El tiempo en mis manos y cómo se me va la olla
Almóndigas, segunda parte: Bugs Bunny.
La salsa está riquísima. Aunque es una salsa de verduras, el color y sabor predominante es el de la zanahoria, de ahí su nombre. Se trata de un plato que lleva cierto tiempo de preparación (adobo la noche anterior, sumando más de hora y media de cocción) pero es muy fácil y sencillo. Se puede simultanear la preparación del plato con la realización de otras tareas importantes de la casa: pasar la aspiradora, fregar, hablar por teléfono, leer un libro, jugar a la playstation o, incluso, discutir con la pareja y hacer un puzle, pequeño, eso sí. Todo el tiempo en tus manos, pues no requiere mucha atención, sólo darle unas vueltas de vez en cuando y controlar que no se pegue. Como hacían, y hacen, nuestras madres. Recuerdo, cuando vivía con mis padres, haber visto a mi madre ir a hacer las compras mientras dejaba la olla al fuego. ¡Qué peligro!
Las albóndigas es uno de esos platos que les gusta a casi todo el mundo, pero incluso por repetitivo puede llegar a cansar. Cambiando la salsa y la preparación podremos tomarnos de vez en cuando unas albóndigas sin llegar a aburrirnos y con el éxito garantizado.
Cada día improviso más, y muchas veces sin tomar nota, últimamente me estoy proponiendo escribir las cantidades aproximadas de cada nuevo plato que surja en el día a día. Una copia de seguridad para esos días en los que me falte la memoria o las ideas, que espero tarden en llegar. He empezado por comprarme una pequeñísima libreta gruesa con hojas de colores, perfecta para llevar en la bolsa [*] y tomar nota en cualquier momento.
Nota [*]: ¿Se llaman “bolsos” las “bandoleras” que llevan los hombres? Hace unos años una compañera de trabajo le llamó “mariconera”; pues bueno, el tono me sonó despectivo pero no me importó lo más mínimo.
Sábados de mínima energía
Apostaría a que ya no lo hacen. Durante mucho tiempo era el plato de los sábados, unas albóndigas con tomate y unas patatas fritas. Lo más curioso no era eso, era que mi madre no empezó a hacer albóndigas hasta que yo era relativamente mayorcito, no recuerdo ese plato hasta que una vecina le pasó la receta. Desde ese día se constituyó durante mucho tiempo “el plato de los sábados”, como los espaguetis con carne o los espaguetis con pollo/conejo de los lunes.
Creo que desde hace un tiempo los sábados les toca empanada y los domingos churrasco, sobre todo cuando llega el buen tiempo.
Lo de la “mínima energía” tiene unas reminiscencias físicas. La esfera, ésa forma que toman las albóndigas, no es más que la mejor forma que pueden tener para obtener un estado de mínima energía y, por ello, de equilibrio. ¿Unas albóndigas cuadradas? Difíciles de realizar si no se le añade algún elemento con la energía suficiente como para que descomponga su estado de equilibro original.
Mi equilibrio
No es una casualidad que los planetas sean (casi) esféricos, las pompas de jabón, al albóndigas, muchos tipos de fruta, un huevo, una gota de agua o unos implantes de silicona. En otros casos, como el mío, cuando hay otras fuerzas externas, la esfera ya no es el estado de mínima energía. Por ejemplo, la cuerda que cuelga la ropa que estoy viendo por mi ventana, sujeta a la fuerza de la gravedad, forma lo que se llama una catenaria. Parece un círculo pero no lo es.
“¿Y para que dices esas tonterías?” Digo esas tonterías por dos motivos: primero, ahora no quiero pensar el mis innumerables problemas; segundo, yo, sometido a tantas presiones, tengo un estado de equilibrio sumamente contradictorio. Mi estado de mínima energía, de equilibrio, es cuando estoy activo, principalmente cuando corro. Cuando corro, el tiempo está en mis manos (y no sólo me refiero al cronómetro), tengo un tiempo preestablecido y, sin prisas, se consumirá a sesenta segundos por minuto. Ni más ni menos.
Si prescindiese de esa actividad ya no tendría la mínima posibilidad de hacerme dueño de mi tiempo, de relajarme y de disfrutar un poco. Probadlo, no sé si correr, haced una actividad programada en el tiempo de la que no podáis escapar. A mí me funciona, he programado un mínimo de dos horas y todo aquello que vaya más allá es un regalo o es que M saldrá tarde ;-)
Anteayer hablé con Martín, me ha dicho que en Terrassa se encuentra con frecuencia a otro aficionado a la carrera de fondo. Me ha dicho que lo ha visto correr a horas intempestivas, un “loco” de los míos. Me ha hecho ilusión, por lo menos sé que de vez en cuando se acuerda de mí. Para aquellos que piensan que correr no vale para casi nada.
Es mañana de domingo, estoy en la cocina con el portátil. He levantado nata, espero que M no se haya despertado con el ruido que han hecho de las varillas mientras rozaban contra el recipiente. Lo sabré pronto…
Lo he sabido, no tan pronto, son las once menos diez y M se acaba de levantar. Lo tengo que dejar
IngredientesAlbóndigas
(1) Preparación de las albóndigas. Ponemos en un cuenco la miga de pan remojada en leche (no excesiva). Dejamos en remojo hasta que quede blandita y haya absorbido la leche. En otro cuenco grande echamos la carne picada, la salpimentamos, y mezclamos con el pan mojado en leche, el perejil picado y el huevo. Yo siempre le añado un par de quesitos o incluso unos trocitos en el corazón de las albóndigas. Mezclamos bien. Podemos echarle un poco de hierbabuena o albahaca.
(2) Ponemos la harina en un plato. Con la mezcla de la carne formamos bolas (pequeñitas) de unos tres centímetros de diámetro y las rebozamos en harina. Eliminamos la harina sobrante y las ponemos en un plato. Reservamos. Calentamos el aceite en una sartén a fuego medio, cuando tenga una temperatura de unos 180º C añadimos las albóndigas, en pocas cantidades para que no se baje la temperatura. Las freímos durante unos minutos por todos lados y, a medida que las vamos haciendo, las ponemos sobre un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. Reservamos.
(3) Preparación de la salsa de zanahoria. Cortamos todas las verduras y las introducimos en una olla: tomates en cuartos o por la mitad, los pimientos en tiras, las tres zanahorias lavadas y cortadas con piel (hace que espese la salsa), la cebolla en cuartos, el ajo en láminas, la pimienta negra… Añadimos el aceite de freír las albóndigas (sin pasarse), colando las partículas sólidas que pudiesen quedar. Echamos el vino blanco (de calidad) y un chorrito de coñac (o vino de Porto). A veces también me gusta añadirle un poco de caldo de pollo, sobre todo si veo que se ha evaporado el exceso durante la cocción.
Ponemos las albóndigas que habíamos reservado, tapamos y dejamos en adobo toda la noche.
(4) Al día siguiente retiramos las albóndigas y las reservamos en un plato. Salamos las verduras y las dejamos cocinando a fuego lento por espacio de 1 hora y 20 minutos, aproximadamente, hasta que estén blanditas y se puedan pasar fácilmente por una batidora. Trituramos las verduras con un batidor o un pasapurés, añadimos las albóndigas y llevamos al fuego por unos 20-25 minutos más, hasta que las albóndigas estén hechas.
Acompañamos con patatas fritas, arroz,… Riquísimas, incluso mejor de un día para otro. Puede usarse para otro tipo de carnes.
La salsa está riquísima. Aunque es una salsa de verduras, el color y sabor predominante es el de la zanahoria, de ahí su nombre. Se trata de un plato que lleva cierto tiempo de preparación (adobo la noche anterior, sumando más de hora y media de cocción) pero es muy fácil y sencillo. Se puede simultanear la preparación del plato con la realización de otras tareas importantes de la casa: pasar la aspiradora, fregar, hablar por teléfono, leer un libro, jugar a la playstation o, incluso, discutir con la pareja y hacer un puzle, pequeño, eso sí. Todo el tiempo en tus manos, pues no requiere mucha atención, sólo darle unas vueltas de vez en cuando y controlar que no se pegue. Como hacían, y hacen, nuestras madres. Recuerdo, cuando vivía con mis padres, haber visto a mi madre ir a hacer las compras mientras dejaba la olla al fuego. ¡Qué peligro!
Las albóndigas es uno de esos platos que les gusta a casi todo el mundo, pero incluso por repetitivo puede llegar a cansar. Cambiando la salsa y la preparación podremos tomarnos de vez en cuando unas albóndigas sin llegar a aburrirnos y con el éxito garantizado.
Cada día improviso más, y muchas veces sin tomar nota, últimamente me estoy proponiendo escribir las cantidades aproximadas de cada nuevo plato que surja en el día a día. Una copia de seguridad para esos días en los que me falte la memoria o las ideas, que espero tarden en llegar. He empezado por comprarme una pequeñísima libreta gruesa con hojas de colores, perfecta para llevar en la bolsa [*] y tomar nota en cualquier momento.
Nota [*]: ¿Se llaman “bolsos” las “bandoleras” que llevan los hombres? Hace unos años una compañera de trabajo le llamó “mariconera”; pues bueno, el tono me sonó despectivo pero no me importó lo más mínimo.
Sábados de mínima energía
Apostaría a que ya no lo hacen. Durante mucho tiempo era el plato de los sábados, unas albóndigas con tomate y unas patatas fritas. Lo más curioso no era eso, era que mi madre no empezó a hacer albóndigas hasta que yo era relativamente mayorcito, no recuerdo ese plato hasta que una vecina le pasó la receta. Desde ese día se constituyó durante mucho tiempo “el plato de los sábados”, como los espaguetis con carne o los espaguetis con pollo/conejo de los lunes.
Creo que desde hace un tiempo los sábados les toca empanada y los domingos churrasco, sobre todo cuando llega el buen tiempo.
Lo de la “mínima energía” tiene unas reminiscencias físicas. La esfera, ésa forma que toman las albóndigas, no es más que la mejor forma que pueden tener para obtener un estado de mínima energía y, por ello, de equilibrio. ¿Unas albóndigas cuadradas? Difíciles de realizar si no se le añade algún elemento con la energía suficiente como para que descomponga su estado de equilibro original.
Mi equilibrio
No es una casualidad que los planetas sean (casi) esféricos, las pompas de jabón, al albóndigas, muchos tipos de fruta, un huevo, una gota de agua o unos implantes de silicona. En otros casos, como el mío, cuando hay otras fuerzas externas, la esfera ya no es el estado de mínima energía. Por ejemplo, la cuerda que cuelga la ropa que estoy viendo por mi ventana, sujeta a la fuerza de la gravedad, forma lo que se llama una catenaria. Parece un círculo pero no lo es.
“¿Y para que dices esas tonterías?” Digo esas tonterías por dos motivos: primero, ahora no quiero pensar el mis innumerables problemas; segundo, yo, sometido a tantas presiones, tengo un estado de equilibrio sumamente contradictorio. Mi estado de mínima energía, de equilibrio, es cuando estoy activo, principalmente cuando corro. Cuando corro, el tiempo está en mis manos (y no sólo me refiero al cronómetro), tengo un tiempo preestablecido y, sin prisas, se consumirá a sesenta segundos por minuto. Ni más ni menos.
Si prescindiese de esa actividad ya no tendría la mínima posibilidad de hacerme dueño de mi tiempo, de relajarme y de disfrutar un poco. Probadlo, no sé si correr, haced una actividad programada en el tiempo de la que no podáis escapar. A mí me funciona, he programado un mínimo de dos horas y todo aquello que vaya más allá es un regalo o es que M saldrá tarde ;-)
Anteayer hablé con Martín, me ha dicho que en Terrassa se encuentra con frecuencia a otro aficionado a la carrera de fondo. Me ha dicho que lo ha visto correr a horas intempestivas, un “loco” de los míos. Me ha hecho ilusión, por lo menos sé que de vez en cuando se acuerda de mí. Para aquellos que piensan que correr no vale para casi nada.
Es mañana de domingo, estoy en la cocina con el portátil. He levantado nata, espero que M no se haya despertado con el ruido que han hecho de las varillas mientras rozaban contra el recipiente. Lo sabré pronto…
Lo he sabido, no tan pronto, son las once menos diez y M se acaba de levantar. Lo tengo que dejar
IngredientesAlbóndigas
- 15 gr (1/2 rebanada) de pan.
- 2 cucharadas de leche entera.
- 150 gr. de carne de ternera picada, mitad de ternera y mitad de cerdo.
- 1 diente de ajo, pelado y picado.
- 2 cucharadas de perejil muy picado.
- 1 cucharada de huevo batido.
- 1 cucharadita de sal.
- Pimienta negra recién molida.
- 2 cucharadas de harina (para rebozar).
- ¼ de taza de aceite de oliva virgen extra (para freír).
- Otras opciones (personales): hierbabuena, albahaca, un par de quesitos, cebolla,…
- 1 cebolla cortada en cuartos [2 cebollas]
- 2 tomates troceados por la mitad o en cuartos [3 unid.]
- 1/2 pimiento rojo en tiras [1 unid.]
- 1/2 pimiento verde en tiras [1 unid.]
- 3 zanahorias no pequeñas lavadas y sin pelar [6 unid.]
- 2 dientes de ajo [3 ó 4]
- Un chorro generoso de aceite de oliva (usaremos el de freír las albóndigas9
- 1/2 vaso de vino blanco [1 vaso]
- Pimienta en grano, 3-4 unidades.
- Un chorrito de coñac.
- Sal.
- Opcional: un chorrito de caldo de pollo.
(1) Preparación de las albóndigas. Ponemos en un cuenco la miga de pan remojada en leche (no excesiva). Dejamos en remojo hasta que quede blandita y haya absorbido la leche. En otro cuenco grande echamos la carne picada, la salpimentamos, y mezclamos con el pan mojado en leche, el perejil picado y el huevo. Yo siempre le añado un par de quesitos o incluso unos trocitos en el corazón de las albóndigas. Mezclamos bien. Podemos echarle un poco de hierbabuena o albahaca.
(2) Ponemos la harina en un plato. Con la mezcla de la carne formamos bolas (pequeñitas) de unos tres centímetros de diámetro y las rebozamos en harina. Eliminamos la harina sobrante y las ponemos en un plato. Reservamos. Calentamos el aceite en una sartén a fuego medio, cuando tenga una temperatura de unos 180º C añadimos las albóndigas, en pocas cantidades para que no se baje la temperatura. Las freímos durante unos minutos por todos lados y, a medida que las vamos haciendo, las ponemos sobre un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. Reservamos.
(3) Preparación de la salsa de zanahoria. Cortamos todas las verduras y las introducimos en una olla: tomates en cuartos o por la mitad, los pimientos en tiras, las tres zanahorias lavadas y cortadas con piel (hace que espese la salsa), la cebolla en cuartos, el ajo en láminas, la pimienta negra… Añadimos el aceite de freír las albóndigas (sin pasarse), colando las partículas sólidas que pudiesen quedar. Echamos el vino blanco (de calidad) y un chorrito de coñac (o vino de Porto). A veces también me gusta añadirle un poco de caldo de pollo, sobre todo si veo que se ha evaporado el exceso durante la cocción.
Ponemos las albóndigas que habíamos reservado, tapamos y dejamos en adobo toda la noche.
(4) Al día siguiente retiramos las albóndigas y las reservamos en un plato. Salamos las verduras y las dejamos cocinando a fuego lento por espacio de 1 hora y 20 minutos, aproximadamente, hasta que estén blanditas y se puedan pasar fácilmente por una batidora. Trituramos las verduras con un batidor o un pasapurés, añadimos las albóndigas y llevamos al fuego por unos 20-25 minutos más, hasta que las albóndigas estén hechas.
Acompañamos con patatas fritas, arroz,… Riquísimas, incluso mejor de un día para otro. Puede usarse para otro tipo de carnes.
8 comentarios:
Buenos días Pepinho!
I quines mandonguilles!!! Ya sé qué voy a hacer este sábado por la tarde... para celebrar las "erecciones" del domingo, que me van a fastidiar el día de mi santo! Además de estar tocando las narices bastantes días antes!
Me encanta que de vez en cuando, pongas algún que otro plato que no sea un postre! Y es que además, todo tiene que estar riquísimo!
Ya toca uno de pescado!
Un abrazo!
- Nina -
Gracias,
Ya sabes, de vez en cuando. Mira, un trocito de esta salsa tiene una historia que no debo desvelar. También sabes que a la gente, por lo general, le atraen más los dulces (“a nadie le amarga un dulce”), pero bueno. Personalmente creo que de puntillas ha pasado por aquí algún que otro plato salado que vale su peso en oro (esta salsa podría ser uno de ellos): las almejas a la marinera de mi abuela/madre, los mejillones en salsa, chipirones en tinta, una salsa boloñesa, risottos, arroz pilaf (o con conejo), unos callos, … bueno, hablo de memoría.
Estoy muy cansado de las "erecciones" (no las mías) :-). Lo peor es que en el fondo creo que la campaña no sirve para nada, sólo para gastar dinero y tenernos un poco entretenidos. Llegaré tarde, tanto que no he podido ejercer mi voto por correo. Como alguien ha dicho: mi voto es inútil, total lo sería de cualquier modo.
Como soy muy olvidadizo: ¡felicidades!, por si se me olvida o no llego.
Otro,
Pepinho
Aló!
Pues ya que lo dices, voy a imprimir estas recetas que comentas. El conejo en salsa de perdiz que hice una vez, quedó riquísimo, y eso que iba un poco justa de tiempo!
Este fin de semana que viene, había pensado hacer las albóndigas, pero ahora al llegar a casa, veo que mi madre ha hecho (debo decir que le quedan siempre muy ricas)... por lo que las almejas podrían ser una buena opción...
Ya te contaré! Menos mal que la cocina siempre, o casi siempre, es agradecida o nos enseña algo nuevo.
Un abrazo... y felices "erecciones"!
- Nina -
Dios...
acaso soy la única que ha visto estas pedazo albóndigas? No llaman la atención a nadie más???
Qué tal quedarían con puré de calabaza a modo de salsa?... Así rollo dulzón, mezclado con albóndigas con el corazón de queso fundido? Ñam... ñam...
Por cierto...
Yo te doy las gracias por enseñarnos cada día lo que cocinas!
Aunque no lo podamos probar (que seguro está todo riquísimo), nos lo permites disfrutar mediante el blog! Gracias por cocinar también para nosotros. Mi personita y mis jugos gástricos te lo agradecen!
- Nina -
Es oir albóndigas y salgo disparada, las comeria de todas formas, sabores y colores, y estas me llaman muchooo, muchooo, probé las de salsa de melocoton y las siguientes estas.
Gracias por las recetas Pepinho.
Saludos
Hola¡
Llevo toda la tarde leyendo tu blog, recién descubierto. Sólo he parado para una breve salida y para cenar los huevos rellenos que había preparado esta mañana.
No sé si este comentario te llegará, te dejo aquí mi felicitación más absoluta por tu capacidad creativa.
Y, de paso, te propongo que añadas a estas fantásticas albóndigas unos piñones y unos champiñones. Y si a la masa de carne le espolvoreas nuez moscada...ni te cuento¡¡
Un placer, sigo leyendote.
me encanta tu blog soy de alemnia, naci aqui pero espana me encanta y mis padres son espanoles de andalucia y solo conozco las albondigas en tomate manana voy hacer tu receta y dire se me gusta esta receta pero las fotos estan muy lindas
vuestro Daniel
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