Take a walk on the “M” side
El tiempo se va tan “rápidamente” (¿no es “lentamente”?) y los postres, que ya tengo preparados, tanto tiempo en escribirlos, que por un instante he vuelvo a “lo salado”, aunque no lo sea del todo y mis amig@s prefiráis lo dulce. Los azúcares de la Coca Cola y el azúcar moreno ayudan a la formación de una salsa caramelizada deliciosa que hasta a M le ha encantado, un verdadero cumplido para alguien al que no le gustaba (pasado) el agridulce. Mañana tocará dulce, tendré más tiempo para escribir, el coche ha sido escogido y pedido, sólo queda una semana.... Prometido. Doo, doo, doo, doo, doo, doo, doo, doo…Take a walk…
Por cierto, si vuestra ideología anti-americana os impide el uso de Coca-Cola, podríais emplear: Polo-Cockta (versión polaca), Cola-turka (turca), Mecca-Cola (versión árabe), Kolofa (versión checa y eslovaca), o para los nostálgicos: la RC Cola. La cola no es más que un efecto de la caramelización del azúcar de la bebida, de ahí ese todo oscurecido (en origen). Os pongo la fórmula secreta ;-) de la Coca-Cola, no se la digáis a nadie:
Said, hey babe…
Hoy es martes, Pepinho trabaja de tarde por lo que al levantarme no he tenido que ir con Lucía al trabajo, menos mal, a ver si compramos el coche de una vez y Pepinho se decide. Ayer parece que por fin ha dado su brazo a torcer. El tiempo justo, me he levantado a las 7:45 y llegado a las 8:05, ¡Perfecto! Pepe seguía en cama, no sé a qué hora se habrá acostado.
Menuda mañana, tener que aguantar a Moisés, estaba un poco histérico. Entre una cosa y otra el tiempo ha pasado muy rápido. He hablado con mamá, nos está preparando el villancico (¡para alucinar!, ahora quieren que nos inventemos un villancico para la cena de Navidad. Cada oficina tendrá que cantar el suyo). Lucía y yo nos hemos encerrado en el despacho y hemos puesto el altavoz, para así poder oír por teléfono la letra que le había encargado a mi madre. Lucía también ha traído su versión, me parece demasiado rockera y difícil de cantar.
De vuelta, casi a las 15:20, no sé que me espera en la mesa… hace unos días que le pedí la carne con queso, a ver. Entro por la puerta y Pepinho sigue con las zapatillas de correr y sin ducharse… ¡cuántas veces le he dicho que se ponga las zapatillas nada más entrar en casa! (“¿y esto?”) ¡Y con unos platos sin fregar! ¡Qué lentitud! Se tiene que ir a las 15:45 y, como sucede todos los martes, saldrá corriendo de la ducha y tendré yo que acabar de lavarlos. Por lo menos me ha hecho la carne con queso y, para variar, tiene una tarta en el horno. ¿Qué será? ¿Habrá utilizado esos botes que ha comprado por Internet? Supongo que sí, se le veía muy emocionado.
“Pepe, ¿qué es ese aceite? ¿Dónde lo pongo?”. Me ha dicho que se puede tirar, que tiene demasiados usos; nada de eso, lo guardaré para otra vez. Seguro que sirve para un pescado.
Nada, saliendo por la puerta. “Adiós, Pepe, ya sabes que hoy no saldré de casa porque viene el de Gas Natural a hacer la primera revisión periódica”. A ver si me llama el del gas y le digo que pase por casa después de salir de clase de bolillos. Bueno, los cacharros los recojo a la vuelta, que quiero echarme un rato antes de ir a clases. Me ha llamado el de Gas Natural y le he dicho que pase después de las 19:15. ¡90 euros por 3 minutos!, menudo timo. Aprovecharé para llamar a Ferrol antes de que llegue Pepe, así lo haré más tranquila.
No sé qué le pasa últimamente, cuando le doy un beso no está demasiado receptivo, hace algún comentario que no tiene nada que ver, como queriendo evitarlo. ¿Qué pensará en realidad?, crucemos los dedos. Nunca está quieto, siempre haciendo algo. Últimamente ni comemos juntos, cuando llego le pregunto que ha comido y muchas veces ni me responde, por lo menos ya tiene un aspecto más saludable, en verano era puro esqueleto. No acabo de creerme que come, es imposible que le dé tiempo justo después de venir del trabajo e ir a correr. Por lo menos sé que come postres. Le seguiré comprando gominolas y regalices.
En clase de bolillos me han dado unos grelos, eran para la profesora pero como no ha venido me los han dado a mí. Tendré que limpiarlos, “es algo superior a mis fuerzas”, no puedo tomar lechuga o cualquier tipo de verdura que no haya limpiado yo (menos las espinacas que cocina Pepe). Por el momento las dejaré en la nevera, a ver si aguantan hasta la semana que viene o el sábado, por lo menos, me da mucha pereza ponerme con ello.
Mañana no iré a clases de bolillos (tengo clases los martes y miércoles) porque, además de que no estará la profesora, iremos a la oficina a preparar el famoso villancico.
Ahora ya casi no puedo ver “Bea la fea”, los martes y jueves quedan descartados, tampoco me pierdo nada del otro mundo. Se sigue el hilo sin necesidad de tener que verlos todos, ahora estoy enganchada a palillar… pero sigo echando de menos “Anatomía de Grey”… “¡Pepe!, puedes venir a…”
La canción del día
… ha sido de Lou Reed, A Walk On The Wild Side… Doo, doo, doo, …
Ingredientes
(2) Mientras tanto, salpimentamos las alitas de pollo y las ponemos en una bandeja (o Pirex). Les echamos un chorrito de aceite de oliva, una ramita de tomillo (opcional) e introducimos en el horno precalentado a 175º C durante unos 20-30 minutos. Dejamos que se vaya haciendo lentamente.
(3) Pasados unos 30 minutos removiendo con la cuchara de madera, la salsa tendrá una consistencia relativamente espesa. La echamos sobre las alitas de pollo, que han estado cocinándose en el horno y volvemos a introducir al horno en torno a 15 minutos. Removemos de vez en cuando.
Pasado ese tiempo tendremos unas alitas con una riquísima salsa agridulce que para mi gusto y el de M estaba para mojar con pal. Blanquito, eso sí.
Doo, doo, doo, …
El tiempo se va tan “rápidamente” (¿no es “lentamente”?) y los postres, que ya tengo preparados, tanto tiempo en escribirlos, que por un instante he vuelvo a “lo salado”, aunque no lo sea del todo y mis amig@s prefiráis lo dulce. Los azúcares de la Coca Cola y el azúcar moreno ayudan a la formación de una salsa caramelizada deliciosa que hasta a M le ha encantado, un verdadero cumplido para alguien al que no le gustaba (pasado) el agridulce. Mañana tocará dulce, tendré más tiempo para escribir, el coche ha sido escogido y pedido, sólo queda una semana.... Prometido. Doo, doo, doo, doo, doo, doo, doo, doo…Take a walk…
Por cierto, si vuestra ideología anti-americana os impide el uso de Coca-Cola, podríais emplear: Polo-Cockta (versión polaca), Cola-turka (turca), Mecca-Cola (versión árabe), Kolofa (versión checa y eslovaca), o para los nostálgicos: la RC Cola. La cola no es más que un efecto de la caramelización del azúcar de la bebida, de ahí ese todo oscurecido (en origen). Os pongo la fórmula secreta ;-) de la Coca-Cola, no se la digáis a nadie:
- 1 onza de citrato de cafeína.
- 1 onza de vainilla.
- 2,5 onzas de aroma: naranja, limón, nuez moscada, canela, cilantro, aceite de neroli (aceite de hojas de naranjo), alcohol.
- 4 onzas de extracto de coca (por eso se me hace tan adictiva)
- 3 onzas líquidas de ácido cítrico.
- 1 cuarto de galón de zumo de lima.
- 30 libras de azúcar.
- 2,5 galones de agua.
- Caramelo.
Said, hey babe…
Hoy es martes, Pepinho trabaja de tarde por lo que al levantarme no he tenido que ir con Lucía al trabajo, menos mal, a ver si compramos el coche de una vez y Pepinho se decide. Ayer parece que por fin ha dado su brazo a torcer. El tiempo justo, me he levantado a las 7:45 y llegado a las 8:05, ¡Perfecto! Pepe seguía en cama, no sé a qué hora se habrá acostado.
Menuda mañana, tener que aguantar a Moisés, estaba un poco histérico. Entre una cosa y otra el tiempo ha pasado muy rápido. He hablado con mamá, nos está preparando el villancico (¡para alucinar!, ahora quieren que nos inventemos un villancico para la cena de Navidad. Cada oficina tendrá que cantar el suyo). Lucía y yo nos hemos encerrado en el despacho y hemos puesto el altavoz, para así poder oír por teléfono la letra que le había encargado a mi madre. Lucía también ha traído su versión, me parece demasiado rockera y difícil de cantar.
De vuelta, casi a las 15:20, no sé que me espera en la mesa… hace unos días que le pedí la carne con queso, a ver. Entro por la puerta y Pepinho sigue con las zapatillas de correr y sin ducharse… ¡cuántas veces le he dicho que se ponga las zapatillas nada más entrar en casa! (“¿y esto?”) ¡Y con unos platos sin fregar! ¡Qué lentitud! Se tiene que ir a las 15:45 y, como sucede todos los martes, saldrá corriendo de la ducha y tendré yo que acabar de lavarlos. Por lo menos me ha hecho la carne con queso y, para variar, tiene una tarta en el horno. ¿Qué será? ¿Habrá utilizado esos botes que ha comprado por Internet? Supongo que sí, se le veía muy emocionado.
“Pepe, ¿qué es ese aceite? ¿Dónde lo pongo?”. Me ha dicho que se puede tirar, que tiene demasiados usos; nada de eso, lo guardaré para otra vez. Seguro que sirve para un pescado.
Nada, saliendo por la puerta. “Adiós, Pepe, ya sabes que hoy no saldré de casa porque viene el de Gas Natural a hacer la primera revisión periódica”. A ver si me llama el del gas y le digo que pase por casa después de salir de clase de bolillos. Bueno, los cacharros los recojo a la vuelta, que quiero echarme un rato antes de ir a clases. Me ha llamado el de Gas Natural y le he dicho que pase después de las 19:15. ¡90 euros por 3 minutos!, menudo timo. Aprovecharé para llamar a Ferrol antes de que llegue Pepe, así lo haré más tranquila.
No sé qué le pasa últimamente, cuando le doy un beso no está demasiado receptivo, hace algún comentario que no tiene nada que ver, como queriendo evitarlo. ¿Qué pensará en realidad?, crucemos los dedos. Nunca está quieto, siempre haciendo algo. Últimamente ni comemos juntos, cuando llego le pregunto que ha comido y muchas veces ni me responde, por lo menos ya tiene un aspecto más saludable, en verano era puro esqueleto. No acabo de creerme que come, es imposible que le dé tiempo justo después de venir del trabajo e ir a correr. Por lo menos sé que come postres. Le seguiré comprando gominolas y regalices.
En clase de bolillos me han dado unos grelos, eran para la profesora pero como no ha venido me los han dado a mí. Tendré que limpiarlos, “es algo superior a mis fuerzas”, no puedo tomar lechuga o cualquier tipo de verdura que no haya limpiado yo (menos las espinacas que cocina Pepe). Por el momento las dejaré en la nevera, a ver si aguantan hasta la semana que viene o el sábado, por lo menos, me da mucha pereza ponerme con ello.
Mañana no iré a clases de bolillos (tengo clases los martes y miércoles) porque, además de que no estará la profesora, iremos a la oficina a preparar el famoso villancico.
Ahora ya casi no puedo ver “Bea la fea”, los martes y jueves quedan descartados, tampoco me pierdo nada del otro mundo. Se sigue el hilo sin necesidad de tener que verlos todos, ahora estoy enganchada a palillar… pero sigo echando de menos “Anatomía de Grey”… “¡Pepe!, puedes venir a…”
La canción del día
… ha sido de Lou Reed, A Walk On The Wild Side… Doo, doo, doo, …
Ingredientes
- 1 cebolla pequeña troceada o media cebolla grande.
- 175 ml. de Coca Cola (con cafeína y azúcar). No sé si llamarle “entera”, como a la leche.
- 60 ml. de salsa de soja.
- 35 gr. de azúcar moreno.
- 2 cucharillas de mostaza.
- 6 a 10 alitas de pollo.
- Un chorrito de aceite.
- Un poco de tomillo (opcional).
- Sal y pimienta.
(2) Mientras tanto, salpimentamos las alitas de pollo y las ponemos en una bandeja (o Pirex). Les echamos un chorrito de aceite de oliva, una ramita de tomillo (opcional) e introducimos en el horno precalentado a 175º C durante unos 20-30 minutos. Dejamos que se vaya haciendo lentamente.
(3) Pasados unos 30 minutos removiendo con la cuchara de madera, la salsa tendrá una consistencia relativamente espesa. La echamos sobre las alitas de pollo, que han estado cocinándose en el horno y volvemos a introducir al horno en torno a 15 minutos. Removemos de vez en cuando.
Pasado ese tiempo tendremos unas alitas con una riquísima salsa agridulce que para mi gusto y el de M estaba para mojar con pal. Blanquito, eso sí.
Doo, doo, doo, …
Jajajajaja!!! (leches! por qué sigo teniendo la página en Alemán?) Me ha encantado tu "puesta en la piel de M"... y es que reconozco que me he sentido identificado (con ella :) en muuuuuuchas cosas. Yo también soy maniáticamente escrupuloso con ciertas cosas, también rozo la intolerancia y la manipulación con mis manías y normas autoimpuestas y sí, puedo llegar a desesperar con ese afán persecutorio que tengo hacia mi pareja.
ResponderEliminarPero permíteme que haga un poco de abogado del diablo. A veces es muy fácil culpar de maniático/egoísta/intransigente cuando, en verdad, lo que ocurre es que los caracteres son diametralmente opuestos. Y tan agobiante es para vosotros nuestra rigidez, como para nosotros vuestra actitud relajada.
En fin, te doy el consejo que me aplico muuuuchas veces y también doy a mi pareja: mucha empatía!
La salsa, perfecta. Alguna idea de con qué puedo acompañarla que no sea carne ni pescado? :)
Aló! Aló!
ResponderEliminarPara que se rían mis amigas de la combinación "Helado de vainilla con nueces de macadámia + reducción de Coca-cola"!
Les voy a encasquetar este pollo, a ver qué cara les queda!
Genial idea!
- Nina -
Para mí el pollo a la coca-cola es de esos remedios caseros de última hora, o cuando llego a casa pelada de tiempo: muslos + sobre sopa 12 verduras + 2 latas casi de coca-cola + 50 min. al horno y listo.
ResponderEliminarBueno ponerse en la piel del "otro" ayuda a ver las cosas desde "su óptica", pero no creo que ayude mucho.
El 17 es el concurso en el Hipercor. Anímate yo voy.
Berta
jajajaja como lograste meterte en los pensamientos de M, pero sabes ... tengo algo en comuin con ella, yo no me pierdo Grey´s Anatomy, será que estás de buen humor ... anda dinos, aceptaste la sugerencia de ella del coche jajaja no nos tengas en ascuas por piedad, se ven deliciosas las piernitas, me lleva la receta, salu2 ;) Patty
ResponderEliminarTodos tenemos manías o, llamémosles, costumbres pero creo que se debe ser tolerante con los hábitos de los demás. Tolerante no implica cambiar “tus” costumbres, sólo admitir y permitir que los demás sigan conservando las suyas, sin enfados. ¿Qué son más importantes las personas o los enfados?
ResponderEliminarCreo que esta salsa sería un buen acompañamiento para unos rollitos de primavera (sin carne), sushi (con arroz y sin pescado, por supuesto). Tampoco creo que le vendría nada mal a unas verduras al horno (espárragos, …). Improvisemos.
Pues espero que tus amigas se chupen los dedos, como hemos hecho nosotros.
Por concursar, no concurso ni al “cara y cruz”. Es por eso por lo que hace años que dejé de competir corriendo. Sólo por placer. Tal vez vaya a echar un vistazo ;-)
¡Imposible!, ni de lejos he podido ponerme en su piel. Lo único que he logrado es imaginarme “su día”, sin esbozar sus pensamientos más íntimos, sería inmiscuirme demasiado.
¡El coche! No me gusta (que no me oiga nadie), las pocas veces que lo he visto en carretera no me ha gustado. Ya te puedes imaginar qué opinión ha tenido más peso… el lunes no paró hasta que le diese mi beneplácito: “se conduce bastante bien”, eso ha sido suficiente para comprarlo.
Bueno. Bicos (besotes)
Jajajaja!!! Harry, después de mucho tiempo sin escribir (aunque siguiendo tus diario-recetas) he decidido hacerlo para decirte que creo que haceis buena pareja. Si ella no fuera como es, probablemente tú te sumirías en un abismo de romanticismo . Creo que tendencia a ser práctica y algo cuadriculada os equilibra como pareja.
ResponderEliminarFeliz Navidad por cierto!!
Ana, si tú lo dices será cierto. Te creeré.
ResponderEliminarPor cierto, para los que no sepan inglés: "doo, doo, doo, doo,..."
se traduce como "du, du, du, du..."
Besotes.
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ResponderEliminarPor Dios!!! Increíblemente deliciosas! Nunca pensé que me gustaran tanto! Ni barbacoa ni leches! Éstas son LAS ALITAS! Gracias por compartir!
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