Podría decirse que se trata de una Tarta de Alicante de Naranja, por esa curiosa y humana costumbre de bautizarlo todo: “Saint-Honoré” (en honor a San Honorato, patrón de los pasteleros-panaderos, inventada por Chiboust), “Tarta de Santiago” (:-)), “Tarta Sacher” (de Franz Sacher), “Alexandertorte” (…), “Tarta Tatin” (por las hermanas Tatin), “crema Chiboust” (ideada por Chiboust para la tarta Saint-Honoré), “Crêpes Suzette” (…), “Filete Stroganoff” (Conde Stroganoff, nos contaron la curiosa historia en San Petersburgo),… como el periodista Andrés Montes que a todos les pone un sobrenombre: tiqui-taca.
El resultado, más allá de una apariencia algo o poco atractiva, es una verdadera delicia. La crema de naranja con el bizcocho de almendra y el merengue italiano, una combinación usual en repostería (masa-crema-merengue), es magnífica, incluso mejor que con otras masas más densas tipo Sablé Bretón o con la clásica genovesa. Si además la acompañamos de una buena presentación (me ha faltado el toque final: un quemado uniforme y algún elemento decorativo) podría ser una buena elección como tarta de cumpleaños.