comunicarse. La diversidad enriquece, tanto en la cocina como en otras facetas de la vida. No perdamos nuestras diferencias, es lo único que tenemos, lo único que hace que mucha gente pueda sentirse libre para pensar, opinar o decidir sobre sus vidas. El querer salvaguardar la cultura propia no debe entenderse como un ataque, es supervivencia.
Si prohibiesen la lengua de mis padres, la mía propia, mi cultura, ya no me quedaría nada.
Base (sablée de naranja y limón)
La cantidad entre corchetes es la que he empleado para un molde de unos 22 cm. Me ha sobrado alguna, siempre se pueden hacer unas galletas o tartaletas.
(2) Aparte, batimos las yemas con el azúcar hasta blanquear. Echamos la sal, las ralladuras de los cítricos y la crema.
(3) Formamos un volcán con la harina y vertemos los líquidos en el centro. Amasamos rápidamente hasta formar un masa, lo justo hasta que ligue. Así no se contraerá al hornear. Formamos una bola, envolvemos en un film de cocina y dejamos reposar en el frigorífico un mínimo de una hora. Si tenemos prisa podemos llevarla al congelador durante menos tiempo.
(4) Precalentamos el horno a 200º C. Con ayuda de dos bolsas de congelación abiertas, papel de hornear o unos trozos de film, estiramos la masa de unos 3 milímetros de espesor. Extendemos sobre el molde desmoldable, previamente engrasado y enharinado, y pinchamos toda la superficie con un tenedor.
Cubrimos con papel de hornear o de aluminio, rellenamos con garbanzos, huesos de fruta o alubias (para que ejerzan como peso) y lo horneamos durante unos 13 min. Pasado ese tiempo retiramos el contenido y la introducimos 3 minutos más.
(5) Retiramos del horno y reservamos mientras preparamos el relleno.
Es una masa sablée aromatizada con cítricos que, por lo rica que está, la volveré a usar para otros postres.
Relleno
La cantidad entre corchetes es para un molde de 20 cm. Aún así no ha quedado demasiado gruesa.
(1) Retiramos la mantequilla del frigorífico previamente para poder amasarla con facilidad. Trabajamos la mantequilla en una tartera hasta que esté cremosa. Añadimos el azúcar y las yemas, una a una. Echamos el requesón escurrido y la crema fresca. Mezclamos con cuidado, intentado que no coja demasiado aire.
(2) Por último, añadimos la maicena tamizada y las frutas confitadas/pasas escurridas. En este punto “Dominique” levanta la clara y la añade con cuidado, es algo que (personalmente) pienso que no debe hacerse. La masa crecería (como ha pasado) y se bajaría pues no lleva prácticamente harina para darle cuerpo.
(3) Cubrimos la base prehorneada e introducimos en el horno precalentado a unos180º C. Una vez introducida bajamos la temperatura hasta unos 160º C y cocinamos durante unos 50 minutos o 60 minutos, hasta que la superficie tenga un ligero tono y se perciba que está cuajada. Cuando veamos que está cocinada apagamos el horno y dejamos dentro sin abrir la puerta hasta que haya enfriado totalmente. Mejor de un día para otro. Tened en cuenta que acabará cocinándose dentro del horno. Si lo abrimos la tarta se deformará en el centro y no se hará de modo homogéneo.
Una vez totalmente fría, espolvoreamos con azúcar polvo, cortamos y disfrutamos. Tiene unos sabores afrutados exquisitos.
Aclaración final: por una vez, he seguido las instrucciones aun en contra de mi intuición. A notas que he ido incluyendo en la receta pienso que son apropiadas. (a) La receta indica que debe hornearse a 200º C durante 50 min.; haciendo eso la tarta crece demasiado y baja al enfriar, creando una superficie ondulada. (b) También recomienda poner tiras de masa sobre la tarta. En otras versiones “tradicionales” que he encontrado ninguna lo hace, eso provoca que las tiras se introduzcan ligeramente en el relleno (ver foto). (c) La clara también sobra, una tarta de queso, al contrario que un bizcocho, no debe airearse (pienso). (d) Echad las frutas confitadas poco a poco hasta que veáis que son las adecuadas.
Con esas modificaciones conseguiremos una tarta excelente, no sólo de sabor, también de aspecto.
Sólo en casa sale mejor
Famoso, y no es broma, postre de requesón ruso. Su versión más tradicional se hace únicamente con uvas pasas, ésta es una versión del Restaurante Dominique, rue Bréa, 75006 Paris, por si alguien quiere ir a probarla personalmente ;-). Ésta se rellena de frutas confitadas y no de uvas pasas.
Otro postre de queso típicamente ruso con ingredientes muy parecidos es el “pashka", terrina de frutas confitadas y queso sin hornear.
En mi modesta opinión (¡qué poco me gusta emplear esa expresión!, ¡suena tan poco modesto!), la receta original tiene dos carencias o errores: la temperatura del horno (excesiva), el uso de claras de huevo (airea demasiado la masa) o la cantidad de frutas confitadas, probablemente demasiadas. Todas las aclaraciones a estos temas las he incluido al final y a lo largo de la receta, que ya he adaptado a una versión que considero más “coherente”. En cualquier caso, los pequeños cambios no modifican el sabor, sí su textura o apariencia. El resultado será menos “rustico” (las ondulaciones de la superficie son tiras de masa que he puesto sobre la tarta). En este caso las fotos no hacen justicia a la calidad del postre.
Podría prescindirse de la base pero es otra de las características propias de este postre.
No a la globalización, sí a la diversidad
Haciendo recetas tradicionales de otros países empiezo a descubrir que muchas de ellas tienen unos parecidos considerables, cambia el nombre, no la naturaleza misma del plato. Lo he observado incluso en países aparentemente distantes.
Esta receta me recuerda mucho a un pastel típico italiano que se realiza con ricotta, una tarta de ricotta y frutas confitadas. Otras recetas como el naan es prácticamente idéntico al pan de pita o a otros panes árabes; las filloas gallegas no son más que crêpes; los canticci son unos biscotes; amaretti unos almendrados;…
Existe una obsesión occidental por imponer sus costumbres, legislación, forma de vida,… a determinados países, sobre todo en oriente. Eso no es más que otra forma de dominación, un sistema impositivo de ideas y modos de vida, un genocidio cultural. Eso tiene un nombre: colonización. Qué es bueno y qué es mal, qué mejor y peor. Nada, sólo diferente.
La colonización tiene dos vertientes igualmente peligrosas: la primera se sostiene en una autocomplacencia del mundo occidental, un orgullo acentuado con una falta de respeto absoluta hacia otras culturas, tanto o más ricas (la comparación en esos ámbitos no tiene sentido); la segunda es más peligrosa, son los intereses económicos de occidente, bien para abrir nuevos mercados a sus productos o, peor todavía, para adquirir (casi) gratuitamente las riquezas de materias primas de los países colonizados. A eso hay quien le llama “globalización”.
La riqueza cultural de un pueblo no puede medirse con parámetros económicos y ni cuantitativos. Cuál es el valor de una lengua ¿su número de hablantes?, no, su valor reside en el simple hecho de que alguien la use para comunicarse. La diversidad enriquece, tanto en la cocina como en otras facetas de la vida. No perdamos nuestras diferencias, es lo único que tenemos, lo único que hace que mucha gente pueda sentirse libre para pensar, opinar o decidir sobre sus vidas. El querer salvaguardar la cultura propia no debe entenderse como un ataque, es supervivencia.
Si prohibiesen la lengua de mis padres, la mía propia, mi cultura, ya no me quedaría nada.
Base (sablée de naranja y limón)
La cantidad entre corchetes es la que he empleado para un molde de unos 22 cm. Me ha sobrado alguna, siempre se pueden hacer unas galletas o tartaletas.
- ½ limón fresco [1/3 limón]
- ½ naranja fresca [1/3 naranja]
- 125 gr. de mantequilla [83 gr.]
- 3 yemas de huevo [2 yemas]
- 200 gr. de azúcar [133 gr.]
- 1 pizca de sal
- 8 gr. de azúcar vainillado [6 gr.]
- 40 gr. de crema de de leche [27 ml.]
- 350 gr. de harina [233 gr.]
(2) Aparte, batimos las yemas con el azúcar hasta blanquear. Echamos la sal, las ralladuras de los cítricos y la crema.
(3) Formamos un volcán con la harina y vertemos los líquidos en el centro. Amasamos rápidamente hasta formar un masa, lo justo hasta que ligue. Así no se contraerá al hornear. Formamos una bola, envolvemos en un film de cocina y dejamos reposar en el frigorífico un mínimo de una hora. Si tenemos prisa podemos llevarla al congelador durante menos tiempo.
(4) Precalentamos el horno a 200º C. Con ayuda de dos bolsas de congelación abiertas, papel de hornear o unos trozos de film, estiramos la masa de unos 3 milímetros de espesor. Extendemos sobre el molde desmoldable, previamente engrasado y enharinado, y pinchamos toda la superficie con un tenedor.
Cubrimos con papel de hornear o de aluminio, rellenamos con garbanzos, huesos de fruta o alubias (para que ejerzan como peso) y lo horneamos durante unos 13 min. Pasado ese tiempo retiramos el contenido y la introducimos 3 minutos más.
(5) Retiramos del horno y reservamos mientras preparamos el relleno.
Es una masa sablée aromatizada con cítricos que, por lo rica que está, la volveré a usar para otros postres.
Relleno
La cantidad entre corchetes es para un molde de 20 cm. Aún así no ha quedado demasiado gruesa.
- 100 gr. de mantequilla. [50 gr.]
- 200 gr. de azúcar. [100 gr.]
- 8 gr. de azúcar vainillado [5 gr.] o 5 ml. de esencia de vainilla.
- 2 yemas de huevo. [1 yema]
- 500 gr. de requesón, escurrido. [250 gr.]
- 200 ml de crème fraîche, nata fresca espesa. [100 gr.]
- 30 gr. de maicena. [15 gr.]
- 1 clara de huevo (opcional). Se la he puesto, pero la próxima vez no se la pondré. Personalmente, creo que las tartas de queso deben ser poco “aireadas” y más compactas. Otras recetas consultadas tampoco la usan.
- Ralladura y zumo de ½ limón (opcional). La receta “tradicional” lo lleva.
- 200 gr. (50-100 gr.) de frutas confitadas. La cantidad original (200 gr.) es excesiva, tal y como he visto en otras versiones, con menos de la mitad es más que suficiente (50-100 gr.). Pueden sustituirse en parte o en su totalidad con uvas pasas sultanas, tal y como se emplean en la receta “tradicional”. [25-50 gr.]
- 50 ml., aproximadamente, de ron para remojar las frutas confitadas y/o las pasas sultanas. [25 ml.]
- Azúcar glasé para espolvorear.
(1) Retiramos la mantequilla del frigorífico previamente para poder amasarla con facilidad. Trabajamos la mantequilla en una tartera hasta que esté cremosa. Añadimos el azúcar y las yemas, una a una. Echamos el requesón escurrido y la crema fresca. Mezclamos con cuidado, intentado que no coja demasiado aire.
(2) Por último, añadimos la maicena tamizada y las frutas confitadas/pasas escurridas. En este punto “Dominique” levanta la clara y la añade con cuidado, es algo que (personalmente) pienso que no debe hacerse. La masa crecería (como ha pasado) y se bajaría pues no lleva prácticamente harina para darle cuerpo.
(3) Cubrimos la base prehorneada e introducimos en el horno precalentado a unos180º C. Una vez introducida bajamos la temperatura hasta unos 160º C y cocinamos durante unos 50 minutos o 60 minutos, hasta que la superficie tenga un ligero tono y se perciba que está cuajada. Cuando veamos que está cocinada apagamos el horno y dejamos dentro sin abrir la puerta hasta que haya enfriado totalmente. Mejor de un día para otro. Tened en cuenta que acabará cocinándose dentro del horno. Si lo abrimos la tarta se deformará en el centro y no se hará de modo homogéneo.
Una vez totalmente fría, espolvoreamos con azúcar polvo, cortamos y disfrutamos. Tiene unos sabores afrutados exquisitos.
Aclaración final: por una vez, he seguido las instrucciones aun en contra de mi intuición. A notas que he ido incluyendo en la receta pienso que son apropiadas. (a) La receta indica que debe hornearse a 200º C durante 50 min.; haciendo eso la tarta crece demasiado y baja al enfriar, creando una superficie ondulada. (b) También recomienda poner tiras de masa sobre la tarta. En otras versiones “tradicionales” que he encontrado ninguna lo hace, eso provoca que las tiras se introduzcan ligeramente en el relleno (ver foto). (c) La clara también sobra, una tarta de queso, al contrario que un bizcocho, no debe airearse (pienso). (d) Echad las frutas confitadas poco a poco hasta que veáis que son las adecuadas.
Con esas modificaciones conseguiremos una tarta excelente, no sólo de sabor, también de aspecto.
14 comentarios:
Es más que cierto lo que dices sobre los parecidos en los platos de distintos países. A mi me ha pasado lo mismo hojeando libros de postres de distintos paises, sobre todo cuando se incluyen alimentos de "supervivencia" como es la leche (de distintos animales), harinas, huevos, frutas (según el país...
Es apasionante.
Entre los platos salados ¿qué decir de los cocidos con legumbres?, todos los paises tienen algo parecido: en una olla echas lo que tienes y ya está.
Bueno, esto es simplificando mucho pero son las 7 de la mañana...
Haré esta tarta de requesón (me encantan todos los postres que llevan algún tipo de queso) y, por una vez, no cambiaré los ingredientes,jajajaja, el requesón no me gusta mucho, suelo sustituirlo por queso fresco.
Por otro lado no estoy muy segura de eso de las identidades. Yo soy andaluza, criada en Murcia, adolescencia en Madrid, casada en Santander, divorciada en Madrid, viviendo ahora en Madrid pero a medio camino entre Sevilla, Huelva y Málaga a donde viajo mucho por razones familiares y de ocio.
Eso en zona nacional porque he pasado temporadas en Londres, NY y he viajado por un montón de países. Así que no me siento de ninguna parte, si tuviera que decantarme por alguna identidad, sería la andaluza, por aquello de que me gusta la gente, el flamenco y el flamenquito y soy rociera.
Un lío, vamos.
Isabel
Hola,
No hablo de arraigo, soy una persona desarraigada, “ciudadano del mundo” (sic.). Con mis (y sus) diferencias, en casi todos lo lugares me he encontrado a gusto. Hablo de Cultura, las culturas van más allá. La cultura habla de modos de vida y de costumbres, de conocimiento y de arte, no tiene nada que ver con el lugar en el que puedas vivir o dónde sentirse a gusto. Las diferentes culturas enriquecen a la sociedad, beben y se relacionan unas con otras. Sin llevar a temas transversales, decir que disfruto más de la cocina desde que, gracias a otras gentes, tengo a mi alcance productos y recetas de otros países, de “otra forma” de disfrutar de la comida.
Hay muchos modos de vivir, de percibir la realidad, y todos válidos. No me gusta la imposición, que por ejemplo tuvieron que sufrir mis padres en su infancia. Mi “cultura” está en las antípodas del “Rocío” y el fervor religioso, se escapa de mi forma de ver la vida o pensar (de mi cultura), pero no por ello dejo de valorar esa “cultura” y, sobre todo, de respetarla. Nada de imposición.
Hablo de “colonización”, de lo que muchos pretenden hacer en países en vías de desarrollo (eufemismo), de dejar vivir tal y cómo cada entorno desee hacerlo. La felicidad no está en el progreso, en el progreso está la mejora de ciertas condiciones de vida, la felicidad es mucho más sencilla.
Además, no hay nada malo en sentirse “diferente”. Un inglés en NY, un gallego en la luna, …
Besos
PD.: muchas gracias por todo y ¡viva el queso... ruso!.
Pues si, tienes toda la razón, no es discutible casi nada de lo que dices.
Lo único es, por decir algo, que la felicidad no existe. Quizás momentos de felicidad, que no es lo mismo y que, desde luego, la tranquilidad y la paz de espíritu (que es lo que yo llamaría felicidad) está dentro de nosotros y no depende de nada ni de nadie.
Las personas más infelices no son las que menos tienen sino las que más dependen de otras personas.
Y a buen entendedor....
Dicho esto te comento que, cuando tengo prisa e invitados imprevistos, suelo hacer un pastel, tarta o no se lo que es, de manzana, que está de rechupete:
- Pelar, descorazonar y cortar en trozos no muy grandes 4 manzanas.
- Rehogarlas muy lentamente en una sartén con mantequilla (yo pongo bastante porque me gusta) , 2 cucharadas de azúcar y 1 pequeña de canela en polvo
- Una vez blanditas las manzanas, echar un chorrito de cuantró o lo que tengas más a mano.
- Añadir nueces picadas, piñones, pasas sin pepita, almendras troceadas.
- Mezclar bien unos minutos.
- Verter en un recipiente redondo que vaya al horno.
- Cubrir con una hoja de hojaldre refrigerada, remetiendo bien los bordes. Pincharla un poco y espolvorear con azúcar glas.
- meter al horno, previamente calentado, y cocer hasta que el hojaldre esté hecho y doradito.
- Servir templada con una bola de helado de vainilla o chocolate al gusto.
Está buenísima.
Isabel
Me encanta!,
Suelo hacer algo muy parecido, caramelizando las manzanas, pero con Calvados y con pasta filo, enrollada y pintada con mantequilla. Supongo que estará igual de buena.
Incluso he llegado a tomármelas solas con un poco de nata. Ricas, ricas.
Muchas gracias por la receta.
Qué tengas muchos momentos felices!
El Rocío no es tanto cultura como sentimiento. Entiendo perfectamente que alguien que no sea andaluz lo entienda y se considere en las antípodas. Yo, cuando era joven, también pensaba así sobre muchas cosas.
A las alturas de mi vida yo ya voy de oyente, vidente (en el sentido de ver), sintiente y observante (e inventora de palabros, aggggggg).
Es decir, que no espero nada ni reivindico nada, me dedico a observar el comportamiento y sentimiento humanos en estas grandes concentraciones de gente y pienso en ello y saco mis conclusiones e incluso me invento la vida de algunas personas que me han llamado la atención.
En lo único que soy bastante "agresiva" es en los temas políticos (soy izquierdosa, aviso).
En Andalucía se come más que bien. Me encanta el rabo de toro (tengo la receta de El Caballo Rojo de Córdoba), las frituras, todos los pescados en sus diferentes formas..
Y la carne: pero no toda, que allí no es muy buena, salvo el cerdo.
Ahora se ha puesto de moda en el resto de España el "secreto", la "presa" y el "pito": carnes que, simplemente a la plancha y con una buena sal, saben a gloria.
Entre los postres me gustan las "flores", frituras muy sencillas a base de harina, azúcar, agua, huevo... y que toma su nombre del aparato, de distintas formas, que sirve para introducirlos en la sartén con aceite muy caliente.
Muchas gracias por los comentarios, son muy reveladores e instructivos.
En el primer párrafo percibo lo que llamaría una “defensa de identidad”, de salvaguarda de la cultura apropia. Es probable que en la distancia hubieses considerado mi opinión como una especie de “ataque” hacia “El Rocío”. Nada más lejos de mi intención, la diferencia no es un ataque. Lo que diré es una tontería pero: el que a M no le guste el tomate no lo considero un ataque hacia los que sí les gusta. Lo que no es de recibo es que venga un George W. Bush y decida que nuestra cultura, tradición, o cómo desee llamarse, no es la adecuada.
Sin embargo, hay dos ideas en las que no concuerdo, casi discrepo. Pienso que “cultura”, en la acepción que empleo, es sinónimo de “sentimiento”. La gaita gallega forma parte de mi cultura, pero a la vez es un sentimiento, una emoción que se percibe cuando, paseando por la zona vieja, escucho su eco entre las balaustradas de piedra. No espero que a otra persona le emocione, como tampoco esperes que sienta algo parecido por el “El Rocío”. Vivencias diferentes, sensaciones diferentes que, por supuesto, no son un tema de edad. Lo de “antípodas” no me refería a las geográficas, me refiero a las antípodas de, por así llamarlo, flujos neuronales, de ideas (no soy creyente).
La cultura es “la madre” de la que hemos “mamado”, que nos ha alimentado durante años y de la cual hemos aceptado algunas cosas y rechazado otras (discrepo del uso que ser hace del camino de Santiago, de la matanza “tradicional” del cerdo,…). Necesitaría otra vida para poder sentir de otro modo…
El otro punto de discrepancia probablemente sea más real. No creo que la edad sea un grado, que haya ideas mejores o peores, que con el tiempo “mejora” la forma de pensar. Pienso, simplemente, que nuestras vivencias nos hacen cambiar, ni para mejor ni para peor, sólo cambiar porque, en parte, somos lo que han hecho de nosotros. Nuestros circuitos neuronales, que determinan nuestra forma de pensar y actuar, están más que consolidados a cierta edad, incluso hay teorías que establecen los primeros meses/años de vida como determinantes en ese hecho. Somos cómo reaccionamos ante el medio. Desearía poder volver a pensar cómo pensaba a ser esa mente optimista ante la vida, eso lo he perdido.
Mi padre me decía: “ya verás, de mayor no pensarás igual” y, curiosamente, con el paso de los años, no sólo pienso de modo similar, más bien mi ideología se ha afianzado. Lo que más ha evolucionado es la sociedad, que más quisiera que mi forma de ser pudiese cambiar tan fácilmente… El mundo cambia más rápido de lo que nosotros podemos asimilar. La frase de mi padre era una defensa injustificada ante lo nuevo, las nuevas formas pensar.
Sé que estamos de acuerdo en el fondo, en el respeto y admiración que debe tenerse por otras culturas. En entender que la razón no reside en ningún lugar, la razón es concepto bastante subjetivo. Te agradezco que participes, que me hables de Andalucía, que sólo conozco de viajes y como turista, que me hayas acercado a otros lugares y sabores.
Gracias y un abrazo.
Pepinho
Que delicioso postre..para tomar con mi café..con algo tan sencillo se puede ser feliz??..pues si..y espero que algo como disfrutar de un café y un postre sea siempre motivo de sonrisa para mí..
es curioso e interesante sacar recetas de otros lugares..experimentar con sabores..y ver que hay cosas estupendas y buenas más allá de lo que nuestros ojos alcanzan a ver..
yo he viajado muy poco..en comparación de lo que me gustaria viajar..pero la vida..te va llevando muy caprichosomante..o quizá lo diga como escusa para justificar mi falta de valor..de emprender viajes soñados aunque sea a solas..
yo soy mediterranea..luz,playa,tardes de risas,horchatas..siestas..comidas los domingos con mas de 30 personas.."todos de la familia"..sobremesas de habaneras..en fin..en cada sitio costumbres respetables y distintas..
un beso y muchas gracias..que esta receta la quiero probar muyyyy pronto!!
Harry me encanta la receta pero leyéndola detenidamente con la idea de copiarla me surge una dudilla ¿que es la crema de leche?. No es nata, es la leche evaporada? o la condensada? o la crema fraiche?.
A ver si me puedes sacar de la duda y donde la puedo conseguir.
Graciñas y bicos
Hola,
chocolat
Mira yo, que desgracia la mía:
“yo soy atlántico…. Sombras, playa bajo el agua, tardes tristes, tilas, trabajo… comidas los domingos con 1 persona, también "todos de la familia"… (…) en cada sitio costumbres respetables y distintas…”
Si la pruebas, hazla gordita.
marisela,
Buena pregunta ;-), para la base me refiero a la "nata líquida" (para montar)..
Bueno, por un día intentaré irme temprano a dormir…
Bicos.
una duda porque hacerla gordita?..por tu fotografia veo que no lo es mucho..o quizá sea esa mi impresión..,
desgracia ser de galicia?..imagino que es ironia..vives en un lugar hermoso ;-).
Me guuusta,mmm.
Se puede hacer al baño maría?
La puerta del horno,en otras tartas de queso tuyas,la dejo semiabierta,una vez cocida,aqui puedo?
Siempre me han quedado estupendas siguiendo tus pasos,por eso te lo pregunto.
Besiños
Hola Berta,
Creo que tienes razón. Un vasito en el horno o al baño María podría ayudar a hacerla más homogénea. En ese caso yo pondría algo de más tiempo la pasta sablée, unos 20-25 minutos (15+10), para que se cocinase casi del todo.
Besiños ;-)
No creo que se pueda asimilar cultura+sentimiento. Dependerá de los casos. Yo tengo una "cultura" franquista porque nací y viví en ella hasta que se ¿acabó? y no tengo hacia ella sino indiferencia. Sin embargo como hija de militar (un mundo que detesto porque lo viví por dentro), me gustan las bandas de música militares.
En fin, son matices, quizás sí hay algo en la cultura de cada uno que puede emocionarle, pero entonces no se cómo llamarlo ¿historia? ¿vivencias?.
Desde luego que el sonido de la gaita no me dice nada, seguro que porque no la he oido casi nada, pero si me atrevería a afirmar que en el lugar adecuado, con la gente adecuada, etc., puede llegar a emocionarme. ¿Histeria colectiva?. Podría ser. Pero esto lo enlazo con lo que te decía en algún post de que soy viviente, más que otra cosa.
Por otro lado lamento decirte que sí, que la edad es un grado. Que éste sea bueno o no, acertado o no, esa ya es otra cuestión.
En cuanto a lo que te decía tu padre, por mucho que pasen los años no vas a pensar como él. Es más, en muchos casos se reafirma uno. Quizás le faltaba a tu padre la coletilla que yo le digo a mi prole: "espera a tener hijos y ya hablamos". Te puedo asegurar que no me ha fallado en ningún momento, jajaja.
La vida es evolución. Me niego a pensar que a determinada edad mis circuitos neuronales ya estaban más que consolidades. Claro que en algunas cosas ¡por supuesto!, pero la vida te da, te quita, te lleva y te trae y si no sacas consecuencias y modificas lo que hay que modificar, va uno listo.
A mi no me gusta dar consejos, me gusta sugerir y te sugeriría que pienses que no hay prácticamente nada en el mundo por lo que merezca la pena sufrir. (salvo catástrofes como perder un hijo). Que uno tiene que conseguir estar bien con uno mismo, que es fundamental para vivir en paz. Que, te lo habrán dicho miles de veces, no se vive más que una vez y esto es irreversible.
Por último te cuento una anécdota propia: hace unos 10 años yo estaba super mal porque me notaba que envejecía, que ya no era tan mona como antes, etc., etc. Joé, que me estaba preocupando por mi físico por primera vez en la vida.
Un dia, ordenando un armario encontré fotos mías de 10 años antes y me vi estupendamente. Me quedé un buen rato como en "choc" pensando, ¡oño!, tengo que vivir el presente tal y como estoy, que seguro que estupenda, porque dentro de 10 años miraré fotos de ahora y me parecerá que estaba de maravilla.
Igual te parece una tontería pero, aplicado en general, me ha servido un montón.
Isabelsc
Es muy difícil siempre llegar a un equilibrio. Hay comentarios con los que estoy de acuerdo y otros no tanto.
Hay un elemento básico que no he mencionado en cuanto a los sentimientos ,porque lo creía obvio: cada uno siente las cosas de distinta manera (cómo es cada uno), no sólo el entorno nos condiciona. Si así no fuera, todos seríamos iguales dentro del mismo contexto sociocultural. El entorno únicamente condiciona, somos nosotros los que reaccionamos de un modo u otro ante él. Eso se le llama “libertad para escoger o ser”.
Por un momento he llegado a pensar que tenías razón en esa frase de: “no ha nada en el mundo por lo que merezca la pena sufrir” pero al instante he discrepado. Del mismo modo que hay muchas cosas por las que vale la pena vivir y disfrutar (pones los hijos como ejemplo), pienso que por el mismo conjunto de cosas o hechos es por los que vale la pena sufrir, dar la vida. Dar la vida por la vida.
¿Que si la edad es un grado?, pues sigo sin estar convencido de ello. La edad es experiencia, nuevos caminos y vivencias. ¿Soy mejor ahora que hace 15 años?, no. Soy peor persona, casi estoy seguro. ¿Sé más ahora que hace 15 años?, tampoco lo creo, he vivido más, me han marcado más circunstancias, pero no tengo más razón ni más argumentos para pensar que antes estaba equivocado. De mil vidas, en 99 tomaría caminos distintos.
Los mayores podrán adelantarse a la hora de decirme cómo podría ser (o sería) mi vida si sigo un camino (por ejemplo, tener hijos), porque han pasado por ello (a su manera y cómo son ellos), pero eso no es saber más y, ni de lejos, tener la razón. Los caminos que yo busco creo que están muy alejados de los que suele recorrer la gente, por lo menos esa era mi idea hace unos años…
Con lo de los “circuitos neuronales consolidados” no quiero decir que no se cambie, pues se cambia (y mucho), quiero decir que cambiaremos tal y como somos, nunca seremos “otras personas”. Es a partiendo de esos “circuitos neuronales” a través de los cuales tomaremos nuestras decisiones, cambiaremos partiendo de ello… y de nuestras circunstancias.
Estas ¿reflexiones? creo que daría pie a poder hablar durante una eternidad. Opiniones contrastadas y persales. Me agrada muchísimo que un breve comentario haya dado pie a un reflexión, que no sólo la gente opine sobre cocina, que muestre sus opiniones abiertamente.
Muchísimas gracias, Isabel, me has hecho reflexionar un buen rato sobre ello.
1 Abrazo.
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