Piano Concerto nº 5 in F Minor, BWV 1056
Esta receta es otra de ésas rescatadas de un olvidado cajón. Un papel descolorido, mustio, moteado de manchas de aceite y harina. Las recetas de la vida, parte II.
La leche frita es un plato popular que con el tiempo ha ido perdiendo la autenticidad de antaño. No quiero que se malinterpreten mis palabras, quiero hacer constar que los nuevos productos, el progreso y el tiempo han hecho que nos olvidemos de otros tiempos en los que los bienes básicos eran escasos, muy escasos, y los huevos eran de oro.
No soy partidario de perder la memoria (es una de las razones por las que escribo), podría llevarnos a cometer los mismos errores o, peor, olvidarnos de aquello por lo que han tenido que pasar nuestros padres o nuestros abuelos (el hambre, la emigración, las guerras…).
¡Uufff!, el tiempo todo lo deforma. ¿Quién era Pepinho para sus padres o hermanos? ¿Qué es Pepinho? ¿Qué será? Dicen que la distancia es el olvido…. ¿Incluso un hijo? Con los hermanos (hermano) puedo asegurar que sí ha pasado. En un rincón polvoriento de la memoria, como esta receta, están escondidas aquellas verdades que ya no existen: las noches sin dormir por eso que ellos saben, las disputas y las alegrías, las felicidades compartidas, las camas mojadas, los veranos, las medicinas en la cartera, los bocadillos de chorizo, la tienda de Adela, las carreras, los juegos tradicionales, las moras, la bastilla doblada y redoblada de los pantalones “para as medras”, los jerséis que picaban, los pantalones milrayas, la abuela y sus postres.
La verdadera receta de la leche frita la ha deformado el tiempo. Ya no existe, está perdida en el progreso y en la pérdida del VALOR EXACTO DE LAS COSAS. Cuando era muy pequeño un yogurt era un lujo, la Nocilla una fiesta y los pasteles sólo para días de fiesta, esos días las colas en la pastelería Almar eran eternas, siempre había que encargarlos con mucha antelación. ¡Cuánto significaba una simple onza de chocolate!
Por curiosidad, he consultado en Internet la receta de la leche frita. TODAS las encontradas no eran más que recetas de “crema frita”, muy rica, sí, pero crema frita como la que ya he publicado en el blog. La crema frita no es más que una crema pastelera frita tras ser rebozarla en harina y huevo. La leche frita es algo más, el valor de las cosas, el valor de un huevo en tiempos de escasez. La leche frita debería, incluso, no llevar ningún huevo y usar la harina/maicena como único espesante, aromatizada con cítricos y canela.
En la receta que muestro he usado un único huevo pora 700 ml de leche. Rompiendo con otros tiempos, me he atrevido a sustituir parte de la leche por nata y a aromatizarla con un poco de vainilla para darle mayor sabor. Me atrevería a decir que incluso podría eliminarse el huevo añadiendo una ligerísima cantidad de harina o maicena. Deliciosa, para mi gusto mejor templada o incluso fría.
Érase una vez… y otra vez, y otra. Ni joven ni mayor, ni fuerte ni débil. Sólo quejas y lamentos, para él justificados. ¡Y qué más da!
Lo dice en voz alta, no para que pueda ser escuchado (ya no, ya no tiene esa esperanza), para ser consciente de sus debilidades y errores. No cree en la comprensión.
Ahora está bien, “bien” en su sentido más somero e insustancial. Bien sentado y escribiendo, bien sin prisas a la expectativa de una reclamación que lo excite y descomponga. Por una vez en 5 días la paz solar le ha dado ese momento que necesitaba. Sin excusas.
Anteayer, ella pegaba el oído sigilosamente para oír sus lamentos al teléfono, la necesidad de descanso y una parada (que quisiera eterna). En los oídos de María sonaron a reproche, quizás lo fueran, nunca de modo intencionado (como en este instante). De su boca surgió un propósito de enmienda: “Mañana nos lo tomaremos con calma”, yo añadiría: “si no hace sol, si están los establecimientos cerrados, si no hay que hacer absolutamente nada”. Ya “mañana” todo se olvida: “Pepinho, apura que es tarde” (bis) ¿Tarde para qué? ¿Para comprar? ¿Para hacer qué? Es incapaz de disfrutar del silencio o yo soy incapaz de disfrutar del bullicio.
Ahora no es tarde. Ni las predicciones meteorológicas más halagüeñas se han aproximado lo más mínimo. Hace calor y un sol de justicia en la playa del Faro (18:55, 17 de agosto del 2008). Poca gente y la música de violín en mis oídos. ¿Cuánto durará? ¿Cuándo preguntará la hora? De momento, la mar me espera.
Me siento culpable, pero no puedo evitar ese deseo. Como aquellos fines de semana en los que se iba con sus padres y me quedaba en Santiago, después de una semana de idas y venidas, con una sensación contradictoria. Por una parte me sentía ofendido, menos apreciado porque no prefiriera quedarse conmigo; por otro lado sentía una incontenible sensación de libertad y relajación, sin agendas ni prisas. Era mi tiempo.
Ingredientes
Mientras tanto, en un cazo grande u olla, batimos enérgicamente el huevo con la otra mitad del azúcar hasta blanquear. Añadimos la harina y la maicena, seguimos batiendo hasta que no tenga grumos, vertemos la leche que hemos reservado (unos 100 ml) y mezclamos hasta que no haya grumos. Añadimos la vainilla líquida.
(2) Sin dejar de remover, vertemos la nata caliente poco a poco sobre la mezcla principal, retirando las ralladuras y el palito de canela. Llevamos al fuego a temperatura media y calentamos, removiendo constantemente, hasta que haya espesado como una crema. En el último momento, cuando empiece a espesar, batimos enérgicamente para que no tenga grumos.
Retiramos del fuego, dejamos templar y añadimos la mantequilla troceada, removiendo para que se disuelta. Vertemos en un molde (de unos 20x20 cm2) forrado con papel de hornear. Introducimos en el frigorífico hasta que haya cuajado. Serán necesarias unas horas o prepararlo en la víspera.
(3) Cortamos la crema de leche en cubos a nuestro gusto, más o menos gruesos, y rebozamos por harina y huevo. Freímos en abundante aceite de girasol (debe ser un aceite suave para que no le dé sabor), dando la vuelta para que se haga por ambos lados. Cuando tenga un tono dorado la retiramos, escurrimos en en papel absorbente y rebozamos en azúcar mezclado con canela molida, un par de cucharadas por cada cucharilla de canela.
Se toma tanto templado como frío. Yo lo prefiero frío, y mucho mejor de un día para otro. Gustos.
Me encanta… y a María más.
Esta receta es otra de ésas rescatadas de un olvidado cajón. Un papel descolorido, mustio, moteado de manchas de aceite y harina. Las recetas de la vida, parte II.
La leche frita es un plato popular que con el tiempo ha ido perdiendo la autenticidad de antaño. No quiero que se malinterpreten mis palabras, quiero hacer constar que los nuevos productos, el progreso y el tiempo han hecho que nos olvidemos de otros tiempos en los que los bienes básicos eran escasos, muy escasos, y los huevos eran de oro.
No soy partidario de perder la memoria (es una de las razones por las que escribo), podría llevarnos a cometer los mismos errores o, peor, olvidarnos de aquello por lo que han tenido que pasar nuestros padres o nuestros abuelos (el hambre, la emigración, las guerras…).
¡Uufff!, el tiempo todo lo deforma. ¿Quién era Pepinho para sus padres o hermanos? ¿Qué es Pepinho? ¿Qué será? Dicen que la distancia es el olvido…. ¿Incluso un hijo? Con los hermanos (hermano) puedo asegurar que sí ha pasado. En un rincón polvoriento de la memoria, como esta receta, están escondidas aquellas verdades que ya no existen: las noches sin dormir por eso que ellos saben, las disputas y las alegrías, las felicidades compartidas, las camas mojadas, los veranos, las medicinas en la cartera, los bocadillos de chorizo, la tienda de Adela, las carreras, los juegos tradicionales, las moras, la bastilla doblada y redoblada de los pantalones “para as medras”, los jerséis que picaban, los pantalones milrayas, la abuela y sus postres.
La verdadera receta de la leche frita la ha deformado el tiempo. Ya no existe, está perdida en el progreso y en la pérdida del VALOR EXACTO DE LAS COSAS. Cuando era muy pequeño un yogurt era un lujo, la Nocilla una fiesta y los pasteles sólo para días de fiesta, esos días las colas en la pastelería Almar eran eternas, siempre había que encargarlos con mucha antelación. ¡Cuánto significaba una simple onza de chocolate!
Por curiosidad, he consultado en Internet la receta de la leche frita. TODAS las encontradas no eran más que recetas de “crema frita”, muy rica, sí, pero crema frita como la que ya he publicado en el blog. La crema frita no es más que una crema pastelera frita tras ser rebozarla en harina y huevo. La leche frita es algo más, el valor de las cosas, el valor de un huevo en tiempos de escasez. La leche frita debería, incluso, no llevar ningún huevo y usar la harina/maicena como único espesante, aromatizada con cítricos y canela.
En la receta que muestro he usado un único huevo pora 700 ml de leche. Rompiendo con otros tiempos, me he atrevido a sustituir parte de la leche por nata y a aromatizarla con un poco de vainilla para darle mayor sabor. Me atrevería a decir que incluso podría eliminarse el huevo añadiendo una ligerísima cantidad de harina o maicena. Deliciosa, para mi gusto mejor templada o incluso fría.
Érase una vez… y otra vez, y otra. Ni joven ni mayor, ni fuerte ni débil. Sólo quejas y lamentos, para él justificados. ¡Y qué más da!
Lo dice en voz alta, no para que pueda ser escuchado (ya no, ya no tiene esa esperanza), para ser consciente de sus debilidades y errores. No cree en la comprensión.
Ahora está bien, “bien” en su sentido más somero e insustancial. Bien sentado y escribiendo, bien sin prisas a la expectativa de una reclamación que lo excite y descomponga. Por una vez en 5 días la paz solar le ha dado ese momento que necesitaba. Sin excusas.
Anteayer, ella pegaba el oído sigilosamente para oír sus lamentos al teléfono, la necesidad de descanso y una parada (que quisiera eterna). En los oídos de María sonaron a reproche, quizás lo fueran, nunca de modo intencionado (como en este instante). De su boca surgió un propósito de enmienda: “Mañana nos lo tomaremos con calma”, yo añadiría: “si no hace sol, si están los establecimientos cerrados, si no hay que hacer absolutamente nada”. Ya “mañana” todo se olvida: “Pepinho, apura que es tarde” (bis) ¿Tarde para qué? ¿Para comprar? ¿Para hacer qué? Es incapaz de disfrutar del silencio o yo soy incapaz de disfrutar del bullicio.
Ahora no es tarde. Ni las predicciones meteorológicas más halagüeñas se han aproximado lo más mínimo. Hace calor y un sol de justicia en la playa del Faro (18:55, 17 de agosto del 2008). Poca gente y la música de violín en mis oídos. ¿Cuánto durará? ¿Cuándo preguntará la hora? De momento, la mar me espera.
Me siento culpable, pero no puedo evitar ese deseo. Como aquellos fines de semana en los que se iba con sus padres y me quedaba en Santiago, después de una semana de idas y venidas, con una sensación contradictoria. Por una parte me sentía ofendido, menos apreciado porque no prefiriera quedarse conmigo; por otro lado sentía una incontenible sensación de libertad y relajación, sin agendas ni prisas. Era mi tiempo.
Ingredientes
- 50 gr. de harina.
- 50 gr. de maicena.
- 700 ml de leche o, como he hecho, parte de nata (250) y restante de leche (450), no más de la mitad.
- 1 huevo.
- 200 gr. de azúcar.
- Ralladura de limón, cuidando no incluir parte blanca.
- Ralladura de naranja, cuidando no incluir parte blanca.
- 1 ramita de canela.
- 8 ml. de extracto de vainilla/una rama de vainilla abierta para “infusionar” en la leche/nata.
- 35 gr. de mantequilla.
- Harina.
- Dos huevos pequeños.
- Azúcar y canela molida, proporciones a gusto.
Mientras tanto, en un cazo grande u olla, batimos enérgicamente el huevo con la otra mitad del azúcar hasta blanquear. Añadimos la harina y la maicena, seguimos batiendo hasta que no tenga grumos, vertemos la leche que hemos reservado (unos 100 ml) y mezclamos hasta que no haya grumos. Añadimos la vainilla líquida.
(2) Sin dejar de remover, vertemos la nata caliente poco a poco sobre la mezcla principal, retirando las ralladuras y el palito de canela. Llevamos al fuego a temperatura media y calentamos, removiendo constantemente, hasta que haya espesado como una crema. En el último momento, cuando empiece a espesar, batimos enérgicamente para que no tenga grumos.
Retiramos del fuego, dejamos templar y añadimos la mantequilla troceada, removiendo para que se disuelta. Vertemos en un molde (de unos 20x20 cm2) forrado con papel de hornear. Introducimos en el frigorífico hasta que haya cuajado. Serán necesarias unas horas o prepararlo en la víspera.
(3) Cortamos la crema de leche en cubos a nuestro gusto, más o menos gruesos, y rebozamos por harina y huevo. Freímos en abundante aceite de girasol (debe ser un aceite suave para que no le dé sabor), dando la vuelta para que se haga por ambos lados. Cuando tenga un tono dorado la retiramos, escurrimos en en papel absorbente y rebozamos en azúcar mezclado con canela molida, un par de cucharadas por cada cucharilla de canela.
Se toma tanto templado como frío. Yo lo prefiero frío, y mucho mejor de un día para otro. Gustos.
Me encanta… y a María más.
15 comentarios:
Me encanta la leche frita, pero nunca la he hecho yo misma. Siempre la pido en los restaurantes que la tienen en su carta de postres, pero no es fácil de encontrar y generalmente me decepciona. Hay un cocinero en un restaurante de aquí, en Nerja, que la prepara maravillosa, y en vez de aromatizarla con vainilla, lo hace con coco, y la sirve sobre una cama de natillas ligeras, crujiente de caramelo,.....Umhhhhhh!!!!
Voy a intentarlo.
Un saludo, Begoña
Ya mismo me meto a hacerla, thanks Harry.
Begoña, sobre la Vainilla... es que le va genial a cualquier cosa ^^ pero las vainas no me cunden nada, uso muchísimo la Vainilla para todo, así que compro los botecitos de Vahiné que, en mi opinión son más cómodos y prácticos al venir ya en polvo directamente, no tienes que andar cortando la vaina y raspando...
Las vainas me gustan para aromatizar tarros de azúcar y cosas similares.
Un saludo,
iRaiDa
P/s: Tengo la receta de las mejores Sablées del Universo, lo juro.
mira que nunca las he probado ... pero esta receta no se ve muy complicada y sobre todo no necesitamos el horno, te lo prometo que un dia de estos la preparo y te la muestro, gracias por compartir :) salu2 Patty
Oye Pepinho asì que no crees en al comprensiòn!! no estoy de acuerdo(allà vamos de nuevo) no todo el mundo nos comprende pero hay personas que sì, dirè eso.(injusto!!) buaahhhhh!!!!! Gloria
Hola...
Desde hace una semana que descubrí tu blog, he copiado sin parar más de la mitad de las recetas, incluso las que en un principio no me atraerían, al final con las fotos me siento embaucada y las termino apuntando. Extraordinario rincón culinario.
Por otro lado...lo poco que me atrevo a leer de lo que parecen textos-personales-diario-íntimo...hace que me pregunte por qué pareces siempre tan triste...
Camila.
Me encanta la leche frita.Me trae recuerdos: de veranos sin preocupaciones en los que no había parejas ni familia.Sólo los padres, el hermano y yo (solteros), y el "hermano mayor" que ejerciendo como tal nos invitaba el día de la virgen a comer a todos.Y la leche frita de mi cuñada ..... estupenda, especial en mi recuerdo.Ahora somos demasiados para repetir.Pequeños (los pequeños) y mayores (demasiado mayores), los mayores.Y aunque ya no cojemos en esa casa de playa, pequeñita ahora, y aunque nos sigamos reuniendo en otras muchas ocasiones, ya no se repiten la sención de no tener que hacer nada, solo disfrutar de esa estupendisima comida y ese postre maravilloso.
Como estoy ahora en casa voy a prepararlo y mañana (quizás esta noche si no aguanto) empezaré a ... comerlo.
Un beso a tod@s, y en especial a quien gracias a él nos trae los postres, y nos lleva a recordar o a reflexionar o ... a sentir simplemente.
Karme te escribo sòlo para decirte que me alegro saber de tì, te echaba de menos, de veras, hoy me despertè y dije voy a mandarle un mail a Karme, (mas tarde) como estará? y justo hoy escribes, te mando un abrazo de tu amiga que te recuerda, Gloria
Hola a todos, en alguna epoca hice este exquisito postre y la receta que yo encontre por casualidad indicaba que se bañaban los cubitos con rompope y realmente era delicioso. Aqui en mi pais muy poca gente lo conoce, pero me he dado a la tarea de darle publicidad. Tratare con la receta que publican y les hare mis comentarios. Saludos desde México. Raquel Sanchez
Hola! Enhorabuena por esa leche frita con tan buena pinta. Nosotros la sacamos hace poco y salió un poco más irregular, pero te puedo asegurar que estaba buenísima!
Si te apetece puedes visitar nuestra leche frita y decirnos que te parece!
Un saludo!
Me llamó mucho la atención esta receta, soy de Argentina y nunca había escuchado de "leche frita". Mi mamá cumple años este miércoles y tal vez me atreva a inventar esto, sobre todo porque tiene pocos ingredientes... Luego te contaré cómo sale! Besos y gracias por tan buenas ideas, encontré tu blog ayer de casualidad buscando modelos de cupcakes y no he parado de ojear recetas xD
Respecto al limón y la naranja: ¿es ralladura o la piel? Porque si es ralladura, habría que colar el líquido para retirarla, ¿no?
Gracias
piel, sin parte blanca, eso sí.
...
¡Qué suerte!
Aqui va una duda de novata, estoy con el ordenado encima de la encimera de la cocina, haciendo la leche frita: En que paso se une la leche con la mezcla de huevo, azucar, harina y maizena??? La leche en la olla del huevo, o el huevo en la olla de la leche?? Si, soy novata, ya lo he dicho. Ya te diré que tal. Saludos, Judith
Como pastelera de cuna y propietaria de restaurante de cocina gallega durante 20 años,puedo asegurar q es la mejor receta de leche frita q existe,gracias a gentes como este señor por rescatar recetas autenticas..este finde. hago leche frita para los amigos de la playa..que momentos!!!un trocito de leche frita por aqui..otrp por alla..jaja,saludos a todos!!
buenas
hice este fin de semana tu receta y de sabor un 10 pero tengo que preguntarte algo...a mi me quedó demasiado blanda y la tuve que congelar para poder manipularla. A qué crees que pudo deberse? Las cantidades las hice clavadas.
gracias y un saludo
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