Pastel de chocolate y nougat sobre un mar de chocolate blanco al cardamomo (o no) ....
Llevaba mucho tiempo queriendo hacer algún postre con Toblerone, cuya simple invocación me traslada a una infancia llena de recuerdos, de pagas de domingo y colas en la pastelería Almar. Por supuesto, no me llegaba el escaso presupuesto destinado para la paga, pero ver a través del cristal del mostrador esas misteriosas y atractivas barras de perfil triangular era un despertar al deseo. No se me ocurre mejor chocolate para compartir, y así lo hacía algún amigo, dividiendo con sus dedos una de esas pequeñas porciones y acercándomela para que la cogiese con mis manos deseosas. Cuando era pequeño muchos de los grandes deseos residían tras un cristal, los demás, en la imaginación.
Una deliciosa, delicada y lujuriosa mezcla de chocolate con leche y nougat (turrón) de miel y almendras. Una pasión. Cuando en época napoleónica se interceptó y boicoteó el tráfico de chocolate hacia Italia (y otros lugares de Europa), no se imaginaron que estaban contribuyendo a la invención de una de las mayores creaciones y combinaciones de chocolate hasta la actualidad: chocolate con leche y avellanas de Piamonte. Resulta contradictorio pensar que un hecho de naturaleza tan poco humanitaria dé lugar a la obtención de uno de los mayores placeres gustativos de la Historia.
Por supuesto, la denominación “nougat” no es más que un modo muy chic de hablar de turrón, el de Alicante, en su terminología gala. Mas ése es el término que puede leerse en el envoltorio de este archiconocido chocolate suizo, nada de extrañar en un país multicultural que ha bebido de muchas fuentes culturales del entorno, Francia una de ellas. ¿Existe algún chocolate con leche mejor que el suizo? Para mí, no.
Pelearse a estas alturas por el origen tan preciado dulce es una soberana estupidez, o eso me parece. Por supuesto, el turrón de Alicante, el nougat, el torrone cremonense, el mandolato griego, la cubbaita siciliana o, incluso, el qubbajd maltés, son variedades diferentes, o eso presumen los que las preparan, pero los parecidos son tan grandes que, sin conocer su historia, hacen pensar en una tradición común difundida a través del mediterráneo durante siglos de historia.
A la mousse de Toblerone le he añadido un poco de praliné para intensificar el aroma y darle el toque excepcional. Por supuesto, siempre es una elección, como todo en la vida, mas esa mezcla de sabores convierte una mousse excepcional en insuperable. Incluso me atrevería a decir que, si no se tiene, os atreváis con un poco de turrón de Xixona (del blando). No será igual, pero es un sabor que se aproxima bastante a los aromas del chocolate “nougat”.
En cuando descubrí en una tienda de Santiago unos moldes de silicona semiesféricos de 70x35 mm2, equivalente a 80 ml, pensé que eran los moldes adecuados para implantar y presentar esta idea. Inicialmente pensé en añadir tiras de avellanas caramelizadas al glaseado. Cuando me acordé ya había recubierto más de la mitad.
Por último, debo agradecer a dos personas, a Rosita BCN y a mi hermano Martín, el facilitarme el praliné que siempre había preparado de modo casero. A ella por informarme del establecimiento en dónde comprarlo, a él por realizar la compra y tomarse la molestia de introducir el bote (junto con otros de glucosa y azúcar invertido) en una maleta facturada con un peso ajustado al máximo. Gracias.
Este lunes he ido al teatro, teatro del malo. El de textos repetitivos e injusticias sociales. El desenlace y la última parte de aquella historia de impotencia. Me derrumbé ante la injusticia, impotente por no poder expresar mis opiniones, por descubrir que no todos somos iguales y La Constitución no es más que una excusa para justificar la injusticias.
Para mí, no era un mero proceso judicial, crónica de una muerte anunciada, se juzgaba mi confianza en el (mal llamado) “Estado de Derecho”, la fe (dudosa palabra) en la justicia y en mis derechos como ciudadano.
Espero la sentencia sin confianza en que prevalezca la verdad. Porque, ¿qué se puede esperar cuando la defensa se basa, única y exclusivamente, en la presunción de veracidad de los agentes de tráfico? Hacerlo así es, además de hacer una interpretación surrealista de los derechos de todo procesado, atribuir a los agentes, además de la “verdad” (algo que no cuestiono, por discutible que sea que por ley todo agente actúe sin malicia y con vendad), la capacidad inhumana de la perfección, atribuyéndoles la imposibilidad de equivocación (“no sólo dicen siempre la verdad, además, son perfectos, nunca se equivocan”). ¿Quién puede defenderse ante estas premisas? ¿Cómo hacerlo? Para demostrar la culpabilidad del acusado llegaría con una única prueba (inexistente en este caso), para la inocencia se precisarían infinitas pruebas para cada una de las infinitas posibilidades. Por lo menos, se trata de acotar esas probabilidades de modo que exista una duda razonable. Ni eso.
Empiezo a tener la sensación de vivir en un estado semipolicial, en el que estamos a merced de los caprichos de los agentes de la autoridad y, últimamente, sometidos a decisiones políticas que toman gobiernos que hemos (han) elegido para que nos representen. Ése es otro tema, que los gobernantes piensen que los votos de las urnas los legitiman para tomar cualquier decisión es macabro. Los votos de los ciudadanos no son un cheque en blanco, al contrario, es una responsabilidad. Los programas, como sucede en la enseñanza o en otros ámbitos de la vida pública, deberían detallar cada una de las medidas a tomar o, por lo menos, una línea de trabajo de la cuál sólo se pudiese salir bajo situaciones excepcionales tras un consenso. Lo peor es que hoy en día los programas contradicen las actuaciones.
En cuanto al proceso, si bien mi primera sensación ha sido de impotencia e inutilidad, una gran parte de mí sabe que ha ganado. Lo ha hecho porque ha LUCHADO, quizás no hasta el final, porque pagar la sanción injusta hubiese sido, además de admitir una culpabilidad inexistente, no haber luchado por la defensa de la justicia y mis derechos como ciudadano. Lo más cómodo (que no de buena conciencia) hubiese sido aceptar la decisión (errónea) de un agente.
Cuando el miércoles 1 de febrero descubrí que era el 110 aniversario del nacimiento del poeta norteamericano Langston Hughes, me apresuré a recordar y buscar los versos de un recordado lamento sobre la ceguera de la justicia. Dice:
Las vendas que recubren sus ojos están teñidas de rojo. Bajo ellas, se asoman gotas de rojo fuerte que fluyen por las mejillas. De las oquedades que dejaron sus ojos arrancados por el poder de la dialéctica y las leyes, brota sin cesar una hemorragia de lágrimas de sangre.
Poder guardar memoria de los sueños es como vivir muchas vidas en ésta. La real, a veces ilusoria, y las que el subconsciente crea sin voluntad propia. ¿Qué distingue la vida real de la vida de los sueños?, me preguntaba. La memoria. Sólo eso y nada más. Es real sólo aquello que recordamos.
Soñar. Lo hacía mucho de pequeño, me encantaba soñar despierto. Por eso esa extraña mirada perdida en el horizonte. Los sueños de amor inalcanzable llenaban gran parte de esas miradas introspectivas de una vida que necesitaba estímulos. Lo que me fascinaba era “lo inalcanzable”, ése era el motor de la ilusión.
De nada me ha servido acostarme temprano, algo que para mí son pasadas la una de la madrugada. A las seis y media ya resonaba la palabra “papá” a través del interfono que dejo al lado de la mesilla de noche. Era noviembre.
Diciembre. Hoy me ha alegrado que me despertase durante el sueño. Era una pesadilla. Todavía me acuerdo de ella (ahora, mientras releo en enero, ya no). De pequeño soñaba con montañas, a las que subía hasta llegar a sus aristas. A un lado la ría de Arousa, a otro la ría de Muros (¿y Noia?)[*] Era apasionante la sensación que se sentía al descubrir nuevos lugares, horizontes perdidos pero cercanos.
[*] Nota. Disiento de los nombres de dos rías. Una es ésta, la otra es la de Ares ¿y Betanzos? ¿Desde cuándo llega el mar a Betanzos? Habrá sido en siglo XV, como mínimo.
En otros, nadaba por el aire, braceaba y buceaba por la atmósfera como si del fondo del océano se tratase. Daba brazadas hacia el cielo. Me desplazaba con facilidad por el fluido gaseoso. Esa capacidad me permitía saltar muy lejos, pudiendo permanecer en el aire durante unos segundos más por el simple hecho de dar un nuevo paso en el aire. Llegaba lejos. Eran un verdadero placer.
Pero no siempre te despertabas con esas sensaciones. Otras, las más duras, te veías envuelto en terremotos o eras incapaz de avanzar al correr. Movía las piernas pero no avanzaba, me costaba desplazarme. Mejor despertarse, como hoy.
¿Qué prefieres? ¿Qué te diga la verdad o que te mienta? ¿Qué será más doloroso? “Perdona –dijo él”. “Que sí, que sí –respondió ella”. Mejor no pedir disculpas.
“Mejor pasar audaz al otro mundo en el apogeo de una pasión que marchitarse consumido funestamente por la vida.”
Lo más complejo en una dacquoise es la cocción. No debe quedar cruda, en cuyo caso resultará una masa pegajosa y de corte nada limpio.
Montamos las claras a punto de nieve con un batidor eléctrico, y, sin dejar de batir, vamos añadiendo el azúcar poco a poco, en unas dos o tres veces. Debe ser un merengue no demasiado compacto pero homogéneo.
(2) Mezclamos delicadamente las claras montadas con la mezcla de avellana/azúcar, poco a poco y de modo envolvente. Con una espátula de silicona (o una manga pastelera) extendemos sobre una bandeja cubierta de papel de hornear o lámina de silicona, de modo que quede un grosor algo inferior a 1 cm (aprox.) formando un rectángulo que luego cortaremos con un cortapastas circular.
Introducimos las avellanas tostadas dentro de una bolsa y golpeamos con un martillo o filo de un cuchillo para trocearlas en fragmentos no demasiado pequeños, algo así como en mitades o porciones de 1/3. Esparcimos las avellanas troceadas sobre la dacquoise, abundantemente, de modo que cubra gran parte de la superficie. Horneamos durante unos 30-35 minutos (o algo más si fuese necesario), hasta que haya adquirido un tono dorado, ligeramente tostado.
(3) Retiramos del horno y dejamos enfriar totalmente para que no se rompa antes de despegar y usar. Debe quedar ligeramente crujiente y nada blanda. Intentaremos que no coja humedad (a diferencia de unos macarons).
Puede envolverse en película de cocina y conservarse en el frigorífico varios días hasta el momento de su uso. Para agilizar la preparación yo la he preparado con un par de días de antelación.
Crujiente de praliné y turrón
(1) En un cuenco fundimos a fuego muy bajo (1-2), al baño María o en el microondas, la mantequilla con el chocolate con leche. Cuando la mantequilla se haya derretido removemos con una espátula hasta fundir totalmente el chocolate.
Retiramos del fuego, añadimos el praliné y el turrón (puede usarse pasta de avellana), mezclamos y desmenuzamos los barquillos con la mano sobre la mezcla. La cantidad de barquillo debe ser suficiente como para dificultar la mezcla, hasta que parezca que es mucho barquillo. Habré usado unos 35 gr. de Crêpe Dentelle.
Cubrimos la base de dacquoise e introducimos en el congelador (o frigorífico) hasta que se haya endurecido. Cuando se haya endurecido cortamos con un cortapastas circular de unos 7 cm. de diámetro.
Mousse de nougat y chocolate con leche
Necesitaremos unos moldes semiesféricos de 70x35 mm2, 80 ml. Si no se tiene puede usarse una ensaladera a modo de cúpula o el tipo de molde que tengamos.
Calentamos los 125 gr de nata, dejamos templar y vertemos sobre el chocolate fundido para preparar una ganache.
(2) Montamos la nata fría (ojo, sin pasarse en el montaje para que no se corte y no se formen grumos). La nata para una mousse tiene un punto de montaje muy preciso, nunca excesivo. Cuando la ganache esté a temperatura ambiente añadimos una cucharada de nata para igualar las temperaturas y densidades. Incorporamos el resto de la nata montada con ayuda de una espátula de silicona de modo cuidadoso y envolvente, de abajo hacia a arriba y girando el recipiente a medida que realizamos la mezcla. Lo justo para que no baje y no tenga vetas de nata.
Vertemos de inmediato en el interior de los moldes semiesféricos de silicona, y tapamos con los discos de dacquoise que formarán la base del pastel. Ejercemos una ligera presión para que la base se introduzca ligeramente sobre la mousse. Llevamos al congelador una o dos horas (como mínimo) o al frigorífico para que se endurezca, en este último caso durante un mínimo de 6-8 horas. Procedemos a preparar el glaseado cuando la tarta haya ganado consistencia.
Pasado el tiempo (lo ideal es congelarlos, retirándolos poco antes de aplicar el glaseado) los desmoldamos rápidamente y depositamos sobre una rejilla para aplicar el glaseado.
Glaseado de chocolate con leche
c. s. de avellanas tostadas y troceadas en fragmentos pequeños.
[*] La glucosa evita la cristalización del azúcar, endurecimiento, hecho que favorece el corte posterior y le da una textura perfecta. Gracias a Rosita (BCN) he podido encargar a mi hermano un buen tarro que ya he empezado a usar con frecuencia. También está en venta en Internet a precio bastante económico (salvo gastos de envío)
Aunque no son soluciones del todo adecuadas, si no se tiene glucosa líquida, puede sustituirse por un poco de azúcar o miel, mejor artificial y de mala calidad (suele elaborarse con glucosa). También puede añadirse un poco de glucosa atomizada (en polvo).
[**] La función principal de usar gelatina es la de darle brillo y un poco más de consistencia. En este caso, principalmente brillo. Le he puesto exactamente 2 hojas de 20/12 gr. (1,7 gr) cada una.
(1) Si lo deseamos, podemos caramelizar las avellanas troceadas en fragmentos pequeños, le dan un valor añadido a la cobertura. A mí, además, me parece que resulta con una apariencia más atractiva.
Hidratamos las hojas de gelatina en agua fría durante unos minutos. Mientras, troceamos el chocolate, preferiblemente con un cuchillo de sierra para que se funda mejor, e introducimos en una olla que pueda ir al fuego. Reservamos. Hervimos el azúcar con el agua, la nata y la glucosa, si la usamos, hasta que se disuelva y hierva.
Cuando hierva, vertemos poco a poco sobre el chocolate troceado (o al revés), mezclando bien, suavemente y en movimientos circulares con una espátula para fundirlo mejor. Llevamos de nuevo al fuego, removiendo con una cuchara de madera (o un batidor de varillas) removiendo sobre el fondo para que no se pegue, y hervimos de nuevo a fuego fuerte durante algunos minutos (bastantes) hasta que la mezcla alcance los 105-107 ºC. Si no se dispone de termómetro ese momento se alcanza cuando la mezcla se adhiere fácilmente sobre la espátula y lo sigue haciendo al retirarla. Debe hervir considerablemente (hasta unos 105 ºC, el azúcar habrá caramelizado suavemente) y remover bien el fondo del recipiente para que no se pegue no queme el chocolate/azúcar. Entre 5 a 10 minutos, como mucho.
(2) Retiramos del fuego y dejamos templar un poco (hasta unos 60 ºC) para añadirle seguidamente la gelatina escurrida e hidratada. Añadimos los trozos de avellanas caramelizada (si la usamos) Es importante no batir la cobertura para que no se formen burbujas de aire. Dejamos enfriar y la usamos cuando tenga la consistencia deseada, no demasiado fluida, y haya alcanzado unos 35 º C, es decir, esté a temperatura corporal, aprox. Usamos de inmediato.
Retiramos los pasteles del congelador y los situamos sobre una rejilla. Los cubrimos depositando el glaseado suavemente con ayuda de un cucharón e intentando que cubra toda la superficie. Introducimos de nuevo en el frigorífico para que la cobertura gane consistencia.
Dejamos que enfríe un mínimo de 6 horas en el frigorífico, mejor después de uno o, todavía mejor, dos días.
Salsa de chocolate blanco al cardamomo (acompañamiento)
(1) Troceamos el chocolate blanco en fragmentos pequeños. Reservamos. Preparamos una crema inglesa con la yema y la nata. Para ello, batimos la yema de huevo y vertemos poco a poco la nata caliente sobre ella sin dejar de remover. Llevamos al fuego y, sin dejar de remover, llevamos hasta los 80-85 º C, removiendo bien hasta que haya espesado ligeramente. Cuando haya espesado ligeramente añadimos el chocolate troceado y, ya fuera del fuego, mezclamos delicadamente con ayuda de una espátula hasta que se haya integrado totalmente. Añadimos una o dos pizcas de cardamomo molido (opcional). Usamos de inmediato.
(2) Depositamos los pasteles en el centro de un plato y vertemos la salsa en torno a él. Tomamos de inmediato, con la salsa templada y con el pastel ligeramente frío. Gustará.
Llevaba mucho tiempo queriendo hacer algún postre con Toblerone, cuya simple invocación me traslada a una infancia llena de recuerdos, de pagas de domingo y colas en la pastelería Almar. Por supuesto, no me llegaba el escaso presupuesto destinado para la paga, pero ver a través del cristal del mostrador esas misteriosas y atractivas barras de perfil triangular era un despertar al deseo. No se me ocurre mejor chocolate para compartir, y así lo hacía algún amigo, dividiendo con sus dedos una de esas pequeñas porciones y acercándomela para que la cogiese con mis manos deseosas. Cuando era pequeño muchos de los grandes deseos residían tras un cristal, los demás, en la imaginación.
Una deliciosa, delicada y lujuriosa mezcla de chocolate con leche y nougat (turrón) de miel y almendras. Una pasión. Cuando en época napoleónica se interceptó y boicoteó el tráfico de chocolate hacia Italia (y otros lugares de Europa), no se imaginaron que estaban contribuyendo a la invención de una de las mayores creaciones y combinaciones de chocolate hasta la actualidad: chocolate con leche y avellanas de Piamonte. Resulta contradictorio pensar que un hecho de naturaleza tan poco humanitaria dé lugar a la obtención de uno de los mayores placeres gustativos de la Historia.
Por supuesto, la denominación “nougat” no es más que un modo muy chic de hablar de turrón, el de Alicante, en su terminología gala. Mas ése es el término que puede leerse en el envoltorio de este archiconocido chocolate suizo, nada de extrañar en un país multicultural que ha bebido de muchas fuentes culturales del entorno, Francia una de ellas. ¿Existe algún chocolate con leche mejor que el suizo? Para mí, no.
Pelearse a estas alturas por el origen tan preciado dulce es una soberana estupidez, o eso me parece. Por supuesto, el turrón de Alicante, el nougat, el torrone cremonense, el mandolato griego, la cubbaita siciliana o, incluso, el qubbajd maltés, son variedades diferentes, o eso presumen los que las preparan, pero los parecidos son tan grandes que, sin conocer su historia, hacen pensar en una tradición común difundida a través del mediterráneo durante siglos de historia.
A la mousse de Toblerone le he añadido un poco de praliné para intensificar el aroma y darle el toque excepcional. Por supuesto, siempre es una elección, como todo en la vida, mas esa mezcla de sabores convierte una mousse excepcional en insuperable. Incluso me atrevería a decir que, si no se tiene, os atreváis con un poco de turrón de Xixona (del blando). No será igual, pero es un sabor que se aproxima bastante a los aromas del chocolate “nougat”.
En cuando descubrí en una tienda de Santiago unos moldes de silicona semiesféricos de 70x35 mm2, equivalente a 80 ml, pensé que eran los moldes adecuados para implantar y presentar esta idea. Inicialmente pensé en añadir tiras de avellanas caramelizadas al glaseado. Cuando me acordé ya había recubierto más de la mitad.
Por último, debo agradecer a dos personas, a Rosita BCN y a mi hermano Martín, el facilitarme el praliné que siempre había preparado de modo casero. A ella por informarme del establecimiento en dónde comprarlo, a él por realizar la compra y tomarse la molestia de introducir el bote (junto con otros de glucosa y azúcar invertido) en una maleta facturada con un peso ajustado al máximo. Gracias.
Este lunes he ido al teatro, teatro del malo. El de textos repetitivos e injusticias sociales. El desenlace y la última parte de aquella historia de impotencia. Me derrumbé ante la injusticia, impotente por no poder expresar mis opiniones, por descubrir que no todos somos iguales y La Constitución no es más que una excusa para justificar la injusticias.
Para mí, no era un mero proceso judicial, crónica de una muerte anunciada, se juzgaba mi confianza en el (mal llamado) “Estado de Derecho”, la fe (dudosa palabra) en la justicia y en mis derechos como ciudadano.
Espero la sentencia sin confianza en que prevalezca la verdad. Porque, ¿qué se puede esperar cuando la defensa se basa, única y exclusivamente, en la presunción de veracidad de los agentes de tráfico? Hacerlo así es, además de hacer una interpretación surrealista de los derechos de todo procesado, atribuir a los agentes, además de la “verdad” (algo que no cuestiono, por discutible que sea que por ley todo agente actúe sin malicia y con vendad), la capacidad inhumana de la perfección, atribuyéndoles la imposibilidad de equivocación (“no sólo dicen siempre la verdad, además, son perfectos, nunca se equivocan”). ¿Quién puede defenderse ante estas premisas? ¿Cómo hacerlo? Para demostrar la culpabilidad del acusado llegaría con una única prueba (inexistente en este caso), para la inocencia se precisarían infinitas pruebas para cada una de las infinitas posibilidades. Por lo menos, se trata de acotar esas probabilidades de modo que exista una duda razonable. Ni eso.
Empiezo a tener la sensación de vivir en un estado semipolicial, en el que estamos a merced de los caprichos de los agentes de la autoridad y, últimamente, sometidos a decisiones políticas que toman gobiernos que hemos (han) elegido para que nos representen. Ése es otro tema, que los gobernantes piensen que los votos de las urnas los legitiman para tomar cualquier decisión es macabro. Los votos de los ciudadanos no son un cheque en blanco, al contrario, es una responsabilidad. Los programas, como sucede en la enseñanza o en otros ámbitos de la vida pública, deberían detallar cada una de las medidas a tomar o, por lo menos, una línea de trabajo de la cuál sólo se pudiese salir bajo situaciones excepcionales tras un consenso. Lo peor es que hoy en día los programas contradicen las actuaciones.
En cuanto al proceso, si bien mi primera sensación ha sido de impotencia e inutilidad, una gran parte de mí sabe que ha ganado. Lo ha hecho porque ha LUCHADO, quizás no hasta el final, porque pagar la sanción injusta hubiese sido, además de admitir una culpabilidad inexistente, no haber luchado por la defensa de la justicia y mis derechos como ciudadano. Lo más cómodo (que no de buena conciencia) hubiese sido aceptar la decisión (errónea) de un agente.
Cuando el miércoles 1 de febrero descubrí que era el 110 aniversario del nacimiento del poeta norteamericano Langston Hughes, me apresuré a recordar y buscar los versos de un recordado lamento sobre la ceguera de la justicia. Dice:
“Esa Justicia es una diosa ciega,
una cuestión de la cual nosotros somos entendidos:
su venda esconde dos llagas que supuran
donde quizás en algún tiempo hubo ojos.”
Las vendas que recubren sus ojos están teñidas de rojo. Bajo ellas, se asoman gotas de rojo fuerte que fluyen por las mejillas. De las oquedades que dejaron sus ojos arrancados por el poder de la dialéctica y las leyes, brota sin cesar una hemorragia de lágrimas de sangre.
Poder guardar memoria de los sueños es como vivir muchas vidas en ésta. La real, a veces ilusoria, y las que el subconsciente crea sin voluntad propia. ¿Qué distingue la vida real de la vida de los sueños?, me preguntaba. La memoria. Sólo eso y nada más. Es real sólo aquello que recordamos.
Soñar. Lo hacía mucho de pequeño, me encantaba soñar despierto. Por eso esa extraña mirada perdida en el horizonte. Los sueños de amor inalcanzable llenaban gran parte de esas miradas introspectivas de una vida que necesitaba estímulos. Lo que me fascinaba era “lo inalcanzable”, ése era el motor de la ilusión.
De nada me ha servido acostarme temprano, algo que para mí son pasadas la una de la madrugada. A las seis y media ya resonaba la palabra “papá” a través del interfono que dejo al lado de la mesilla de noche. Era noviembre.
Diciembre. Hoy me ha alegrado que me despertase durante el sueño. Era una pesadilla. Todavía me acuerdo de ella (ahora, mientras releo en enero, ya no). De pequeño soñaba con montañas, a las que subía hasta llegar a sus aristas. A un lado la ría de Arousa, a otro la ría de Muros (¿y Noia?)[*] Era apasionante la sensación que se sentía al descubrir nuevos lugares, horizontes perdidos pero cercanos.
[*] Nota. Disiento de los nombres de dos rías. Una es ésta, la otra es la de Ares ¿y Betanzos? ¿Desde cuándo llega el mar a Betanzos? Habrá sido en siglo XV, como mínimo.
En otros, nadaba por el aire, braceaba y buceaba por la atmósfera como si del fondo del océano se tratase. Daba brazadas hacia el cielo. Me desplazaba con facilidad por el fluido gaseoso. Esa capacidad me permitía saltar muy lejos, pudiendo permanecer en el aire durante unos segundos más por el simple hecho de dar un nuevo paso en el aire. Llegaba lejos. Eran un verdadero placer.
Pero no siempre te despertabas con esas sensaciones. Otras, las más duras, te veías envuelto en terremotos o eras incapaz de avanzar al correr. Movía las piernas pero no avanzaba, me costaba desplazarme. Mejor despertarse, como hoy.
¿Qué prefieres? ¿Qué te diga la verdad o que te mienta? ¿Qué será más doloroso? “Perdona –dijo él”. “Que sí, que sí –respondió ella”. Mejor no pedir disculpas.
“Mejor pasar audaz al otro mundo en el apogeo de una pasión que marchitarse consumido funestamente por la vida.”
Lo más complejo en una dacquoise es la cocción. No debe quedar cruda, en cuyo caso resultará una masa pegajosa y de corte nada limpio.
- 120 gr. de azúcar polvo (lustre)
- 110 gr. de avellanas molidas.
- 120 gr. de claras (3 unidades grandes)
- 75 gr. de azúcar (normal, grano), para añadir a las claras montadas.
- c. s. de avellanas tostadas y troceadas (unos 100-110 gr.)
Montamos las claras a punto de nieve con un batidor eléctrico, y, sin dejar de batir, vamos añadiendo el azúcar poco a poco, en unas dos o tres veces. Debe ser un merengue no demasiado compacto pero homogéneo.
(2) Mezclamos delicadamente las claras montadas con la mezcla de avellana/azúcar, poco a poco y de modo envolvente. Con una espátula de silicona (o una manga pastelera) extendemos sobre una bandeja cubierta de papel de hornear o lámina de silicona, de modo que quede un grosor algo inferior a 1 cm (aprox.) formando un rectángulo que luego cortaremos con un cortapastas circular.
Introducimos las avellanas tostadas dentro de una bolsa y golpeamos con un martillo o filo de un cuchillo para trocearlas en fragmentos no demasiado pequeños, algo así como en mitades o porciones de 1/3. Esparcimos las avellanas troceadas sobre la dacquoise, abundantemente, de modo que cubra gran parte de la superficie. Horneamos durante unos 30-35 minutos (o algo más si fuese necesario), hasta que haya adquirido un tono dorado, ligeramente tostado.
(3) Retiramos del horno y dejamos enfriar totalmente para que no se rompa antes de despegar y usar. Debe quedar ligeramente crujiente y nada blanda. Intentaremos que no coja humedad (a diferencia de unos macarons).
Puede envolverse en película de cocina y conservarse en el frigorífico varios días hasta el momento de su uso. Para agilizar la preparación yo la he preparado con un par de días de antelación.
Crujiente de praliné y turrón
- 15 gr. de mantequilla
- 40 gr. de cobertura de chocolate con leche.
- 75 gr. praliné.
- 75 gr. de turrón de jijona (del blando).
- c. s. de barquillos (he usado crêpe dentelle traídos de Francia, perfectos)
- (Opcional) unas pocas avellanas tostadas y troceadas finas (10-15 gr.)
(1) En un cuenco fundimos a fuego muy bajo (1-2), al baño María o en el microondas, la mantequilla con el chocolate con leche. Cuando la mantequilla se haya derretido removemos con una espátula hasta fundir totalmente el chocolate.
Retiramos del fuego, añadimos el praliné y el turrón (puede usarse pasta de avellana), mezclamos y desmenuzamos los barquillos con la mano sobre la mezcla. La cantidad de barquillo debe ser suficiente como para dificultar la mezcla, hasta que parezca que es mucho barquillo. Habré usado unos 35 gr. de Crêpe Dentelle.
Cubrimos la base de dacquoise e introducimos en el congelador (o frigorífico) hasta que se haya endurecido. Cuando se haya endurecido cortamos con un cortapastas circular de unos 7 cm. de diámetro.
Mousse de nougat y chocolate con leche
Necesitaremos unos moldes semiesféricos de 70x35 mm2, 80 ml. Si no se tiene puede usarse una ensaladera a modo de cúpula o el tipo de molde que tengamos.
- 125 gr de chocolate Toblerone ®.
- 40 gr. de praliné o, si no se tiene, turrón de jijona. Mejor, para mi gusto, el praliné.
- 125 gr. de nata líquida 35% M.G.
- 250 gr. de nata líquida 35% M.G. para montar.
- Una pizca de sal fina.
Calentamos los 125 gr de nata, dejamos templar y vertemos sobre el chocolate fundido para preparar una ganache.
(2) Montamos la nata fría (ojo, sin pasarse en el montaje para que no se corte y no se formen grumos). La nata para una mousse tiene un punto de montaje muy preciso, nunca excesivo. Cuando la ganache esté a temperatura ambiente añadimos una cucharada de nata para igualar las temperaturas y densidades. Incorporamos el resto de la nata montada con ayuda de una espátula de silicona de modo cuidadoso y envolvente, de abajo hacia a arriba y girando el recipiente a medida que realizamos la mezcla. Lo justo para que no baje y no tenga vetas de nata.
Vertemos de inmediato en el interior de los moldes semiesféricos de silicona, y tapamos con los discos de dacquoise que formarán la base del pastel. Ejercemos una ligera presión para que la base se introduzca ligeramente sobre la mousse. Llevamos al congelador una o dos horas (como mínimo) o al frigorífico para que se endurezca, en este último caso durante un mínimo de 6-8 horas. Procedemos a preparar el glaseado cuando la tarta haya ganado consistencia.
Pasado el tiempo (lo ideal es congelarlos, retirándolos poco antes de aplicar el glaseado) los desmoldamos rápidamente y depositamos sobre una rejilla para aplicar el glaseado.
Glaseado de chocolate con leche
- 225 gr. de agua.
- 100 gr. de nata líquida al 35% M.G.
- 40 gr. de azúcar.
- 60 gr. de glucosa líquida [*]
- 100 gr. de chocolate con leche de cobertura.
- 40 gr. de chocolate negro.
- 2 hojas de gelatina (~4 gr., algo menos) [**]
c. s. de avellanas tostadas y troceadas en fragmentos pequeños.
[*] La glucosa evita la cristalización del azúcar, endurecimiento, hecho que favorece el corte posterior y le da una textura perfecta. Gracias a Rosita (BCN) he podido encargar a mi hermano un buen tarro que ya he empezado a usar con frecuencia. También está en venta en Internet a precio bastante económico (salvo gastos de envío)
Aunque no son soluciones del todo adecuadas, si no se tiene glucosa líquida, puede sustituirse por un poco de azúcar o miel, mejor artificial y de mala calidad (suele elaborarse con glucosa). También puede añadirse un poco de glucosa atomizada (en polvo).
[**] La función principal de usar gelatina es la de darle brillo y un poco más de consistencia. En este caso, principalmente brillo. Le he puesto exactamente 2 hojas de 20/12 gr. (1,7 gr) cada una.
(1) Si lo deseamos, podemos caramelizar las avellanas troceadas en fragmentos pequeños, le dan un valor añadido a la cobertura. A mí, además, me parece que resulta con una apariencia más atractiva.
Hidratamos las hojas de gelatina en agua fría durante unos minutos. Mientras, troceamos el chocolate, preferiblemente con un cuchillo de sierra para que se funda mejor, e introducimos en una olla que pueda ir al fuego. Reservamos. Hervimos el azúcar con el agua, la nata y la glucosa, si la usamos, hasta que se disuelva y hierva.
Cuando hierva, vertemos poco a poco sobre el chocolate troceado (o al revés), mezclando bien, suavemente y en movimientos circulares con una espátula para fundirlo mejor. Llevamos de nuevo al fuego, removiendo con una cuchara de madera (o un batidor de varillas) removiendo sobre el fondo para que no se pegue, y hervimos de nuevo a fuego fuerte durante algunos minutos (bastantes) hasta que la mezcla alcance los 105-107 ºC. Si no se dispone de termómetro ese momento se alcanza cuando la mezcla se adhiere fácilmente sobre la espátula y lo sigue haciendo al retirarla. Debe hervir considerablemente (hasta unos 105 ºC, el azúcar habrá caramelizado suavemente) y remover bien el fondo del recipiente para que no se pegue no queme el chocolate/azúcar. Entre 5 a 10 minutos, como mucho.
(2) Retiramos del fuego y dejamos templar un poco (hasta unos 60 ºC) para añadirle seguidamente la gelatina escurrida e hidratada. Añadimos los trozos de avellanas caramelizada (si la usamos) Es importante no batir la cobertura para que no se formen burbujas de aire. Dejamos enfriar y la usamos cuando tenga la consistencia deseada, no demasiado fluida, y haya alcanzado unos 35 º C, es decir, esté a temperatura corporal, aprox. Usamos de inmediato.
Retiramos los pasteles del congelador y los situamos sobre una rejilla. Los cubrimos depositando el glaseado suavemente con ayuda de un cucharón e intentando que cubra toda la superficie. Introducimos de nuevo en el frigorífico para que la cobertura gane consistencia.
Dejamos que enfríe un mínimo de 6 horas en el frigorífico, mejor después de uno o, todavía mejor, dos días.
Salsa de chocolate blanco al cardamomo (acompañamiento)
- 75 gr. de chocolate blanco (una tableta pequeña)
- 110 gr. de nata líquida.
- 20 gr. de yema de huevo (una grande)
- Una pizca de cardamomo molido.
(1) Troceamos el chocolate blanco en fragmentos pequeños. Reservamos. Preparamos una crema inglesa con la yema y la nata. Para ello, batimos la yema de huevo y vertemos poco a poco la nata caliente sobre ella sin dejar de remover. Llevamos al fuego y, sin dejar de remover, llevamos hasta los 80-85 º C, removiendo bien hasta que haya espesado ligeramente. Cuando haya espesado ligeramente añadimos el chocolate troceado y, ya fuera del fuego, mezclamos delicadamente con ayuda de una espátula hasta que se haya integrado totalmente. Añadimos una o dos pizcas de cardamomo molido (opcional). Usamos de inmediato.
(2) Depositamos los pasteles en el centro de un plato y vertemos la salsa en torno a él. Tomamos de inmediato, con la salsa templada y con el pastel ligeramente frío. Gustará.
42 comentarios:
ME ENCANTA SE VE REALMENTE DELICIOSO,,,BESS
Genial tu pastel de chocolate. ARZAK, hace algo parecido pero con salsa de naranja. Eres un genio.
Casualmente yo tambien estoy en Stgo, y me podrias indicar la tienda donde encontraste los moldes de silicona?? es la que está al lado de la Pza Roja??
mil gracias y enhorabuena
Qué bueno cada vez que hay nueva entrada (no!, suena frío, esto)... nueva página de tu diario. Aunque sea para saber que estás ahí. Aquí. Para ver a Teo, esa bici que ya se le queda pequeña, esa sonrisa...
No me hace falta esperar al veredicto. Has ganado tú, tu conciencia, tu lealtad contigo mismo, diga lo que diga esa "diosa ciega"".
Soñar despierta fue también mi entretenimiento preferido hace años, y desde luego que es mejor que soñar dormida, con todas esas cosas que no podemos controlar ni explicarnos. Buf!
Yo sí que tengo cosas que agradecerte, las muchas de culinarias, que son las vistosas, las de los momentos gloriosos de sabor...; pero... las emocionales "alimentan" más. Gracias por todas.
Y ahora me queda imprimir la receta de esta delicia, llevármela esta noche a mi butaca preferida y estudiarla bien, para ver si está a mi alcance.
Bueno, y también me queda mandarte, mandaos, un abrazo y besos, pero de esos de...
CON TODAS LAS LETRAS.
Me alegra leerte de nuevo.
La receta es sublime.
Besos.
¡¡IM-PRESIONANTE!!
Pepe, sigo en mis trece "te quiero".
Las esferas son unas figuras geométricas que me han llamado la atención de siempre. Deben de ser reminiscencias del cole cuando teníamos que construír prismas y demases y mis pocas habilidades manuales se rebelaban y pedían a gritos esferas por todas partes.
El brillo de esa cobertura lo quiero yo para mi, para ti, para Teo que veo que ya va sin ruedines.
De la injusticia Dios nos libre. O mejor dicho "líbrenos Dios" porque los hombres no lo harán. La impotencia que sientes, la lucha, el tesón, son tu victoria.....yo sé que no ibas hablando por tlf, te declaro INOCENTE. Y seguro que miles de personas que te conozcan opinarán lo mismo. Ánimo, no me gusta verte caído.
Pues yo te soy más de los belgas. Aunque si me quieres invitar a uno no pongo reparos si es Suizo, francés o italiano.
Me imagino el nougat y el resto y babeo. Como siempre impresionante, Pepe
Muacs dulces de algarabía porque has regresado por partida doble.
Gracias por compartir con nosotros tus sentimientos y tus maravillas culinarias. Gracias por enseñarme cosas que pensaba que nunca me atrevería a hacer. Saludos y abrazos para todos/as.
No sé si darte las gracias o regañarte. Ahí van las dos cosas. Gracias por publicar estas recetas tan fantásticas, ya he hecho unas cuantas cosas de las que has publicado,y han sido un éxito total, y te regaño por crearme la necesidad de buscar los moldes de esfera. Aunque lo más seguro sea que me apañe con algún bol y lo haga en tamaños más grandes, pero seguro que tendré problemas al desmoldar. De todas formas prevalecen las gracias. Un saludo. Esperanza.
Qué maravilla!! impresionante entrada... sin palabras hállome :))
La justicia, la honradez y el sentido común han emigrado a mejores climas y nadie sabe cuando volverán. Endulzaremos la espera con la perfección de éstos pasteles. Un beso.
De impotencia estoy sabiendo un poco , tras ver pasar 3 mh a pelotas despacheros. Con lo q a mi me cuestan!! Lloraría y todo, de rabia. En mi Uni hay estado policial declarado, y yo lo sigo dd mi mucromundo de hospital y tristeza. Este viernes ultimo exa, ya sin agobios. No me quedan fuerzas. " la vida me parece una fiesta a la q nadie se ha molestado en invitarme" últimamente ..... Me alegra saber q al menos aquí, en casa, queda alguien.... Cob todas las letras !! Besos mil. O.
Toc, toc! Pepinho, se puede, verdad? Sólo es un segundo...
O., me dejas preocupada. Te mando un abrazo enorme. Ojalá lo recojas. Por supuesto, también a B. y G.
Y a ti, casero.
Mmm menuda textura! me encanta.
Tu hijo precioso.
Besos
Hay cosas que sencillamente no pueden dejarse pasar por alto...las injusticias ya hay muchas para quedarse callado ...cuando el mundo y sus estados...que no estado se revuelven y revuelcan...entre chocolate, nougat, Teo inmenso y divino, te dejo sonrisas...tengo que buscar esos moldes de silicona que soy una antiliviana en la cocina(y en otras cosas).
Bico-te.
Hola. Te sigo desde hace unos años, casisiempre en silencio, pero poniendo en práctica muchas de tus recetas. Por supuesto he hecho el praliné siguiendo tus indicaciones (todo un éxito, por supuesto). Pero saber que has usado un praliné comercial que consideras de calidad me interesa. Si no es indiscrección ¿puedes decirme qué marca usaste? Muchísimas gracias. Ah, y no tengo los moldes semicirculares pero esta receta no puedo tardar en ponerla en práctica. Un saludo cántabro.
Luisa Hierro
Un blog genial y completísimo. Justo lo que estaba buscando.
Enhorabuena y saludos.
hola, la receta de impresión...un 10 es poco...Una pregunta, podría hacerse en aros de emplatar en lugar de moldes?
Un saludo.
Ana.
Ahhh!!!! Felicidades!!! ;-)
Impresionante! La presentación es digna de las mejores pastelerías! Tienes un gusto exquisito para la repostería! Un saludo :)
Hola,
Quisiera agradeceros vuestra paciencia y fidelidad pese a los problemas y las ausencias. Mi vida está cayendo en un vacío del que resulta difícil salir (pese al esfuerzo). Gracias de CORAZÓN.
Después quisiera responder en la medida de lo posible a las cuestiones que se han ido planteando en los comentarios. Podría personalizarlos pero me resulta imposible por el tiempo del que dispongo. Haré un esfuerzo por no personalizar las respuestas, si no lo hago (o lo hago) no demuestra desinterés (o interés) sólo una intención de ofrecer respuestas a aquellas cuestiones que se nos platean. Gracias.
Sí, curri, los he comprado en esa tienda que está cerca de la plaza roja. No sé si les quedarán, pues no hacen pedidos por encargo. En esa tienda es en dónde también compro los colorantes en polvo para los macarons.
Esa misma marca de moldes de silicona vende por Internet al mismo precio y con más variedad. También he encontrado unos prácticamente idénticos y mucho más económicos, quizás algo más finos, en el Carre-five, justo antes de bajar por las escaleras mecánicas…. Esta semana todavía quedaban.
Ay!!! Tenéis que permitirme que envíe un beso a Rosita. Gracias por toda tu simpatía.
Berta, te imagino entre todo ese saber gastronómico que se aglomera durante estos días en Santiago. Bien pensado, me da cierta pena no tener un segundo de mi vida para pasar por ahí, descubrir nuevas ideas, aprender, inventar apoyado en ellas,…
El amor y/o el cariño hay que alimentarlo día a día. Día a día, TODOS!!! Si no se hace se apaga y no tiene vuelta atrás. El olvido es la antítesis del “te quiero”. ¿Cómo se alimenta? Con palabras, con gestos, con pensamientos… ¿a qué viene esto? Pues no estoy seguro de ello….
Un beso, pensando que el chocolate CON LECHE suizo sigue siendo mucho mejor que el belga. Que sí, que ya lo sé, que es una cuestión de gustos….
Espe…, si usas un molde grande es importante que hagas dos cosas: forrarlo con película de cocina para desmoldarlo con facilidad y congelarlo para desmoldarlo una vez congelado… Otro.
Olga, Olga, Olga… Mereces una medalla por todo, sobre todo por tu ESFUERZO y lucha. Siempre te he visto muy vital, decidida e indestructible. Ahora te noto más baja y desconfiada. Es pasajero, seguro. Sé que lo haces por ti, porque lo mereces, que las injusticias te duelen por lo que son.
(...) sigo
(sigo O.)
Creo haber aprendido algo (aunque no me sepa la lección ni la solución) sobre la vida “real” durante estas últimas semanas (hoy especialmente). Sí, el mundo no es tan bonito como pensaba pero, por suerte, hay muchas personas que luchan para que lo sea. Eres una de esas.
Besos 2000 a 2012
¿Los moldes? Siempre se puede improvisar. Como he dicho, los he visto en una hipermercado, pero seguro que los hay (cada día más) en otros establecimientos. Para mí es más difícil conseguir el praliné (comprado) o la glucosa líquida. Mayte. Bi(s)co-te
Luisa, el praliné me lo compró mi hermano en BCN. Es una marca catalana compuesta por un nombre de hogar (en inglés) y un chef… Seguro que las hay tan buenas o mejores que ésta. La marca no creo que sea relevante…Otro saludo.
Ana, por supuesto que podrías usar aros de emplatar pero cuidando varios detalles: poniéndolos sobre una base y, sobre todo, congelándolos para desmoldarlos una vez salidos del congelador. Si no los congelas será prácticamente imposible desmoldarlos bien. Debes tener en cuenta que cubrir una tarta cilíndrica es más difícil que una semiesférica por eso de cubrir los laterales… Gracias.
Gracias especiales a tod@s los que han comentado y que, por no haber planteado cuestiones, no he podido personalizar los agradecimientos. No es falta de interés, ni mucho menos, es la necesidad de ajustar lo tiempos de vida al máximo.
¿Qué hay de lo mío?
Cuando se está al límite del agotamiento físico, las emociones afloran sobre los poros de la piel y fluyen como gotas de agua a través de la dermis. ¡Es tan fácil perder el control! Los sentimientos están a flor de piel y las lágrimas caminan sobre el filo de los párpados.
No, no puedo más… y no tengo remedio para ello. No. He tenido un muy mal día, uno más ¿Y? Necesitaba contarlo, hablar con alguien que me entendiese un poco, perdón, he querido decir: “que me escuchase un poco”. No ha podido ser.
Un días más, me he levantado por la noche para atender al niño. ¿Y? ¿Por qué siempre yo? ¿Por qué quien se tiene que acostar tan tarde es el que hace esfuerzos para trasnochar y madrugar?
Por la mañana la guerra de todos los días. Te levantas antes para preparar el desayuno y la ropa de Teo. Lo despiertas e intentas ser lo más rápido posible para no llegar tarde al trabajo... ¡¡¡si no puedo llegar tarde!!! ¡Soy profe! Me imagino que otros podrán, nosotros no, de nosotros dependen muchas otras personas (su educación y su tiempo).
Siempre aparece un entretenimiento que todo lo retrasa. Que si hay que coger unos papeles, que si no quiere peinarse, que si quiere hacerlo él solito, que las cosas tienen que estar de una manera… u otra. Haces las camas y te escapas a toda prisa para no tener que hacer el “loco” en la carretera. Así todos los días. No es molesto, sólo tenso, esa mirada permanente al reloj es estresante.
... (Sigo)
(Continuación)
No es fácil ser profesor y más a determinadas edades, con alumn@s de ciertas edades. Los jóvenes son más agradecidos, juguetones, rebeldes o pillos, pero más agradecidos. Los mayores no, no en general, y hablo de mayores de 20 años. Algunos no son conscientes de sus limitaciones y se creen en la obligación de exigir al profesor la absoluta comprensión de la materia de estudio.
Cuando un alumno fracasa suele (casi siempre) haber errores por ambos lados: el profesor que no dispone de todos los medios temporales, capacidades didácticas, de disponibilidad o recursos para enfrentarse al problema; el alumno que no se esfuerza lo suficiente para superar eso que le falta para llegar al aprobado. Pero lo más doloroso a esas edades es la falta de respeto (es un palabra fea, pero la utilizo en su acepción de “educación”, no de sometimiento), ver cómo un alumno, además de ser incapaz de asumir su parte de culpa, pone en duda algo que nunca has dejado de hacer: darlo todo (y más) por su educación… Y te derrumbas, como si en calidad de profesor te vieses sometido a la autoridad del alumno. Y lo que más te duele es que no se reconozca todo ese esfuerzo que haces a diario para intentar (he dicho bien, “intentar”) dar un poco de luz en capacidades tan dispares. Del enfado pasas al lloro, al lamento, al arrepentimiento…
Llegas corriendo a recoger a Teo. Es tarde, todavía tienes que hacer la comida para él y, como no has tenido tiempo porque has estado poniendo un examen, debes pensar en algo rápido (y rico) para cuando llegue tu mujer. Tienes ganas de desahogarte, de, por una vez, ser tú quién cuenta las penas de tu día a día y sentirte escuchado… Empiezas: “hoy he tenido un día horroroso…” y antes de poder completar la frase te responde: “yo también…”. A la que le sigue una secuencia interminable de hechos de lo más repetitivos, alguno trivial. Imposible. Desistes.
Mientras acabas de hacer la comida vuelve a aparecer y te dice: “¡Te había dicho que no hicieses la cama!, que había que cambiarla”. “Pues se deshace… pero me habías dicho que no <> la cama..” Menuda discusión tan estúpida, que esos sean los problemas… ¿Así me agradeces las labores, la comida, el cuidado de “nuestro”…? No quiero agradecimientos, sólo comprensión o, por lo menos, ningún desprecio.
Pero hoy he tenido algo de suerte. No ha tenido que ir a trabajar por la tarde como casi todos las últimas semanas y, aunque he tenido que estar “ocupado”, , siempre se nota una ayuda con T. Así, y más, hasta acabar el día. Una vez acostado Teo llega el momento de las presentaciones, los apuntes, ejercicios,… Son las “tantas”, necesito hacer un esfuerzo para responder a los comentarios del blog.
Gracias amig@s por escuchar.
Buenos días. (Es un deseo).
Sólo quería decirte que te "escucho", te "escuchamos" muchos, de hecho.
Me quedo con eso de 'no buscar agradecimientos'. Para nada. 'Sólo comprensión'. La mereces. Y es bueno que lo sepas. Y que no lo olvides.
Un beso... CON TOoooDAS LAS LETRAS.
Te felicito, tienes uno de los mejores blogs que he visto, me encantas. Bss
Gracias! Me hiciste llorar emocionada. Me ha gustado verme con tus ojos. Sigo luchando. Estoy tocada, pero no hundida. No me lo puedo permitir. Hoy solo un beso , q valga por mil. O.
Mille esker!
Suponia era esa “la tienda”. Mañana me acercaré al Carre5.
Me quedo en deuda y como es de bien nacido el ser agradecido, ya te devolveré el favor.
Con muchos vinculos en Galiza, sobre todo en Costa da Morte, paso estos dias en la patria del Botafumeiro, (los temas legales, también me persiguen); yo también corro pero en coche y por una figura geométrica, el Isósceles, (geográficamente hablando). Ando repartida entre esa bahia en el Cantábrico tan única y afrancesada; entre la patria del Botafumeiro ( mis raices y esos temas legales que me queman); y entre la gran ciudad tan cerca del “cielo”.. eso dicen. Las gasolineras y los peajes, me están tan agradecidos...contribuyo a paliar la crisis!
Me quedo maravillada de tu amor a PH, yo también, pero Conticini (mea culpa... le fui infiel con Conticini) ha hecho que me olvide de PH y ultimamente, con mi “vecino” Thierry Bamas (meilleur ouvrier de France) que hoy por hoy, es mi pasión. Paso horas y horas en su taller/tienda de Anglet. Y tengo que decirte, que para ser (tú) autodidacta, te acercas mucho a Thierry. Para mi, el number 1. Por delante de PH y Conticini.
Mi amor a la cocina y gastronomia, se lo debo a Daniel Cohn Bendit, y a aquel glorioso Mayo.. sois muy jovenes para saber a quien y qué me refiero.
Vieja piscis (en 12 dias, voy al nº6) e intuitiva, veo donde hay “arte”, aunque, si me permites, alguna vez, te daria una pequeña “colleja” gastronómica. Descubri tu blog hace 9 dias, y me he leido todas las recetas desde el 2006. Bravo, bravo y bravo, con o sin collejas.!!!!
Tu “maitrise” en el Glaçage mirroir, con ese porcentaje tan exacto de la gelatina, me inclino hacia ti y te hago la ola...
Parto enseguida para Lur Maitea, y a Iparralde!, pero seguiré esperando que caiga la siguiente receta.
Sigo en deuda (I owe you one). Mientras tú corres por los aledaños de Stgo, yo corro por la silueta del Isósceles. De angulo a angulo.
Mañana antes de pasar por la Senra, donde está la abogada, pasaré por el Carre5.
A suivre, eta gero arte!
Curri
que lindo está Teo! está precioso me encanta su sonrisa y que grande!
La receta se ve maravillosa y deliciosa.
No había pasado, estuve una semana fuera en la playa.
Ya volví. Realmente quería volver aunque no crean casi no vi el mar, cosas! se trabaja harto en la playa tambien.
Me alegro que estes de vuelta. No nos dejes. te quiero muchísimo, besos
que curioso, cuando digo que estoy cansada, me responden lo mismo, yo tambien, sigh!!!
Gracias por tu respuesta. Y mucho ánimo!
Luisa Hierro.
¡¡ANIMO!! te escuchamos por medio de esta página y estamos contigo.
Mañana sera otro dia y como decía Serrat: "Puede ser un gran día; planteatelo asi".
Un abrazo
Gracias Pepinho, sí ya habia pensado utilizar el papel film para poder desmoldar mejor. ¡Cuánto me duele que penes por ciertos alumnos! Hay personas incapaces de apreciar lo que otros están haciendo por ellos. Son auténticos analfabetos emocionales, y analfabetos sin más. Pero seguro que habrá otros que merezcan el esfuerzo que haces por transmitirles conocimientos y sabiduria. Disfruta de eso. Yo le estoy tan agradecida a algunos de mis profesores que hasta he llorado amargamente cuando he sabido de su falta en este mundo. Un saludo. Esperanza.
HOla! S.O.S!!! Te necesito urgente!!! tengo dos asignaturas de cine este cuatri. Yo de cine.... floja. Tengo que elegir una película antigua (de antes de 1980) y compararla con otra posterior. No se me ocurre nada. Por favor, ayúdame!!! Dame luz, algo que me de juego. La verdad es q tengo q ir a tutoría con el profe, pq no sé si quiere q le hable de parte técnica (planos, etc, que ni idea) o de argumento. Ays, perdida voy!! Confío en tí. Creo q sabes mi mail. Besos mil!. O.
pd.: Rula, échame un cable tú también, anda!!!
Hola O.:
No tengo tu email… sorry. Me hace gracia que se le llamen películas “antiguas” (o clásicas) a las anteriores a 1980.
Tengo muchas dudas previas: ¿la comparación debe realizarse entre temáticas iguales? ¿se trata de contrastar la técnica, técnicas narrativas…? ¡Qué envidia! ¡Qué divertido! Problema: las posibilidades son “infinitas”, desde hablar de técnicas narrativas, medios tecnológicos, temáticas por épocas (70’s vs 80’s, películas de catástrofes, el miedo a lo desconocido…)…
Otra idea interesante podría ser comparar “remakes”, siempre que sean de buena calidad:
“Tu y yo” (1937) vs “Tu y yo” (1957), aunque hay otra “moderna” que es muy mala.
“Valor de Ley” (la de John Wayne) vs “Valor de Ley” (2010, la de Jeff Bridges), curisomente, ambos protagonistas llevaron el Oscar.
“Los 7 samurais” vs “Los 7 magníficos”, ambas “antiguas”.
“King Kong” vs “King Kong” vs “King Kong”, como curiosidad, la última condensa todos los pecados del cine actual.
“La invasión de los ladrones de cuerpos” vs “La invasión de los ultracuerpos”, ¡que miedo pasé de pequeño al ver la versión en B/N! Me marcó durante la infancia.
“Yojimbo” vs “Por un puñado de dólares”, tendía que consultar el año de la segunda.
“Perdición” –una de mis películas preferidas- vs “Fuego en el cuerpo. La primera una Obra Maestra incontestable, la segunda un gran película.
“Nosferatu” (Murnau) vs “Nosferatu” W. Herzog (¿se escribe así?)
“Mujercitas” vs “Mujercitas” vs “Mujercitas”, no sé si me falta alguna ;-)
“Oliver Twist”, “Oliver” vs “Oliver Twist”, no está mal en el aniversario de Dickens.
“La mosca” (1958) vs “La mosca” de D. Cronenberg.
“El tren de las 3:10”, muy buenas ambas, casi prefiero la segunda.
…
También se podrían comparar dos películas de temática similar:
“Bienvenido Mr. Chance” vs “Forrest Gump” o cómo el cerebro poco importa para “triunfar”. Me encanta Peter Sellers en la Primera.
“Bus Stop” vs “Átame”, cómo raptar a una mujer que te vuelve loco.
“El golpe” vs “Los timadores”, el inicio y el pasado de las películas sobre timadores.
“Apocalyse Now” vs “El Cazador” vs “Platoon” vs “La chaqueta metálica”, ¡Good Morning Vietnam!
“Rocky” vs “Toro Salvaje”, a puñetazos.
“Ratatouille”, “Julia & Julia”, “El cocinero, el ladrón su mujer y su amante”, mismo tema, abismos de ingredientes.
“Un lugar en el Sol” vs “Match Point”, para mí, la segunda es un PLAGIO de la primera sólo que con final ¿feliz?… y nadie lo ha dicho.
…
Todavía más interesante sería hacerlo comparando dos películas que no tengan NADA que ver ni en temática (comedia/drama), ni en tecnología (B/N vs 3D),…
También se podrían comparar dos películas de un mismo director de los llamados “genios veteranos”, los que han hecho grandes películas en los 70 y lo siguen haciendo en la actualidad (Scorsese, por ejemplo). Podría hacerse de películas rompedoras en cuanto a la forma de narrar (falsos documentales, flashback –“El crepúsculo de los dioses” y cómo un muerto puede ser el narrador de la película, “Memento” o cómo contar historias de modo desordenado-,…) … y así hasta la eternidad.
Yo lo haría con películas que conozcas o a las que puedas acceder fácilmente a su visionado. Lo que no haré es recomendarte alguna en concreto, por difícil elección, por las posibilidades, porque ES ALGO MUY PERSONAL… Cuando hayas escogido las películas podría “comentarte” algo. Amo el cine, desde “Intolerancia”, “La gran Ilusión” hasta la rareza (para mí grandiosa) de “Melancolía” (me acuerdo de ella a diario cuando miro al cielo al volver a casa).
Es tarde y todavía tengo que preparar material para mañana…
ÁNIMO y un beso muy grande (también para GLORIA, a la que no he respondido… de momento)
Me ha encantado la demanda de O., el hecho en sí de la prueba, vaya. Muy interesante. Y tu respuesta de ayuda, Pepinho. Un gran cable. ¡Venga, O., a por ello, que eres una crack y lo sabrás demostrar! Y suerte, también, que siempre hace falta una poca.
¡Que estéis bien, Magníficos!
BESOS...
No te esperaba tan rápido !!! Gracias mil!! Olmavis1@ht.c es el mail. Si, a mi too me choca lo de 1980 jeje. Divertido?? Uffff voy como pulpo en garaje! Si fuera de cantautores ....;0) . He ido a tutoría a las 13h y le he preguntado tus propuestas. Me ha aconsejado comparar las 2 de la mosca, pq dice me dará mucho juego para hablar de tecnología, ciencia-ficción, el cuerpo humano, " cine de la carne" de Crobenverg. A mi me ha sonado todo a chino, pero lo he anotado para no perderne dp. 15 hojas mínimo, y dice q cree q me faltaran..... Uf, uf, uf. Gracias por acudir al silbido, por ti tiempo, q se q es oro! Cob todas las letras casero..... Besos mil a repartir. O.
La receta te ha salido genial. El plato tiene muy buena pinta, y queda muy bien explicada. Enhorabuena por la receta.
Tiene una pinta realmente estupenda, se le hace a uno la boca agua al ver semejante manjar! te invito a visitarme, por cierto me quedo por aquí ;) 1 besito
Bonitas palabras(hoy) en la agenda de T...
Gracias!es todo un privilegio tenerte,día a día, con tus fascinantes dibujos.
Un beso a los tres
Tesi, sólo he leído una frase y debo decir que (por si no lo sabes) las maýusculas es equivalente a gritar. Algo que no puedo admitir. Creo que no has entendido nada de lo que escribo, quizás ni siquiera exista el personaje sobre el que escribo (yo mismo como tal), pero no puedo admitir ciertos tonos (aunque antes los hubiese permitido). De hecho, hace mucho que no hablo de nada más que de T (que yo recuerde).
Saludos.
Se me olvidada... creo que en mis sueños soy muy feliz y, exceptuando los momentos de permanente trabajo (de los que no culpo a nadie más que a mí), no tengo nada de lo que quejarme, no por mí. Porque lo que ahora más me duele es el sufrimiento de muchas personas que quiero y aprecio.
Hola, buenas noches. He descubierto tu blog, seré de las últimas porque llevas ya mucho tiempo y muchos seguidores. Lo he descubierto porque estaba buscando recetas del far breton, no sé, me ha dado por ahí. Me he quedado impresionada por las recetas y sobre todo por cómo narras cada una de ellas. Espero seguirte de cuando en cuando. Yo tb tengo un blog pero por motivos de salud, no puedo tomar azúcar, así que me quedo con este estupendo chocolate para irme a la cama soñando con él. Un saludo desde Valencia.
La verdad que me encanto el articulo, lastima que es un poco largo para mi gusto, ademas me encanta el chocolate.
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