Viaje a ninguna parte
Si estos días comentaba que por el poco tiempo que tenía me ceñía a cierto tipo de recetas como los cakes; los panes y los bollos son otros ejemplos de recetas para las que se necesita muy poco tiempo. El amasado dura unos minutos, en este caso algo más, pues es una masa tipo brioche y ya conocéis la famosa expresión: “hasta que la masa se despegue de las paredes”. Los he preparado con una doble (casi triple) fermentación, una primera de poco más de una hora, un reposo en el frigorífico, en el que puede aguantar un par de días, y la fermentación final de entre treinta y sesenta minutos. Durante esas esperas, sobre todo la segunda, se puede hacer aquello que nos venga en gana: dormir, descansar, jugar al parchís o hacer rafting. El tiempo de horneado también es muy rápido, unos 10-12 minutos pueden ser más que suficiente. Si tenemos automatizado el proceso el tiempo de dedicación es mínimo.
Es una de eses recetas que debería gustar a casi todos, empezando por los amantes del picoteo dulce. Los palitos (grissini) más populares son aquellos preparados con masa de pan, cuya receta ya la he publicado en el blog. Para su versión dulce existen muchas variantes, yo he escogido una masa tipo brioche con doble fermentación para conservarlos en mejor estado durante más tiempo y por ser un tipo de masa que me encanta. También le he añadido un poco de chocolate, otra buena elección hubiese sido espolvorearlos con algún tipo de especia picante para darle un contraste de sabores dulce-salado. Tampoco le he puesto ningún tipo de semilla (sésamo, amapola, pipas,…), más que nada porque sólo tenía semillas de amapola en mi despensa ;-)
Era mi intención probar la conservación de la masa durante un mínimo de 24 horas, pero me fue imposible soportar la visión de unos palitos envueltos en chocolate sobre un plato en la cocina. No llegaron a la noche. De hecho, había preparado unos rebozados en cobertura de chocolate que no llegaron a la foto, es lo que tiene “estar buen@”, pronto les hincan el diente. Me imagino que su conservación sería buena, la prolongada fermentación y su forma alargada le confiere cierto crujir exterior que favorece una buena conservación.
Inspira… expira, fallece, muere, agoniza, perece. Parece, parece que estoy un poco aturdido por la circunstancias, y eso que no me he tomado el relajante muscular que me han recetado y (dicen) tiene efectos sedantes. Aquí tengo sobre la mesa una toallita húmeda que habré usado para limpiar algo, una minilibreta de recetas que voy rellenando una y otra vez hasta que se acaben las ideas, un bloc de notas de hojas lisas (como me gustan) para escribir anotaciones o ideas que surjan cuando mi cabeza tenga una pausa, una cámara de fotos y el recubrimiento plástico de lo más interesante que posee un huevo sorpresa: el juguete. Me ha vuelto a tocar “El Holandés Errante”, la próxima vez cogeré el primero que encuentre.
Estoy sentado de lado en una mesa del salón, así podré escapar rápidamente a cama. 0:00, marca el reloj del ordenador. M entra, se va a dormir. Me va a costar, hasta me da pereza hacerlo. Antes prepararé la ropa para ganar tiempo cuando me levante. Soy el primero en levantarme y el último en salir al trabajo. Cuando M se levanta yo salgo de la ducha y le dejo ese espacio. Si Mr. T se ha despertado con anterioridad o durante esos momentos me ocuparé de él hasta la llegada de Myr. Si todavía no se ha despertado, como estos días, me dirigiré a la habitación para hacer la cama y airearla un poco.
Soy de esos que preparan la ropa por las noches, no me gusta levantarme y decidir qué ponerme o dónde encontrarlo. Siempre será lo primero que encuentro encima o aquella ropa que todavía no me ha aburrido. Cuando de pequeño tenía una excursión o me iba a estudiar a Santiago hacía una lista que ponía encima de la maleta con todas las cosas que tenía que recoger antes de irme, nunca faltaban las zapatillas de correr que metía en doble balsa. Seguro que debo tener alguna lista en medio de algún libro o agenda.
T ha empezado a hacer grafitis en las paredes de la casa. ¡Noooo! Y se ríe, para él es como un juego. Cuando sabe que está haciendo algo por lo que se le regañará se va a alguna otra habitación y permanece en silencio, ni responde a las llamadas. Hoy mismo me asusté mientras intentaba cocinar, lo llamaba y no respondía. Estaba en el estudio comiendo ¡glicerina! y apagando el PC, Personal Computer.
Ayer por la noche empecé a preparar un postre, bueno, lo empecé antes haciendo uso de unas claras para una dacquoise que ha servido de base. Por la tarde le preparé la cobertura y nappé la tarta con él en brazos, así me quedó, lisa pero un poco fina. Una pena, prometía.
Inspira. “A orella no burato”. Me duele el oído derecho. Me conozco, no sé si será aprensión estilo Woody Allen, hipocondría. He pedido vez para un otorrino, el primero que aparece en la lista y sólo me han dado para el próximo jueves. Tengo la impresión de estar perdiendo audición, quizás sea un guarro y tenga el oído tapado… ¡No!, no está tapado, eso me han dicho en urgencias. Una pequeña otitis y una espera a la consulta del especialista. De acuerdo con la Ley de Protección de Datos, la Dirección General podría demandarme a mí mismo con una multa que me pagaría a mí mismo por desvelar datos personales de alta confidencialidad: datos sanitarios.
Espira. Ya te has relajado contando aire, espirando y aspirando, el ejercicio necesario en los momentos de estrés. Ahora a contar ovejitas, quizás se te dé mejor. Cuando te despiertes no te olvides de borrar lo escrito y empezar de cero en línea recta y con buena letra.
1, 2, 3 y 4 de abril del 2010. Con lo de Teo ya contaba. Con su cansancio, sensibilidad e irritabilidad, extrañeza, insomnio,… Un viaje de más de cinco horas es mucho para un bebé de 15 meses recién cumplidos.
Con lo que no contaba era con la incapacidad de M para afrontar situaciones de estrés, unas provocadas por el niño y otras totalmente imprevisibles. Hacía mucho tiempo que no la veía así, totalmente fuera de sí cuando no todo sucede como ella desea o las situaciones emanan de un modo más caprichoso.
Pensaba que la maternidad otorgaba de modo milagroso esa dosis de entereza y tranquilidad para afrontar con relativa frialdad estas situaciones. Me equivoqué, en esto y en mucho más, no se cambia de la noche a la mañana, incluso empiezo a pensar que hay caracteres escritos a fuego en nuestro ADN. Huxley tendría razón y ya nada tendría sentido, ni la propia educación.
(…) Nos envuelve un olor a Europa, a festival de Eurovisión, a “uaiminí, du puá”. A frío y montaña.
La afirmación hecha antes de irme: “si para un adulto ir de viaje puede resultar liberador, para un bebé se convierte en una situación estresante”, por desgracia, ha sido ratificada con los hechos. Ha necesitado meter el dedo en la llaga para ser consciente de ello.
Casi me han caído las lágrimas (lo han hecho) al ver cómo T se acercaba a un coche gris parecido al nuestro, gesticulando para que lo subiésemos porque se quería ir a casa. Daba igual que hubiésemos ido en avión, para él habíamos salido de casa en coche (hasta el aeropuerto). M admitió los errores cometidos y me dio, demasiado tarde como otras veces, la razón (maldita palabra). Yo no creo en razones, sólo en responsabilidades compartidas que, si bien me había opuesto desde el principio a la elección del tipo de viaje, cedí en lo sustancial y preferí hacerlo a luchar por lo que creía un acto egoísta que se anteponía a las necesidades de un niño. “De todo se aprende”, decía, y tal vez sea cierto, mas no es necesario pasar por todo tipo de vicisitudes para saber qué es bueno y qué malo.
No ha dormido, o casi, ocho horas por la noche es equivalente a las cinco (mal dormidas) que he sufrido… eso se nota en su inquietud a lo largo del día. Fin.
Grissinis dulces con chocolate
(2) Añadimos poco a poco la mantequilla troceada, amasando bien hasta que haya sido admitida en su totalidad y la masa parezca desprenderse de las paredes. Debe amasarse lo suficiente como para que no se pegue demasiado a las pareces del recipiente, durante bastante tiempo, aún así es una masa bastante pegajosa. Formamos una bola y dejamos fermentar en lugar templado durante una o dos horas. Rompemos la masa, esto es, amasamos muy ligeramente y cubrimos con película de cocina para introducirlo en el frigorífico un mínimo de 5-6 horas, así podremos trabajarla con mayor facilidad, pues la mantequilla se enfriará y ganará dureza. La he dejado de un día para otro y he dejado otra poca masa para prepararla 36 horas después.
(3) Pasado ese tiempo enharinamos suficientemente la superficie de trabajo, cogemos parte de la masa y estiramos con un rodillo hasta que tenga el grosor de unos milímetros, formando un rectángulo para poder cortar los palitos. Cortamos en tiras de la anchura deseada, un par de centímetros, y dejamos fermentar en lugar templado sobre una bandeja con vegetal para hornear durante unos 30-60 minutos, mejor hasta que doble su volumen.
(4) Cuando hayan fermentado pintamos con huevo batido (o leche) y espolvoreamos generosamente con virutas o granitos de chocolate y un poco de sal gruesa –a gusto- (realza el sabor del chocolate y los grissini). Los introducimos en el horno precalentado a 200º C y horneamos durante unos 10-12 minutos, hasta que hayan tomado un color tostado. Retiramos la bandeja del horno y dejamos que enfríe totalmente antes de tocar para que no se funda el chocolate caliente en contacto con las manos.
También puede espolvorearse con azúcar, aromas variados,… añadir ralladuras de cítricos a la masa, etc.
Si estos días comentaba que por el poco tiempo que tenía me ceñía a cierto tipo de recetas como los cakes; los panes y los bollos son otros ejemplos de recetas para las que se necesita muy poco tiempo. El amasado dura unos minutos, en este caso algo más, pues es una masa tipo brioche y ya conocéis la famosa expresión: “hasta que la masa se despegue de las paredes”. Los he preparado con una doble (casi triple) fermentación, una primera de poco más de una hora, un reposo en el frigorífico, en el que puede aguantar un par de días, y la fermentación final de entre treinta y sesenta minutos. Durante esas esperas, sobre todo la segunda, se puede hacer aquello que nos venga en gana: dormir, descansar, jugar al parchís o hacer rafting. El tiempo de horneado también es muy rápido, unos 10-12 minutos pueden ser más que suficiente. Si tenemos automatizado el proceso el tiempo de dedicación es mínimo.
Es una de eses recetas que debería gustar a casi todos, empezando por los amantes del picoteo dulce. Los palitos (grissini) más populares son aquellos preparados con masa de pan, cuya receta ya la he publicado en el blog. Para su versión dulce existen muchas variantes, yo he escogido una masa tipo brioche con doble fermentación para conservarlos en mejor estado durante más tiempo y por ser un tipo de masa que me encanta. También le he añadido un poco de chocolate, otra buena elección hubiese sido espolvorearlos con algún tipo de especia picante para darle un contraste de sabores dulce-salado. Tampoco le he puesto ningún tipo de semilla (sésamo, amapola, pipas,…), más que nada porque sólo tenía semillas de amapola en mi despensa ;-)
Era mi intención probar la conservación de la masa durante un mínimo de 24 horas, pero me fue imposible soportar la visión de unos palitos envueltos en chocolate sobre un plato en la cocina. No llegaron a la noche. De hecho, había preparado unos rebozados en cobertura de chocolate que no llegaron a la foto, es lo que tiene “estar buen@”, pronto les hincan el diente. Me imagino que su conservación sería buena, la prolongada fermentación y su forma alargada le confiere cierto crujir exterior que favorece una buena conservación.
Inspira… expira, fallece, muere, agoniza, perece. Parece, parece que estoy un poco aturdido por la circunstancias, y eso que no me he tomado el relajante muscular que me han recetado y (dicen) tiene efectos sedantes. Aquí tengo sobre la mesa una toallita húmeda que habré usado para limpiar algo, una minilibreta de recetas que voy rellenando una y otra vez hasta que se acaben las ideas, un bloc de notas de hojas lisas (como me gustan) para escribir anotaciones o ideas que surjan cuando mi cabeza tenga una pausa, una cámara de fotos y el recubrimiento plástico de lo más interesante que posee un huevo sorpresa: el juguete. Me ha vuelto a tocar “El Holandés Errante”, la próxima vez cogeré el primero que encuentre.
Estoy sentado de lado en una mesa del salón, así podré escapar rápidamente a cama. 0:00, marca el reloj del ordenador. M entra, se va a dormir. Me va a costar, hasta me da pereza hacerlo. Antes prepararé la ropa para ganar tiempo cuando me levante. Soy el primero en levantarme y el último en salir al trabajo. Cuando M se levanta yo salgo de la ducha y le dejo ese espacio. Si Mr. T se ha despertado con anterioridad o durante esos momentos me ocuparé de él hasta la llegada de Myr. Si todavía no se ha despertado, como estos días, me dirigiré a la habitación para hacer la cama y airearla un poco.
Soy de esos que preparan la ropa por las noches, no me gusta levantarme y decidir qué ponerme o dónde encontrarlo. Siempre será lo primero que encuentro encima o aquella ropa que todavía no me ha aburrido. Cuando de pequeño tenía una excursión o me iba a estudiar a Santiago hacía una lista que ponía encima de la maleta con todas las cosas que tenía que recoger antes de irme, nunca faltaban las zapatillas de correr que metía en doble balsa. Seguro que debo tener alguna lista en medio de algún libro o agenda.
T ha empezado a hacer grafitis en las paredes de la casa. ¡Noooo! Y se ríe, para él es como un juego. Cuando sabe que está haciendo algo por lo que se le regañará se va a alguna otra habitación y permanece en silencio, ni responde a las llamadas. Hoy mismo me asusté mientras intentaba cocinar, lo llamaba y no respondía. Estaba en el estudio comiendo ¡glicerina! y apagando el PC, Personal Computer.
Ayer por la noche empecé a preparar un postre, bueno, lo empecé antes haciendo uso de unas claras para una dacquoise que ha servido de base. Por la tarde le preparé la cobertura y nappé la tarta con él en brazos, así me quedó, lisa pero un poco fina. Una pena, prometía.
Inspira. “A orella no burato”. Me duele el oído derecho. Me conozco, no sé si será aprensión estilo Woody Allen, hipocondría. He pedido vez para un otorrino, el primero que aparece en la lista y sólo me han dado para el próximo jueves. Tengo la impresión de estar perdiendo audición, quizás sea un guarro y tenga el oído tapado… ¡No!, no está tapado, eso me han dicho en urgencias. Una pequeña otitis y una espera a la consulta del especialista. De acuerdo con la Ley de Protección de Datos, la Dirección General podría demandarme a mí mismo con una multa que me pagaría a mí mismo por desvelar datos personales de alta confidencialidad: datos sanitarios.
Espira. Ya te has relajado contando aire, espirando y aspirando, el ejercicio necesario en los momentos de estrés. Ahora a contar ovejitas, quizás se te dé mejor. Cuando te despiertes no te olvides de borrar lo escrito y empezar de cero en línea recta y con buena letra.
1, 2, 3 y 4 de abril del 2010. Con lo de Teo ya contaba. Con su cansancio, sensibilidad e irritabilidad, extrañeza, insomnio,… Un viaje de más de cinco horas es mucho para un bebé de 15 meses recién cumplidos.
Con lo que no contaba era con la incapacidad de M para afrontar situaciones de estrés, unas provocadas por el niño y otras totalmente imprevisibles. Hacía mucho tiempo que no la veía así, totalmente fuera de sí cuando no todo sucede como ella desea o las situaciones emanan de un modo más caprichoso.
Pensaba que la maternidad otorgaba de modo milagroso esa dosis de entereza y tranquilidad para afrontar con relativa frialdad estas situaciones. Me equivoqué, en esto y en mucho más, no se cambia de la noche a la mañana, incluso empiezo a pensar que hay caracteres escritos a fuego en nuestro ADN. Huxley tendría razón y ya nada tendría sentido, ni la propia educación.
(…) Nos envuelve un olor a Europa, a festival de Eurovisión, a “uaiminí, du puá”. A frío y montaña.
La afirmación hecha antes de irme: “si para un adulto ir de viaje puede resultar liberador, para un bebé se convierte en una situación estresante”, por desgracia, ha sido ratificada con los hechos. Ha necesitado meter el dedo en la llaga para ser consciente de ello.
No ha dormido, o casi, ocho horas por la noche es equivalente a las cinco (mal dormidas) que he sufrido… eso se nota en su inquietud a lo largo del día. Fin.
Grissinis dulces con chocolate
- 200 gr. de harina de fuerza (de pan) + la c. s. para estirar la masa.
- 5 gr. de sal.
- 35 gr. de azúcar.
- Las semillas de una vaina de vainilla, cortada longitudinalmente.
- 10-12 gr. de levadura fresca de panadería.
- 20 ml. de leche.
- 100 gr. de huevo (semibatido) (2 pequeños).
- 115 gr. mantequilla a temperatura ambiente, en trozos.
- c. s. de virutas o ralladura de chocolate.
(2) Añadimos poco a poco la mantequilla troceada, amasando bien hasta que haya sido admitida en su totalidad y la masa parezca desprenderse de las paredes. Debe amasarse lo suficiente como para que no se pegue demasiado a las pareces del recipiente, durante bastante tiempo, aún así es una masa bastante pegajosa. Formamos una bola y dejamos fermentar en lugar templado durante una o dos horas. Rompemos la masa, esto es, amasamos muy ligeramente y cubrimos con película de cocina para introducirlo en el frigorífico un mínimo de 5-6 horas, así podremos trabajarla con mayor facilidad, pues la mantequilla se enfriará y ganará dureza. La he dejado de un día para otro y he dejado otra poca masa para prepararla 36 horas después.
(3) Pasado ese tiempo enharinamos suficientemente la superficie de trabajo, cogemos parte de la masa y estiramos con un rodillo hasta que tenga el grosor de unos milímetros, formando un rectángulo para poder cortar los palitos. Cortamos en tiras de la anchura deseada, un par de centímetros, y dejamos fermentar en lugar templado sobre una bandeja con vegetal para hornear durante unos 30-60 minutos, mejor hasta que doble su volumen.
(4) Cuando hayan fermentado pintamos con huevo batido (o leche) y espolvoreamos generosamente con virutas o granitos de chocolate y un poco de sal gruesa –a gusto- (realza el sabor del chocolate y los grissini). Los introducimos en el horno precalentado a 200º C y horneamos durante unos 10-12 minutos, hasta que hayan tomado un color tostado. Retiramos la bandeja del horno y dejamos que enfríe totalmente antes de tocar para que no se funda el chocolate caliente en contacto con las manos.
También puede espolvorearse con azúcar, aromas variados,… añadir ralladuras de cítricos a la masa, etc.
Pepinho!!! que bueno que publicaste again. Oh me he reìdo mucho con los graffitis de Teo si me eacuerdo perfectamente, la Espe como a la edad de Teo y un poco màs se puso dibujar las paredes de su pieza, y cuando se enojaba se escondìa y rayaba la muralla, OMG. Es la edad de las travesuras, pero son tan adorables, eso es lo que me pasaba a mì igual me dan ganas de comerlos a besoos.
ResponderEliminarEspero que se te pase el dolor de oìdos. Es una molestia.
Estos grissinis se ven deliciosos. besoos y buen fin de semana, a Teo un abrazito y que no haga sufrir al papà, je, besoos
De hecho la Espe dibuja fantàstico, como sabes? capaz que Teo sea un artista, besoos
ResponderEliminarGracias GLORIA, el Teo es un granuja. Me dice "más, más,...". Sólo quiere divertirse, le da igual, lo tira todo, lo abre todo, lo pinta todo,... Le acabo de dar algo que no debería y me ha dicho "más, ma, más,....."
ResponderEliminarPara mí ya en un "artista", de un modo u otro todos somos unos artistas. El arte es subjetivo y helarte morirse de frío.
Un beso muy grande.
PD: Intentaré poner otra receta en breve, me pasa cuando hago algo que me ha encantado...
ahhhhh hoy he comprado algo parecido para los break de pablo en los talleres. Y digo parecido en todo el término de la palabra.
ResponderEliminarEstoy contigo y te acompaño en el presentimiento.
Muacs dulces a ese oído interno, martillo, tímpano y yo decía caracolillo (la vena flamenca se nota). Siempre os damos la razón a posteriori, somos un caso, pero qué guapo se ve por las calles europeas
Yo también tengo dos artistas en potencia, o delicuentes juveniles grafiteros, aún está por ver ;-)
ResponderEliminarCuídate ese oído y los grissini sí que me gustan.
De lo demás sigo igual, triste, muy triste. Besos. OLGA.
Hola. Soy nueva aquí.Desde febrero miro desde la esquina y me gustaba el patio, pero hasta ayer no entré de visita. He probado tus brownies, para cena de amigos-regalo de cumple de amiga, y quedaron perfectos. No arriesgaba.También me gusta hacer postres y sabía que iban a salir bien. Agradezco muchísimo tu generosidad al compartir las recetas, en un mundo que es muy normal guardarse algún As en las mangas.
ResponderEliminar!Ah¡ También soy madre de dos, mas mayores ya, que tuvieron su época de pintar paredes y puertas. ! que peste ¡ Como con el mayor no supimos solucionarlo en su momento,con la segunda lo que hicimos fue ponerle la pizarra mas grande que encontramos, y fue perfecto, Le encantó, y durante años le ha dado uso.Saludos.
Me han encantado tus grissines.
ResponderEliminarEspero desaparezcan tus molestias.
Te sigo desde hace un tiempo, y quiero que sepas; me encantan tus rwelatos previos a las recetas. El de hoy me ha recordado a escenas vividas en mi casa con el niño pequeño. Tienes razón, las madres somos un poco tercas, pero lo bueno es reconocerlo.
ResponderEliminarMe gusta tu receta eres todo un profesional.
Un abrazo
¡Gracias por la receta! Tengo pendiente hacer unos grissini y no se me había ocurrido combinarlos con chocolate, mmmm.....
ResponderEliminarAgggg, Pepinho, glicerina! Retiro lo dicho anteriormente sobre el apio como snack de entretenimiento... :·))).
ResponderEliminarQué buenos estos palitos.
Besos.
Ummmmm palitos dulces!!
ResponderEliminarRicos...
Que te mejores...que disfrutes de las travesuras día a día de Teo y que en general, todo sea sereno cuando así ha de ser.
Biko.
la maternidad otorga de modo milagroso la capacidad de Sentir, por encima de todas las cosas... el resto, la entereza y la tranquilidad, el Equilibrio... hacia alli vamos Tod@s de un modo turbulentamente inevitable :) me enamore de tu blog, hoy estoy haciendo tu receta de tarta de chocolate a tres capas, caray la primera vez que me atrevo a tanto, mil gracias por el blog, es precioso y explicas de una manera genial :)
ResponderEliminarPepe,. estoy en tu pueblo. Visita dental, jaja.
ResponderEliminarMuacs dulces con anestesia
Brevemente, perdón.
ResponderEliminarGracias.
Un beso de alguien al que no le sobra el tiempo (a quién no) y ha tenido una semana de trabajo, sueño, visitas médicas y atenciones a un bebé (casi niño) en fase de rebeldía (con causa)
Pepinho.
Hola Pepinho ...simplemente deliciosos... un besito y feliz finde
ResponderEliminarGracias por la receta, lars. Creo que los Grissinis dulces me han salido bien
ResponderEliminar