La última cena
Leamos qué dice Pierre Hermé sobre este postre: “Me encanta el contraste entre el crujiente de las avellanas tostadas, la esponjosidad de la dacquoise y la cremosidad de la ganache de chocolate amargo. Es un placer intenso.”
Tenía clavada una pequeña (pequeñita) espina a raíz del “Dulce placer” (Placer dulce, el sustantivo precede al adjetivo), por la textura y consistencia obtenida con el chantilly o el ganache, ¡qué tontería! Escusas, realmente deseaba volver a hacer una dacquoise con chocolate blandito. Tenía claras, muchas claras; tiempo, poco tiempo ;-) y un fin de semana en Santiago, sólo era cuestión de ponerse manos a la obra. ¡Viva el chocolate! ¡Viva Honduras!
Emprender una receta de Pierre Hermé es toda una aventura y un acierto. Es muy preciso en sus apreciaciones, ingredientes y cantidades. A nosotros sólo nos queda ser fieles a esa precisión, siguiendo al detalle cada una de sus anotaciones, todas.
La ganache (¿o es “el” ganache?) la haremos el día que se vaya a degustar el postre. Si lo metemos en el frigorífico demasiado tiempo se endurece, gana sabor pero hay que retirarlo un par de horas antes para que se reblandezca a temperatura ambiente. Puede durar varios días, incluso la masa está más rica, sólo debemos retirarla del frigorífico con la antelación suficiente para tener un relleno blandito y cremoso. Recordad las palabras de Hermé: “… la cremosidad de la ganache…”. Riquísimo, ahora sólo queda en el recuerdo de un domingo primaveral.
El pasado fin de semana venía en El País Semanal una divertida e interesante encuesta con algunos de los más relevantes cocineros del mundo. Las preguntas despertaban mi curiosidad: ¿qué plato les gustaría a esos grandes cocineros en “su última cena” y cómo lo acompañarían?, o lo que es lo mismo ¿cuáles son vuestros platos preferidos?
La decepción se apoderó de mí al leer las primeras respuestas. Esperaba un “Rosebud”, el amor por lo sencillo y los sabores de mamá, los mejillones y el arroz de la abuela o una simple pieza de fruta de la pasión; amor sincero de sabores auténticos. ¿No es esa la idea de la “nueva cocina”?
Lejos de eso, hablaban de champán, de platos exóticos (“bambú surtido con sashimi”, “medio kilo de caviar de Beluga”,…), de autocomplacencia. En las respuestas rebosaban tópicos almibarados como: “… acompañado de mis seres queridos”. ¡Horror! Esperaba poder leer la expresión “tortilla de patatas y huevos con chorizo” (que yo no me tomaría), como si detrás de esa fascinante experimentación, todos hubiésemos descubierto la verdad: ¡la riqueza está en la sencillez de una buena materia prima y en los sabores puros! ¿Desconstruir?, desconstruir es separar sabores y unirlos en el paladar, poco a poco y sin máscaras.
Por suerte, a medida que iba leyendo descubría cociner@s que valoraban la materia prima frente al proceso creativo. Haciendo un símil cinematográfico, suele decirse que de un mal guión nunca saldrá una buena película, de un buen guión dependerá del “cocinero”.
Al final caeré en el mismo pecado, seguro, pero por lo menos no magnificaré ese Arte ni cualquier otro que predique la “verdad”. La vida es un ciclo, como las faldas que suben y bajan (a veces demasiado rápido). El Arte evoluciona, dentro de unos años veremos otra cocina y otros “gurús” que estarán profetizando otra forma de hacer cocina.
Desde luego, no es lo último que quisiera hacer y, a ser posible, evitaría hacerlo y dedicar el tiempo a alguna ilusión no consumada. Si no tengo otro remedio, y siempre que tuviese tiempo para hacer la digestión (no me gustaría irme con el estómago lleno), sería una comida de contrastes. Lo que no tomaría es carne de ningún tipo.
Ahora, sin demasiado tiempo para pensar, desearía una ensalada o un primer plato exótico con sabores que nunca haya probado. Como segundo plato me tomaría un pescado, tal vez unas cocochas de bacalao en salsa verde, poco hechas y con una salsa muy ligerita, acompañada de unas almejas casi crudas, con un ligero hervor.
El postre sería algo muy sencillo, un requesón con miel y nueces o un poco de queso con membrillo. Después me tomaría algo de bollería, unos donuts recién hechos o unas caracolas (o bollos de Chelsey).
También se me ocurren unos mejillones o una pieza de fruta (que me encanta).
Muy fácil. El entrante me gustaría que lo preparase Ferrán Adriá, le dejaría que emplease la imaginación. Soy todo tuyo. Las cocochas las prepararía Arzak o Berasategui, según disponibilidad ;-), son unos verdaderos genios en la preparación de estos platos (o eso dicen de ellos). El postre se lo dejo a un repostero Francés de cuyo nombre siempre me acuerdo, pero esta vez sin chocolate.
Uff. Ya está. Una noche estrellada de verano en la playa de Barraña. Con la marea baja, hasta “la piedra de la señal”, una mesa y los pies descalzos sobre arena mojada por la marea. Ligero viento norte, soledad y un olor a mar muy penetrante.
Si la noche estuviese ocupada, escogería una mañana. Muy temprano, mientras sale el sol por el horizonte. Siempre acabaría con un baño en las aguas todavía oscuras por la ausencia de luz solar. Si me voy a morir, ¿para qué me voy a preocupar por un corte de digestión?
Agua mineral de Mondaríz en botella de cristal. Fresca. Una botella de agua con gas y otra sin gas.
La soledad. Ni cameros, ni cocineros. De tener compañía sería durante la sobremesa, gente interesante que pudiese explicarme algo sobre la vida: Groucho Marx, Marilyn Monroe, Buster Keaton, Hermann Hesse, Sartre, Camus, Woody Allen, Lernard Cohen, E. Lubish, mi abuela…
No me gustan las despedidas, y menos si es la mía.
Las olas del mar. Sólo eso, ningún sonido más. A media cena sonaría un violonchelo con música de J. S. Bach, la Suite para violonchelo nº 1 BWV 1007 tocada por Pau Casals o Rostropovich, y un piano en la distancia que deja de sonar poco a poco mientras el mar se lo va tragando con sus idas y venidas.
Te quiero cuando te enfadas, me haces reír, me recuerdas a una niña caprichosa. Me gustas porque no eres perfecta, las imperfecciones te hacen interesante y realzan lo bello. Te quiero cuando sólo estás un poco enfadada, cuándo se te va con un simple comentario, cuando es evitable. Cuando te alegra el día una ropa o un cumplido.
Te odio cuando no transiges, toleras o permites. Cuando no salen las cosas como TÚ deseas.
Ingredientes
Dacquoise
(1) Si las avellanas son frescas las tostaremos en el horno a 150º C durante unos 10 minutos, retirando las pieles una vez tostadas. Troceamos las avellanas en fragmentos relativamente grandes, en mitades o cuartos. Mezclamos la avellana molida con el azúcar glasé y pasamos la mezcla por un tamiz fino. Reservamos.
(2) En un cuenco grande y con un batidor eléctrico montamos las claras a puntos de nieve. Una vez empiecen a levantarse, incorporamos lentamente el azúcar polvo sin dejar de batir. Añadimos poco a poco la mezcla de las avellanas molidas y azúcar, mezclando suavemente con ayuda de una espátula de plástico. Siempre en movimientos envolventes y de abajo hacia arriba, girando el cuenco mientras mezclamos.
(2) Forramos una bandeja de horno grande o dos pequeñas con papel de hornear y dibujamos dos círculos de unos 24 cm de diámetro. Rellenamos una manga pastelera de boca ancha (nº 12) y formamos dos discos en forma espiral empezando desde el centro del dibujo. Espolvoreamos con las avellanas picadas, 40 gr. cada disco, presionando ligeramente para que se incrusten algo. Espolvoreamos cada disco con un poco de azúcar glasé y dejamos reposar durante 10 min. Precalentamos el horno a 170º C. Pasados esos 10 minutos volvemos a espolvorear con otro poco de azúcar glasé y dejamos reposar otros 10 minutos más.
(3) Introducimos en el horno precalentado a 170º C y horneamos durante unos 35 minutos, hasta que esté ligeramente dorada. Si la hacemos poco se rompería, lo mejor es comprobar al tacto. Como he usado dos bandejas, en la mitad del tiempo de horneado he invertido el orden de las mismas, pasando la inferior a la parte superior y viceversa. Si nos caben en una única bandeja no hay problema.
(4) Dejamos enfriar totalmente antes de despegar para evitar que se rompan. Envolvemos en película de cocina e introducimos en el frigorífico. La dacquoise está más rica si se ha dejado reposar en lugar frío, incluso mucho mejor entre 24 a 36 horas después.
(5) Ganache. La prepararemos el día que la vamos a degustar.
(5.1) Retiramos la mantequilla de la nevera para que esté blandita. Reblandecemos en un cuenco para facilitar después su incorporación al chocolate y la cortamos en trocitos pequeños. Reservamos. Troceamos fino el chocolate en un cuenco grande. Hervimos la leche, cuando haya hervido vertemos poco a poco sobre el chocolate, removiendo en forma de círculos con una espátula de plástico o cuchara de madera.
(5.2) Procedemos hasta verter toda la leche, removiendo hasta que se haya disuelto todo el chocolate. Cuando la temperatura de la mezcla haya bajado de 60 º C, unos 50-55 ºC, añadimos la mantequilla poco a poco, mezclando con mucho cuidado hasta que se haya disuelto del todo. Reservamos hasta que tenga cierta consistencia y pueda ponerse en una manga pastelera.
Si se endurece (en esta época no es muy común) podemos ponerla al baño María o en el microondas sin trabajarla demasiado.
(6) Ponemos un disco de la dacquoise sobre la bandeja en la que se va a servir con el lado de avellanas hacía abajo. Con ayuda de una manga pastelera de boquilla grande (nº 15) (personalmente, pienso que con una del 12 es más que suficiente) formamos bolas que vamos situando desde el borde hacia el centro. Cubrimos toda la superficie y apoyamos el otro disco sobre la ganache con la capa de las avellanas hacia arriba. Dejamos enfriar de 30 minutos a una hora en el frigorífico antes de servir.
Cuando la vayamos a servir la espolvoreamos la superficie abundante azúcar glasé. Como he dicho, podemos dejarla a temperatura ambiente para que la ganache esté blandita. Una riquísima tarta que debe tomarse en su justa temperatura…
Ave, avellana.
Leamos qué dice Pierre Hermé sobre este postre: “Me encanta el contraste entre el crujiente de las avellanas tostadas, la esponjosidad de la dacquoise y la cremosidad de la ganache de chocolate amargo. Es un placer intenso.”
Tenía clavada una pequeña (pequeñita) espina a raíz del “Dulce placer” (Placer dulce, el sustantivo precede al adjetivo), por la textura y consistencia obtenida con el chantilly o el ganache, ¡qué tontería! Escusas, realmente deseaba volver a hacer una dacquoise con chocolate blandito. Tenía claras, muchas claras; tiempo, poco tiempo ;-) y un fin de semana en Santiago, sólo era cuestión de ponerse manos a la obra. ¡Viva el chocolate! ¡Viva Honduras!
Emprender una receta de Pierre Hermé es toda una aventura y un acierto. Es muy preciso en sus apreciaciones, ingredientes y cantidades. A nosotros sólo nos queda ser fieles a esa precisión, siguiendo al detalle cada una de sus anotaciones, todas.
La ganache (¿o es “el” ganache?) la haremos el día que se vaya a degustar el postre. Si lo metemos en el frigorífico demasiado tiempo se endurece, gana sabor pero hay que retirarlo un par de horas antes para que se reblandezca a temperatura ambiente. Puede durar varios días, incluso la masa está más rica, sólo debemos retirarla del frigorífico con la antelación suficiente para tener un relleno blandito y cremoso. Recordad las palabras de Hermé: “… la cremosidad de la ganache…”. Riquísimo, ahora sólo queda en el recuerdo de un domingo primaveral.
El pasado fin de semana venía en El País Semanal una divertida e interesante encuesta con algunos de los más relevantes cocineros del mundo. Las preguntas despertaban mi curiosidad: ¿qué plato les gustaría a esos grandes cocineros en “su última cena” y cómo lo acompañarían?, o lo que es lo mismo ¿cuáles son vuestros platos preferidos?
La decepción se apoderó de mí al leer las primeras respuestas. Esperaba un “Rosebud”, el amor por lo sencillo y los sabores de mamá, los mejillones y el arroz de la abuela o una simple pieza de fruta de la pasión; amor sincero de sabores auténticos. ¿No es esa la idea de la “nueva cocina”?
Lejos de eso, hablaban de champán, de platos exóticos (“bambú surtido con sashimi”, “medio kilo de caviar de Beluga”,…), de autocomplacencia. En las respuestas rebosaban tópicos almibarados como: “… acompañado de mis seres queridos”. ¡Horror! Esperaba poder leer la expresión “tortilla de patatas y huevos con chorizo” (que yo no me tomaría), como si detrás de esa fascinante experimentación, todos hubiésemos descubierto la verdad: ¡la riqueza está en la sencillez de una buena materia prima y en los sabores puros! ¿Desconstruir?, desconstruir es separar sabores y unirlos en el paladar, poco a poco y sin máscaras.
Por suerte, a medida que iba leyendo descubría cociner@s que valoraban la materia prima frente al proceso creativo. Haciendo un símil cinematográfico, suele decirse que de un mal guión nunca saldrá una buena película, de un buen guión dependerá del “cocinero”.
Al final caeré en el mismo pecado, seguro, pero por lo menos no magnificaré ese Arte ni cualquier otro que predique la “verdad”. La vida es un ciclo, como las faldas que suben y bajan (a veces demasiado rápido). El Arte evoluciona, dentro de unos años veremos otra cocina y otros “gurús” que estarán profetizando otra forma de hacer cocina.
Desde luego, no es lo último que quisiera hacer y, a ser posible, evitaría hacerlo y dedicar el tiempo a alguna ilusión no consumada. Si no tengo otro remedio, y siempre que tuviese tiempo para hacer la digestión (no me gustaría irme con el estómago lleno), sería una comida de contrastes. Lo que no tomaría es carne de ningún tipo.
Ahora, sin demasiado tiempo para pensar, desearía una ensalada o un primer plato exótico con sabores que nunca haya probado. Como segundo plato me tomaría un pescado, tal vez unas cocochas de bacalao en salsa verde, poco hechas y con una salsa muy ligerita, acompañada de unas almejas casi crudas, con un ligero hervor.
El postre sería algo muy sencillo, un requesón con miel y nueces o un poco de queso con membrillo. Después me tomaría algo de bollería, unos donuts recién hechos o unas caracolas (o bollos de Chelsey).
También se me ocurren unos mejillones o una pieza de fruta (que me encanta).
Muy fácil. El entrante me gustaría que lo preparase Ferrán Adriá, le dejaría que emplease la imaginación. Soy todo tuyo. Las cocochas las prepararía Arzak o Berasategui, según disponibilidad ;-), son unos verdaderos genios en la preparación de estos platos (o eso dicen de ellos). El postre se lo dejo a un repostero Francés de cuyo nombre siempre me acuerdo, pero esta vez sin chocolate.
Uff. Ya está. Una noche estrellada de verano en la playa de Barraña. Con la marea baja, hasta “la piedra de la señal”, una mesa y los pies descalzos sobre arena mojada por la marea. Ligero viento norte, soledad y un olor a mar muy penetrante.
Si la noche estuviese ocupada, escogería una mañana. Muy temprano, mientras sale el sol por el horizonte. Siempre acabaría con un baño en las aguas todavía oscuras por la ausencia de luz solar. Si me voy a morir, ¿para qué me voy a preocupar por un corte de digestión?
Agua mineral de Mondaríz en botella de cristal. Fresca. Una botella de agua con gas y otra sin gas.
La soledad. Ni cameros, ni cocineros. De tener compañía sería durante la sobremesa, gente interesante que pudiese explicarme algo sobre la vida: Groucho Marx, Marilyn Monroe, Buster Keaton, Hermann Hesse, Sartre, Camus, Woody Allen, Lernard Cohen, E. Lubish, mi abuela…
No me gustan las despedidas, y menos si es la mía.
Las olas del mar. Sólo eso, ningún sonido más. A media cena sonaría un violonchelo con música de J. S. Bach, la Suite para violonchelo nº 1 BWV 1007 tocada por Pau Casals o Rostropovich, y un piano en la distancia que deja de sonar poco a poco mientras el mar se lo va tragando con sus idas y venidas.
Te quiero cuando te enfadas, me haces reír, me recuerdas a una niña caprichosa. Me gustas porque no eres perfecta, las imperfecciones te hacen interesante y realzan lo bello. Te quiero cuando sólo estás un poco enfadada, cuándo se te va con un simple comentario, cuando es evitable. Cuando te alegra el día una ropa o un cumplido.
Te odio cuando no transiges, toleras o permites. Cuando no salen las cosas como TÚ deseas.
Ingredientes
Dacquoise
- 80 gr. de avellanas tostadas y troceadas gruesas (en mitades o cuartos)
- 135 gr. de avellanas molidas.
- 150 gr. de azúcar glasé.
- 5 claras de huevo (unos 200 gr.)
- 50 gr. de azúcar polvo (para levantar la claras)
- Azúcar glasé para espolvorear (antes y después del horneado)
- 300 gr. de mantequilla reblandecida.
- 320 gr. de chocolate negro al 70% (puede usarse 360 gr. de chocolate con leche).
- 220 ml. de leche entera.
(1) Si las avellanas son frescas las tostaremos en el horno a 150º C durante unos 10 minutos, retirando las pieles una vez tostadas. Troceamos las avellanas en fragmentos relativamente grandes, en mitades o cuartos. Mezclamos la avellana molida con el azúcar glasé y pasamos la mezcla por un tamiz fino. Reservamos.
(2) En un cuenco grande y con un batidor eléctrico montamos las claras a puntos de nieve. Una vez empiecen a levantarse, incorporamos lentamente el azúcar polvo sin dejar de batir. Añadimos poco a poco la mezcla de las avellanas molidas y azúcar, mezclando suavemente con ayuda de una espátula de plástico. Siempre en movimientos envolventes y de abajo hacia arriba, girando el cuenco mientras mezclamos.
(2) Forramos una bandeja de horno grande o dos pequeñas con papel de hornear y dibujamos dos círculos de unos 24 cm de diámetro. Rellenamos una manga pastelera de boca ancha (nº 12) y formamos dos discos en forma espiral empezando desde el centro del dibujo. Espolvoreamos con las avellanas picadas, 40 gr. cada disco, presionando ligeramente para que se incrusten algo. Espolvoreamos cada disco con un poco de azúcar glasé y dejamos reposar durante 10 min. Precalentamos el horno a 170º C. Pasados esos 10 minutos volvemos a espolvorear con otro poco de azúcar glasé y dejamos reposar otros 10 minutos más.
(3) Introducimos en el horno precalentado a 170º C y horneamos durante unos 35 minutos, hasta que esté ligeramente dorada. Si la hacemos poco se rompería, lo mejor es comprobar al tacto. Como he usado dos bandejas, en la mitad del tiempo de horneado he invertido el orden de las mismas, pasando la inferior a la parte superior y viceversa. Si nos caben en una única bandeja no hay problema.
(4) Dejamos enfriar totalmente antes de despegar para evitar que se rompan. Envolvemos en película de cocina e introducimos en el frigorífico. La dacquoise está más rica si se ha dejado reposar en lugar frío, incluso mucho mejor entre 24 a 36 horas después.
(5) Ganache. La prepararemos el día que la vamos a degustar.
(5.1) Retiramos la mantequilla de la nevera para que esté blandita. Reblandecemos en un cuenco para facilitar después su incorporación al chocolate y la cortamos en trocitos pequeños. Reservamos. Troceamos fino el chocolate en un cuenco grande. Hervimos la leche, cuando haya hervido vertemos poco a poco sobre el chocolate, removiendo en forma de círculos con una espátula de plástico o cuchara de madera.
(5.2) Procedemos hasta verter toda la leche, removiendo hasta que se haya disuelto todo el chocolate. Cuando la temperatura de la mezcla haya bajado de 60 º C, unos 50-55 ºC, añadimos la mantequilla poco a poco, mezclando con mucho cuidado hasta que se haya disuelto del todo. Reservamos hasta que tenga cierta consistencia y pueda ponerse en una manga pastelera.
Si se endurece (en esta época no es muy común) podemos ponerla al baño María o en el microondas sin trabajarla demasiado.
(6) Ponemos un disco de la dacquoise sobre la bandeja en la que se va a servir con el lado de avellanas hacía abajo. Con ayuda de una manga pastelera de boquilla grande (nº 15) (personalmente, pienso que con una del 12 es más que suficiente) formamos bolas que vamos situando desde el borde hacia el centro. Cubrimos toda la superficie y apoyamos el otro disco sobre la ganache con la capa de las avellanas hacia arriba. Dejamos enfriar de 30 minutos a una hora en el frigorífico antes de servir.
Cuando la vayamos a servir la espolvoreamos la superficie abundante azúcar glasé. Como he dicho, podemos dejarla a temperatura ambiente para que la ganache esté blandita. Una riquísima tarta que debe tomarse en su justa temperatura…
Ave, avellana.
te empezaba a escribir sobre los cocineros, pero se me acaba de quitar el gusto con el mensje de virus que entra segun habres el anterior comentario.Mira a ver por favor...harry...
ResponderEliminarEl ultimo dia, supongo que ligero de equipaje como diria el cantautor, una ensalada rica, de contrastes, mar, tierra, vegetal con una vinagreta templada de miel y frutas supongo...un todo en uno.Pero eso si un postre y mejor de chocolate y/o frutas.Para eso tu blog.Supongo que si tuviera que elegir acabaria inevitablemente en tu recetario..besos
Es increible la textura que tiene el chocolate, y la verdad que no tiene pinta de ser muy dificil de hacer (la mezcla de chocolate para usarla en otra cosa porque el dacquoise tiene pinta de ser muy complicado, sobre todo para mi que cocino lo basico >_<)
ResponderEliminarEs increible la textura que tiene el chocolate, y la verdad que no tiene pinta de ser muy dificil de hacer (la mezcla de chocolate para usarla en otra cosa porque el dacquoise tiene pinta de ser muy complicado, sobre todo para mi que cocino lo basico >_<)
ResponderEliminarHola, Pepinho.
ResponderEliminarEs gracioso eso de pensar en lo que haría uno antes de morir, porque a no ser que la muerte sea voluntaria, uno no suele estar en disposición de hacer todo ese montaje, pero si pudiera elegir, yo también me iría a la playa, al caer el sol, y me conformaría con un bocadillo de pan recién hecho y crujiente y una botella de cava que me bebería sin prisa y sin miedo a la resaca. Sola, sentada en la arena y con un libro de poesía al alcance de la mano...la última felicidad.
Y pasando a algo más prosaico, una pregunta, ¿Qué diferencia hay entre el azúcar en polvo y el azúcar glas? Cuando no tengo azúcar glas de la que venden, la muelo en casa y utilizo las dos de la misma forma.
Saludos desde Cartagena.
Hola, Pepinho.
ResponderEliminarEs gracioso eso de pensar en lo que haría uno antes de morir, porque a no ser que la muerte sea voluntaria, uno no suele estar en disposición de hacer todo ese montaje, pero si pudiera elegir, yo también me iría a la playa, al caer el sol, y me conformaría con un bocadillo de pan recién hecho y crujiente y una botella de cava que me bebería sin prisa y sin miedo a la resaca. Sola, sentada en la arena y con un libro de poesía al alcance de la mano...la última felicidad.
Y pasando a algo más prosaico, una pregunta, ¿Qué diferencia hay entre el azúcar en polvo y el azúcar glas? Cuando no tengo azúcar glas de la que venden, la muelo en casa y utilizo las dos de la misma forma.
Saludos desde Cartagena.
Comme d'habitude ( por decirlo en el idioma del creador del postre, y como música): super!!!
ResponderEliminarAve, avellana, y ave Cesar, los que salivamos te saludamos.
Tambien he leido lo de la ultima cena. Cuando tenga un poquillo mas de tiempo lo escribo, por si... buen fin de puente?
1080 ( recetas )y gracias.
Un beso
Bueno, pues una pregunta de este estilo es la que le hacen a los que están en el corredor de la muerte el día D. Da para pensar. Hasta en esos momentos el ser humano es increíblememte paradójico. ¿Por qué dejarán que se escoja el último menú en lugar de poder abrazar a tu familia, de poder ir a visitar un lugar favorito, etc.??????
ResponderEliminarPues yo dudaría mucho. Sería algo de marisco, una langosta o unos mejillones, una buena ensaladilla rusa, un buen lenguado, un solomillo al jerez, un poco de jamón ibérico con pan con tomaca, un flan, un helado, unas natillas.....bueno más bien sería una indigestiónnnnnn. Eso sí la cocinera sería mi madre (aunque menudo trago para la pobre cocinarme todo eso sabiendo que sería la última vez). Pues el marisquito Yayo Daporta, el Lenguado Antonio Botana, el solomillo en el Molino y los postres los de mi madre, los míos o los tuyos.
El paisaje podría ser la playa (aunque a mi la playa no me gusta como ritual de verano, sino para pasear en invierno o en otoño), pero me gustan mucho los ríos: Xirimbao o Carboeiro estaría bien.
Y de música, me gusta tu propuesta aunque Chopin es mi favorito junto con Mozart y Strauss. A lo mejor para la copa final, un vino del hielo Boccherini no estaría mal.
Y sino cualquiera de Sinatra. Para última lectura me llevaría un libro que va conmigo siempre: Poesía de Salinas. Es que soy una romántica sin solucción.
Y de compañía aquellos que ya no están conmigo, mi padre, mi abuela Marina, Antonio Rama, buff cuántos buenos se han ido ya. No querría ampliar mi conocimiento, sino compartir sentimientos.
Menuda reflexión me has hecho hacer, Pepinho. Cuando me acueste me acordaré de ti. Gracias.
Berta
A disfrutar del puente y de los churros Isolina, jajaja.porque de los conciertos en Ascensión mejor no.
La receta ríca,eso aparenta al menos,aunque no quieras nada de chocolate.
ResponderEliminarCreo que lo que menos me importaría es la comida,en este caso la última cena,más que los sabores,tendrían que ser aromas,algo con aromas de canela,o nuez moscada o ajo,algo que tuviera aromas intensos.Para postre,algo dulce eso sí , nada con fresas(amo demasiado a lo que me recuerdan).
Una copa de vino(no bebo nunca,solo refrescos,soy así de rara),pero para esa noche si,una copa de vino,de sabor intenso y recomendada por un amigo.
Logicamente en el mar,la compañía,no me gusta imponer mi presencia,así que sin nadar en su playa.
Cerca de un faro,pero no justo al lado,poder ver la luz desde lejos y dejando una botella con un mensaje en el mar,con mi despedida,con mis ultimos pensamientos,quizá algún naúfrago sin esperenzas la encontraría..
Y solo pensaria en el beso que no tengo,la caricia que me falta,la vida que no viví,en una violet carson y en la sonrisa de un niño.
.....
Le quiero cuando me hace reir,cunado el mundo solo somos tu yo,te quiero cuando te alejas porque sé que es cuando más cerca me sientes.Te quiero cuando sueñas y lo compartes conmigo.
Te odio cuando eres insesible al decirme algo,te odio cuando sabes que espero lo que digas y me ignoras,te odio cuando no crees que te amo ,te odio cuando te alejas(ya sé.. tambien dije eso para amar,pero soy una bicha rara) y no entiendo nada.
Quizá debería atreverme con algo así para el día de la madre,se ve rico y si aguanta bien un día de nevera,me daría tiempo a prepararlo el día antes.
Un descubrimiento siempre leerte,gracias por compartir y abrir ideas.
Un beso,disfruta del puente,en compañía y con tu Soledad,
¡Gracias!
Dia del trabajo, asi que hoy con un poco mas de tiempo.
ResponderEliminarLo de la ultima cena lo lei el domingo, pero no ha sido hasta ahora que he decidido como seria.
empezaria por una nécora del cantabrico y una ensalada de rucula, pomelo, jamon crujiente. y... siendo coherente hasta el final(esta vez seria literal), una tortilla de patata, de mi madre o de mi abuela. De postre...un yogurt griego con fresas o mango y si me queda un huequin uno de tus macarons ( no de Laduree, ni de Pierre H, de los tuyos).No he viajado demasiado, pero un sitio en el que pense que no me importaria que todo se parase (en aquel momento por un instante) seria en la caldera de Santorini, en una terracita viendo ponerse el sol sobre el egeo, sonaba musica clasica a lo lejos, ahora como puedo elegir seria Lluis Llach y su viaje a Itaca y Bach.ah! falta la bebida, pues una copita de rioja y agua de vichy con una rodaja de limon. El con quien lo tengo mas dificil,no me gustan las despedidas,por otro lado para que fuese una buena cena tendria que ser compartida,si no tampoco tendria ninguna necesidad de cenar, asi que queda por determinar.
Como dice el poema de kavafis espero que el viaje dure muchos años, lleno de aventuras, de conocimiento.
Buen fin de semana. Gracias 1000
un beso
Hola,
ResponderEliminarNo te preocupes por algún comentario que pueda aparecer en el blog. Hay gente (programas) que se encargan de modo automático de introducir comentarios genéricos (“me gusta tu blog, mira el mío”, “haz clic…”, “tengo algo para ti”) con enlaces a lugares que quieren promocionar. Para nosotros es muy fácil identificarlos, pues suelen venir en inglés. Los borro/borras y ya está.
No te preocupes por esas páginas emergentes con mensajes como “tiene un virus”, acostumbran a tener un botón de “limpiar” (que no es tal) que abre otra página promocional. En esos casos simplemente cierra la página y olvídate, es prácticamente imposible (¿?) que puede entrar un virus en nuestro ordenador visitando una página WEB, salvo que instalemos algún control ActiveX (ya nos avisa el navegador) o algún programa. Como mucho, en algunos navegadores cambiarán la página de inicio (en el Firefox no se puede, por ejemplo).
Como creo haber comentado, “comer” no es precisamente lo último que me gustaría hacer, sólo he propuesto unas ideas que me vinieron a la cabeza en el momento de escribir la entrada. La playa no faltaría, crecí paseando por ella y jugando en la extensa arena mojada. Jugando en un playa abandonada que ha transformado el abominable ¿progreso?.
Me gustaría bañarme en el mar; recorrer la cordillera del Barbanza en primavera, plagado de verdes, amarillos y ríos con piscinas naturales; ver el atardecer de Corrubedo (o Finisterre); pasear por uno de los últimos bosques autóctonos de Galicia, Os Ancares, y descubrir el cantar del urogallo por las mañanas; mirar el horizonte desde A Serra da Capelada (1); remontar el río Xallas y subir al monte Pindo; bañarme (una vez más) en las playas de O Carreirón en A Illa, desde dónde puede verse O Grove y A Toxa; ver un último atardecer en cualquier lugar de As Rías Baixas; pasear por los alrededores de la Catedral; volver a coger el catamarán que lleva a As Illas Cíes; a Costa da Morte; un temporal en los acantilados de Valdoviño y un paseo por el arenal; la playa de las catedrales; y por qué no, volver a pasar miedo mientras cruzo el puente colgante del Xirimbao ;-)
No podría parar, demasiados lugares y demasiados recuerdos.
Álvaro, he visto tu perfil y aunque no soy un fan “manga” (no sé si lo que no me gusta es la palabra o la temática) soy un admirador de H. Miyazaki. Esta semana necesitaba ver alguna película, que ya hubiese visto, mientras trabajaba y he vuelto a “escuchar” “La princesa Mononoke”. Mis preferidas son “El viaje de Chihiro” (me fascinó al verla en el cine), “El castillo ambulante” (que no entusiasmó a la crítica), “La princesa Mononoke” y… ¡”Mi vecino Totoro”!. Todas son verdaderas joyas y, quizás, obras maestras del cine.
Entre el azúcar glasé y el azúcar polvo hay una muy sutil diferencia, aunque yo los use como sinónimos, pues siempre lo muelo. El azúcar glas (o glasé) tiene un pequeñísimo porcentaje de almidón (harina refinada de maíz, maicena) que lo hace ideal para dar algo cuerpo a las preparaciones. En la receta yo sólo uso azúcar polvo, resulta mucho más económico y con idénticos resultados.
1080 gracias, FullHD gracias.
La pregunta tiene trampa. Se refiere a la última cena, no a lo último que deseas hacer. En mi caso, como he dicho… comer es (casi) lo último que haría. Es una forma de plantear la pregunta de qué platos son los que más te gustan. La elección es difícil y si volviese a planteármela pondría respuestas totalmente distintas.
Si fuese verano, una ensaladilla rusa o un helado también podrían estar en el menú. También pondría mi pescado preferido: el rodaballo, a la plancha al estilo del Chicolino ;-) (cuya receta tiene cierta historia).
Hace bastantes años, unos 10 ,-), que no leo a Salinas. Es difícil no escribir ese tipo de poesía y no caer en la cursilería, él consigue no ser (ni parecer) cursi. Con el tiempo he caminado hacia Rimbaud, más atormentado y volátil:
Luego sentirás la mejilla rasguñada...
un pequeño beso, como una loca araña,
correrá por tu cuello...
tú me dirás: "Busca", con la cabeza inclinada,
-Y buscaremos juntos esa bestia;
-Que viaja ligera...
Es un descubrimiento siempre leete (leeros).
M espera y un puente no es cosa que pueda perderse.
Besos y disfrutad (también) de la soledad y la compañía.
gracias, a veces la prisa y no la forma me hace huir hacia delante, como el caso del virus que no era tal..gracias.Por traerme los sonidos del viento en la costa da Morte, en el ultimo faro, por perder mis pensamientos en el ritmo pausado de los ancares (eso que conozco) y por hacerme soñar con otros paisajes que parecen mios pero siguen siendo tuyos...hace mucho que no leo mas poesia ni escribo mas poemas que los me dan los instantes como este...solo hago poesia y escribo renglones con azucar o incluso me dejo escribir ensoñada con cosas como las que dices, como las que piensas y se traslucen, como las que cocinas...buen puente a los que os vais, vendras seguro mas como rio que como puente...
ResponderEliminarHola Harr! yo quisiera morirme pero después de haber conocido todos esos hermosos lugares que mencionas, la comida sería lo de menos, despúes de andar tanto sólo tendría ganas de alguna fruta, pan y queso, besos
ResponderEliminarHola Pepinho!
ResponderEliminarMadre mía! Hacía casi un mes qno escribía alguna reseña en tu blogg! Time really flies! Mil perdones xq has hecho cosas increíbles en todo este mes pasado, dignas de admiración x tus ídolos gastronómicos. No sabría con cuál quedarme! Los pastelillos de chocolate blanco con base de oreo, los gofres de lieja, las tejas de P.H., la dacquoise... y el risotto de verduras! Hummm! Qué delicias! Estuve a punto d hacer la trenza de frutas confitadas pero una vez +ntro amigo? el tiempo no me dejó (tengo muchísimo q estudiar... :-( Pero q sepas qsí qt he seguido leyendo ;-)comentarios incluídos! ;-P Como comentar a destiempo no megusta, comentaré sólo el último post: con respecto a la "última cena" Yo no podría comer sabiendo q voy a morir, al menos tal y como soy hoy en día, pero supongo q si lo hiciera, indudablemente sería algo de chocolate :-D Me guataría ir a ese restaurante q hay en Barcelona sólo de postres, o quizá darme una vuelta por Bruselas y probar el magnífico chocolate belga "in situ". Me encanta la playa, me recuerda a la infancia y a mi padre (q falleció) pero iría a morir a mi querida Dehesa q tb me recuerda, como para rencontrarme con él :-) Música, la adoro, es mi pasión, me gustan casi todos los estilos, la MÚSICA con mayúsculas, q traspasa fronteras y es uno de los alimentos del alma. No creo q escuchase nada en esos momentos pero tal vez algo tranquilo de Ludovico Einaudi, sus obras "Nuvole bianche" o "Primavera" (q puse en tu blogg pero no salió) me parecen preciosas. Bueno Harry, espero volver pronto, si no ya sabes q sigo al "otro lado" ;-) Espero q hayáis tenido un buen puente y un feliz día de las "mamis". BESITOS!!! N. La Repotera
Que cosa mas triste,lo que dices contrasta con la alegria de tus platos,a cada cual mas apetecible,tu blog es un mundo de sabores en el que nunca sabes con que te vas a sorprender.
ResponderEliminarEres un romantico y un melancolico,yo jamas pensaria en mi última cena pero la verdad la tuya no me disgusta para nada asi que si no tuviera tiempo para pensar...que sean 2!
Un fuerte abrazo Harry.
No puedo evitarlo... perdón.
ResponderEliminarMe caigo.
Besos!
Hola Pepinho.
ResponderEliminarHe visto muchas de tus recetas y me faltan manos para hacerlas todas.
Pero como por algo se empieza,he comenzado con esta.
La he hecho ya tres veces,para casa,para la familia y para los amigos, y nunca sobra para repetir.
Precia mas complicada de lo que es,y no se que decirte si es mas sabroso el chocolate o la dacqouise.
Saludos desde Ontinyent.
Mesilda.
La he hecho ayer, para el cumpleaños de mi hermano, y está muy buena, aunque si tengo que ponerle un pero, la próxima vez (que seguro que la habrá), la capa de chocolate será con la mitad de cantidad, para mi le sobra, le resta protagonismo a la dacquoise, que está buenísima. A parte de eso, deliciosa, parabéns por el blog, que me encanta.
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