Infiel
Para ver la receta original pasa por http://www.pepinho.com
Largo y duro es el camino que nos separa de la panadería, lleno de tentaciones en el camino de vuelta a casa. ¡Qué difícil es no soportar el impulso de llevarse un trocito de pan a la boca! Valientes y voluntariosos son los que consiguen llegar al destino con un pan impoluto, sin fisuras. Los hay, como yo, que ni esperamos a salir de la panadería para tomarnos el primer bocado. Lejos, o no tanto, quedan los tiempos en los que la vida era sufrimiento y las tentaciones eran pecado. Por desgracia, esa educación recibida queda remanente, ejerciendo una ligera presión sobre mis espaldas, representado en forma de un masoquismo que te contiene ante la tentación más insignificante, obstaculizando el camino hacia la felicidad. Esa rémora te da una fuerza de voluntad irracional y sin sentido, coartando el placer en todas sus expresiones más humanas. Uff! (sigo)
Todos hemos comprado alguna vez una baguette, “hemos cometido el error de comprar una baguette”, diría. Porque recuerdo cuándo empezaron a ponerse de moda esas largas, finas e insípidas barras de pan que nosotros llamamos “baguettes”, casi siempre pre horneadas y de producción industrial. Yo también lo he hecho, y alguna vez todavía las compro esperando encontrar una verdadera barra de pan con sabor a pan y, a ser posible, un ligero toque de mantequilla. Las hay, pero no dónde casi todos las buscamos, lejos de supermercados y grandes superficies. Éstas tampoco llegan enteras a casa, mas por motivos de embalaje ;-) Pepe, estás divagando.
Hace algún tiempo, unos 4 años (creo recordar que Teo no había nacido), solía comprar el pan los domingos en un establecimiento del ensanche. Paraba a comprar el pan cuando volvía de “entrenar” (antes entrenaba, ahora no sé que hago) y casi siempre me llevaba una finísima barra de pan crujiente rellena de aceitunas negras, deliciosa. De ese recuerdo surgió la idea de crear unos palitos hechos con aceite de oliva y aceitunas negras, para recordar esos sabores y poner sobre la mesa un acompañamiento para los entrantes del tipo “pan y moja”, “matar el gusanillo” o “¿los has hecho tú?”.
El resultado son unos palitos crujientes y de sabor intenso, deliciosos para tomar solos o para mojar con algún queso del estilo raclette,…
La preparación en muy sencilla, sólo hay que tener en cuenta un par de aspectos para conseguir un crujir óptimo: (a) aunque la cantidad de agua es aproximada (exacta para mí), nunca debe añadirse en exceso, la suficiente para poder amasar, así conseguimos una masa más crujiente y duradera. (b) El tiempo de horneado también es importante, debe hornearse hasta que la superficie tenga un tono dorado, casi tostado. Si los retiramos antes de tiempo, aun consiguiendo un delicioso sabor, puede resultar una corteza no demasiado crujiente. Si vemos que no se ha hecho de modo uniforme, podemos girarlos durante el horneado para conseguir un tono y textura homogéneos.
Personalmente, me gusta que tengan un aspecto rústico, lejos de esos perfectos palitos que venden envasados, les da un toque casero que identifico con sabores auténticos.
“Nuestra” panadería, la de confianza, la de nuestro barrio o ésa en la que venden el pan que tanto nos gusta. A unos les gusta poco hecho, a otros, crujiente, o denso, o artesano, o dulce,… pero, aun así, a casi todos nos cuesta mantener nuestra fidelidad. No recuerdo haber comprado el pan en la misma panadería durante más de 3 ó 4 años seguidos. Sin darnos cuenta, llega el momento del aburrimiento, de la monotonía, del cansancio de tomar casi a diario el mismo tipo de pan. Ése es el momento de la infidelidad, de la búsqueda de una renovación que nos vuelva a sorprender, de lo nuevo, aunque sea a peor (muchas veces lo es). La monotonía es la mejor amiga de la infidelidad, de la fidelidad, la sorpresa.
Hace unos cuantos años, quizás casi cuatro, que compramos el pan en la misma panadería. Tenemos que andar casi un kilómetro, pero vale la pena. Siempre intento no repetirme o no comprar a diario (a veces los preparo en casa) para que no llegar al aburrimiento. Hoy mismo M ha comprado dos tipos de pan.
No tengo un pan preferido, siempre depende del uso. En general me gustan con mucha miga, poco horneados, con aroma, grasos, esponjosos y con poca corteza. Aun así, el pan artesano preparado con “trigo del país” me parece una delicia, pese a tener la corteza gruesa y crujiente. “El alto”, me llevo un trozo empezando por la miga y dejando para el final la gruesa corteza. Hace años hubiese hecho al revés, habría dejado lo mejor para el final. Sufridor sí, estúpido no.
“Medidas para garantizar la estabilidad presupuestaria y de fomento de la competitividad”, eso dicen. “Ballstoucher” ;-), “a pain in the a….”, diría. No se me ocurre medida con un afán más “tocawebs”.
4. Modificación del régimen retributivo del personal al servicio de las Administraciones Públicas durante la situación de incapacidad temporal.
Se produce una revisión de los complementos o de la prestación por incapacidad laboral temporal actualmente existentes, en función del régimen de seguridad social al que estén adscritos los empleados públicos. Con ello se persigue una doble finalidad: por un lado reducir el absentismo en los casos de bajas reiteradas de corta duración, reduciendo la necesidad de incorporar personal interino o temporal y, por otro, obtener un ahorro del gasto público en términos de minoración de la cuantía de la mejora, o complemento en caso de incapacidad temporal.
Esta revisión, que tendrá una vigencia temporal mientras duren las actuales circunstancias, será de aplicación para el conjunto de los empleados públicos y supondrá, en el caso de contingencias comunes, que:
- Durante los tres primeros días, la prestación reconocida o el complemento alcanzará como máximo el cincuenta por ciento de las retribuciones.
- Desde el día cuarto hasta el vigésimo, la prestación reconocida o el complemento en ningún caso superará el setenta y cinco por ciento de las retribuciones.
En el caso de contingencias profesionales se mantendrá el cien por cien de las retribuciones, así como en situaciones como la hospitalización o intervenciones quirúrgicas y otras de carácter excepcional que pudieran merecer un trato diferenciado.
En los años que llevo como funcionario de carrera nunca me he cogido una baja laboral, exceptuando el mes de permiso por paternidad (¡toca madera!). He ido a trabajar con gripe y con todo tipo de afecciones que dificultaban mi labor pero no me impedían mantenerme en pie. Sé que es una irresponsabilidad, pero así lo hice. Sin embargo, sé que llegará el día (pura estadística) en que no tendré más remedio que estar de baja. Este mismo año un alumno (de más de 20 años) cogió paperas y, como en este caso, no sería extraño que enferme, como sucedió el año pasado cuando T cogió el Coxsackie. Tener un hijo de 3 años tampoco ayuda mantener en plena forma mis defensas.
Me da igual que me retiren la paga de Navidad, siempre que se emplee para ayudar a las PERSONAS (que sé que no se hará), porque hay mucha gente que lo necesita más que yo. Esta medida, en cambio, me parece que tiene un fin al estilo de “que se j.” (Cfr.: frase mencionada por una Diputada no hace mucho tiempo).
Primero: las pequeñas bajas laborales no se cubrían con sustituciones, por lo que no puede haber ahorro en ese sentido. Segundo: el porcentaje de personas que solicitan bajas laborares por motivos discutibles es ínfimo y el único modo de evitarlo es mejorando las inspecciones. Tercero: la primera consecuencia de esta medida es que la gente irá al trabajo enferma, significando un riesgo para la salud de los demás y disminuyendo su rendimiento laboral. Cuarto: retirarle parte del salario a un@ enferm@ me parece de una falta de ética exagerada. Quinto: las legislación no debe castigar a justos por pecadores, mejor es perdonar a un culpable que condenar a un inocente. Sexto: ¿dónde está el ahorro?
¿Por qué siempre hay esa costumbre de demonizar las ideas o clasificar las opiniones?, ¿Por qué se acostumbra a juzgar las ideas y, por ello, a las personas? No juzguéis las ideas, valorad los actos.
Palitos de aceite de oliva y aceitunas negras al romero (bastones de aceite de oliva)
Como suele ser cuando se trabaja con harina y con agua cuya densidad puede variar entre zonas (aunque yo siempre la use embotellada), la cantidad de agua es estimativa, la que yo he necesitado. La masa debe quedar firme pero no dura, algo más que para un pan. Así conseguiremos una textura más crujiente (ayudada por la adicción del aceite) y duradera.
Depositamos la masa en el cuenco y la dejamos fermentar, preferiblemente a unos 25-30 º C, hasta que haya doblado su volumen. Necesitará bastante tiempo, pues lleva poca levadura y bastante materia grasa. El tiempo necesario dependerá de la temperatura ambiente y la época del año. Suelo hacerlo antes de salir a correr y continuar algo así como unas 2 horas y media después. Incluso he llegado a dejarla reposar durante toda la mañana mientras permanezco en el trabajo.
(2) Pasado el tiempo, añadimos las aceitunas finamente troceadas, sin amasar demasiado para que no coja correa, y estiramos la masa sobre una superficie de trabajo (sin añadir harina, como mucho, con una pincelada de aceite), algo así como de unos 5 mm de espesor. Recortamos en tiras 1 cm. de ancho, ayudándonos de un cuchillo bien afilado, y las depositamos sobre una bandeja cubierta de papel de hornear. También podemos formar palitos más rústicos enrollándolos, ayudándonos de las manos, sobre la superficie de trabajo.
Dejamos fermentar la masa un mínimo de media hora, entre 45 a 1 hora, hasta que haya doblado su volumen. Yo los dejo fermentar dentro del horno a unos 30º C.
(3) Precalentamos el horno a 200º C con calor por arriba y abajo. Cuando el horno hay alcanzado la temperatura, los horneamos hasta que tengan un tono dorado, practicamente tostado, para que estén crujientes. Los hago durante unos 15 minutos, más o menos (no miro el reloj), dándoles la vuelta a media cocción para que se haga de modo uniforme, pues tiende a tostarse más en la base. Los retiramos del horno y los dejamos enfriar para que tengan el crujir característico. Si no los vamos a tomar de inmediato los guardamos en un recipiente cerrado pero intentando que no haya humedad ni vapor de agua para que no se reblandezcan.
Son ideales para tomar solos, mojar en queso fundido (torta, raclette,…), cremas espesas, chocolate templado,… un placer.
Para ver la receta original pasa por http://www.pepinho.com
Largo y duro es el camino que nos separa de la panadería, lleno de tentaciones en el camino de vuelta a casa. ¡Qué difícil es no soportar el impulso de llevarse un trocito de pan a la boca! Valientes y voluntariosos son los que consiguen llegar al destino con un pan impoluto, sin fisuras. Los hay, como yo, que ni esperamos a salir de la panadería para tomarnos el primer bocado. Lejos, o no tanto, quedan los tiempos en los que la vida era sufrimiento y las tentaciones eran pecado. Por desgracia, esa educación recibida queda remanente, ejerciendo una ligera presión sobre mis espaldas, representado en forma de un masoquismo que te contiene ante la tentación más insignificante, obstaculizando el camino hacia la felicidad. Esa rémora te da una fuerza de voluntad irracional y sin sentido, coartando el placer en todas sus expresiones más humanas. Uff! (sigo)
Todos hemos comprado alguna vez una baguette, “hemos cometido el error de comprar una baguette”, diría. Porque recuerdo cuándo empezaron a ponerse de moda esas largas, finas e insípidas barras de pan que nosotros llamamos “baguettes”, casi siempre pre horneadas y de producción industrial. Yo también lo he hecho, y alguna vez todavía las compro esperando encontrar una verdadera barra de pan con sabor a pan y, a ser posible, un ligero toque de mantequilla. Las hay, pero no dónde casi todos las buscamos, lejos de supermercados y grandes superficies. Éstas tampoco llegan enteras a casa, mas por motivos de embalaje ;-) Pepe, estás divagando.
Hace algún tiempo, unos 4 años (creo recordar que Teo no había nacido), solía comprar el pan los domingos en un establecimiento del ensanche. Paraba a comprar el pan cuando volvía de “entrenar” (antes entrenaba, ahora no sé que hago) y casi siempre me llevaba una finísima barra de pan crujiente rellena de aceitunas negras, deliciosa. De ese recuerdo surgió la idea de crear unos palitos hechos con aceite de oliva y aceitunas negras, para recordar esos sabores y poner sobre la mesa un acompañamiento para los entrantes del tipo “pan y moja”, “matar el gusanillo” o “¿los has hecho tú?”.
El resultado son unos palitos crujientes y de sabor intenso, deliciosos para tomar solos o para mojar con algún queso del estilo raclette,…
La preparación en muy sencilla, sólo hay que tener en cuenta un par de aspectos para conseguir un crujir óptimo: (a) aunque la cantidad de agua es aproximada (exacta para mí), nunca debe añadirse en exceso, la suficiente para poder amasar, así conseguimos una masa más crujiente y duradera. (b) El tiempo de horneado también es importante, debe hornearse hasta que la superficie tenga un tono dorado, casi tostado. Si los retiramos antes de tiempo, aun consiguiendo un delicioso sabor, puede resultar una corteza no demasiado crujiente. Si vemos que no se ha hecho de modo uniforme, podemos girarlos durante el horneado para conseguir un tono y textura homogéneos.
Personalmente, me gusta que tengan un aspecto rústico, lejos de esos perfectos palitos que venden envasados, les da un toque casero que identifico con sabores auténticos.
“Nuestra” panadería, la de confianza, la de nuestro barrio o ésa en la que venden el pan que tanto nos gusta. A unos les gusta poco hecho, a otros, crujiente, o denso, o artesano, o dulce,… pero, aun así, a casi todos nos cuesta mantener nuestra fidelidad. No recuerdo haber comprado el pan en la misma panadería durante más de 3 ó 4 años seguidos. Sin darnos cuenta, llega el momento del aburrimiento, de la monotonía, del cansancio de tomar casi a diario el mismo tipo de pan. Ése es el momento de la infidelidad, de la búsqueda de una renovación que nos vuelva a sorprender, de lo nuevo, aunque sea a peor (muchas veces lo es). La monotonía es la mejor amiga de la infidelidad, de la fidelidad, la sorpresa.
Hace unos cuantos años, quizás casi cuatro, que compramos el pan en la misma panadería. Tenemos que andar casi un kilómetro, pero vale la pena. Siempre intento no repetirme o no comprar a diario (a veces los preparo en casa) para que no llegar al aburrimiento. Hoy mismo M ha comprado dos tipos de pan.
No tengo un pan preferido, siempre depende del uso. En general me gustan con mucha miga, poco horneados, con aroma, grasos, esponjosos y con poca corteza. Aun así, el pan artesano preparado con “trigo del país” me parece una delicia, pese a tener la corteza gruesa y crujiente. “El alto”, me llevo un trozo empezando por la miga y dejando para el final la gruesa corteza. Hace años hubiese hecho al revés, habría dejado lo mejor para el final. Sufridor sí, estúpido no.
“Medidas para garantizar la estabilidad presupuestaria y de fomento de la competitividad”, eso dicen. “Ballstoucher” ;-), “a pain in the a….”, diría. No se me ocurre medida con un afán más “tocawebs”.
4. Modificación del régimen retributivo del personal al servicio de las Administraciones Públicas durante la situación de incapacidad temporal.
Se produce una revisión de los complementos o de la prestación por incapacidad laboral temporal actualmente existentes, en función del régimen de seguridad social al que estén adscritos los empleados públicos. Con ello se persigue una doble finalidad: por un lado reducir el absentismo en los casos de bajas reiteradas de corta duración, reduciendo la necesidad de incorporar personal interino o temporal y, por otro, obtener un ahorro del gasto público en términos de minoración de la cuantía de la mejora, o complemento en caso de incapacidad temporal.
Esta revisión, que tendrá una vigencia temporal mientras duren las actuales circunstancias, será de aplicación para el conjunto de los empleados públicos y supondrá, en el caso de contingencias comunes, que:
- Durante los tres primeros días, la prestación reconocida o el complemento alcanzará como máximo el cincuenta por ciento de las retribuciones.
- Desde el día cuarto hasta el vigésimo, la prestación reconocida o el complemento en ningún caso superará el setenta y cinco por ciento de las retribuciones.
En el caso de contingencias profesionales se mantendrá el cien por cien de las retribuciones, así como en situaciones como la hospitalización o intervenciones quirúrgicas y otras de carácter excepcional que pudieran merecer un trato diferenciado.
En los años que llevo como funcionario de carrera nunca me he cogido una baja laboral, exceptuando el mes de permiso por paternidad (¡toca madera!). He ido a trabajar con gripe y con todo tipo de afecciones que dificultaban mi labor pero no me impedían mantenerme en pie. Sé que es una irresponsabilidad, pero así lo hice. Sin embargo, sé que llegará el día (pura estadística) en que no tendré más remedio que estar de baja. Este mismo año un alumno (de más de 20 años) cogió paperas y, como en este caso, no sería extraño que enferme, como sucedió el año pasado cuando T cogió el Coxsackie. Tener un hijo de 3 años tampoco ayuda mantener en plena forma mis defensas.
Me da igual que me retiren la paga de Navidad, siempre que se emplee para ayudar a las PERSONAS (que sé que no se hará), porque hay mucha gente que lo necesita más que yo. Esta medida, en cambio, me parece que tiene un fin al estilo de “que se j.” (Cfr.: frase mencionada por una Diputada no hace mucho tiempo).
Primero: las pequeñas bajas laborales no se cubrían con sustituciones, por lo que no puede haber ahorro en ese sentido. Segundo: el porcentaje de personas que solicitan bajas laborares por motivos discutibles es ínfimo y el único modo de evitarlo es mejorando las inspecciones. Tercero: la primera consecuencia de esta medida es que la gente irá al trabajo enferma, significando un riesgo para la salud de los demás y disminuyendo su rendimiento laboral. Cuarto: retirarle parte del salario a un@ enferm@ me parece de una falta de ética exagerada. Quinto: las legislación no debe castigar a justos por pecadores, mejor es perdonar a un culpable que condenar a un inocente. Sexto: ¿dónde está el ahorro?
¿Por qué siempre hay esa costumbre de demonizar las ideas o clasificar las opiniones?, ¿Por qué se acostumbra a juzgar las ideas y, por ello, a las personas? No juzguéis las ideas, valorad los actos.
Palitos de aceite de oliva y aceitunas negras al romero (bastones de aceite de oliva)
Como suele ser cuando se trabaja con harina y con agua cuya densidad puede variar entre zonas (aunque yo siempre la use embotellada), la cantidad de agua es estimativa, la que yo he necesitado. La masa debe quedar firme pero no dura, algo más que para un pan. Así conseguiremos una textura más crujiente (ayudada por la adicción del aceite) y duradera.
- 5 gr. de levadura de pan fresca.
- 80 gr. de agua (podrían necesitarse unos gramos más o menos).
- 200 gr. de harina (mejor de fuerza o pan).
- 2 pizcas de romero molido.
- 6 gr. de azúcar.
- 6 gr. de sal fina.
- 40 gr. de aceite de oliva.
- ~15 gr. de aceitunas negras finamente picadas
Depositamos la masa en el cuenco y la dejamos fermentar, preferiblemente a unos 25-30 º C, hasta que haya doblado su volumen. Necesitará bastante tiempo, pues lleva poca levadura y bastante materia grasa. El tiempo necesario dependerá de la temperatura ambiente y la época del año. Suelo hacerlo antes de salir a correr y continuar algo así como unas 2 horas y media después. Incluso he llegado a dejarla reposar durante toda la mañana mientras permanezco en el trabajo.
(2) Pasado el tiempo, añadimos las aceitunas finamente troceadas, sin amasar demasiado para que no coja correa, y estiramos la masa sobre una superficie de trabajo (sin añadir harina, como mucho, con una pincelada de aceite), algo así como de unos 5 mm de espesor. Recortamos en tiras 1 cm. de ancho, ayudándonos de un cuchillo bien afilado, y las depositamos sobre una bandeja cubierta de papel de hornear. También podemos formar palitos más rústicos enrollándolos, ayudándonos de las manos, sobre la superficie de trabajo.
Dejamos fermentar la masa un mínimo de media hora, entre 45 a 1 hora, hasta que haya doblado su volumen. Yo los dejo fermentar dentro del horno a unos 30º C.
(3) Precalentamos el horno a 200º C con calor por arriba y abajo. Cuando el horno hay alcanzado la temperatura, los horneamos hasta que tengan un tono dorado, practicamente tostado, para que estén crujientes. Los hago durante unos 15 minutos, más o menos (no miro el reloj), dándoles la vuelta a media cocción para que se haga de modo uniforme, pues tiende a tostarse más en la base. Los retiramos del horno y los dejamos enfriar para que tengan el crujir característico. Si no los vamos a tomar de inmediato los guardamos en un recipiente cerrado pero intentando que no haya humedad ni vapor de agua para que no se reblandezcan.
Son ideales para tomar solos, mojar en queso fundido (torta, raclette,…), cremas espesas, chocolate templado,… un placer.
Por este lado del charco la idea de tener siempre pan para la comida, no es algo común, las tortillas de maíz esas si son "indispensables", pero ocurre algo similar al pan...siempre quieres encontrar aquella calidad que hacía que un trozo de pan (o tortilla) fuera un goce en cada mordida...tanto así como ese sistema de bajas y ausencias que unos usan a su favor y otros que las necesitan carecen de permisos "reales" (ultimamente uso mucho las comillas en mis artículos y no es algo que me guste del todo, debe ser eso de que la gente va juzgando y no valorando).
ResponderEliminarComo sea estos palitos de aceite y olivas negras me recuerdan a mi Padre aunque es natural de cierta forma, la cocina y él siempre estuvieron ligados y tengo ganas de hacerlos, de tomar uno mientras leo con cierta tranquilidad que añoro a veces.
Te mando mucha buena vibra para que esas defensas suban y la vida siga su curso, pero siempre de la mejor forma posible.
Bi{k}quiño.
Buenos dias, cuando abro el ordenador, lo primero que miro es si has publicado una nueva receta y un nuevo pensamiento, me encantan, ambas cosas. Soy, funcionaria, como tu, y no me importa no cobrar la extra, excepto por los pobres pequeños negocios que tendrán que cerrar, por falta de consumo en esa época tan buena para ellos como la Navidad y en relación con la IT decirte que me parecía mentira estar contenta porque he tenido una baja pero con operación y durante mis vacaciones estoy disfrutando de un trancazo terrible, con lo que me incorporaré a mi puesto de trabajo con todo hecho. Que tristeza
ResponderEliminarPanaderías... Eso me vuelve loca. Cuando estaba en casa de mis padres sí que se practicaba la fidelidad con la panadería del barrio, y nunca me perdía desde muy pequeña de acompañar a todo aquél que fuera a por el pan de casa. Me quedaba embobada echando la vista hacia adentro y viendo en enormes cestos el trabajo nocturno de los panaderos. En la vuelta a casa también echábamos mano a la punta de la barra, o yo me comía feliz un bastón de pan que entonces se acostumbraba a regalar a las criaturas, tan largo como una barra y gordo como un pulgar. En aquella época también se regalaba a los niños en las farmacias bolsitas de caramelos de colores, para paliar un poco la mala cara que traíamos al salir del Seguro, cuando la mami paraba allí para comprar el jarabe y acostarnos en seguida por el bien de todos, sobre todo por uno
ResponderEliminarmismo. Lo has clavado con lo de ese recorte; los abusos de los recortadores han llegado ya al mal trato. Indignante ya es poco. Eso sí, las ayudas para quien las 'necesita', esa Banca pobrecita... (Es que esas últimas noticias de desahucio... :(
¡Uf!
Voy a acabar mejor diciéndote que me he imaginado cómo de buenos han de estar estos palitos, me encantan las olivas y aún no los he hecho de ellas, sí de pipas, sésamo, chocolate... A, b, c, d...
Cuidaos mucho, Pepinho. ¡Besos!
Mi admirado y seguido, llevo tiempo en silencio contemplando tus contenidos y comentarios y sigues sorprendiéndome muy gratamente, a veces llego a tener la mala sensación de sentirme cual espía aquí agazapado, leyéndote y observándote desde el frió exterior a través del vidrio de un ventanuco, invadiendo tu intimidad "publica" sin hacer comentario, ni ruido alguno. Aquí solo y agachado deleitándome con tu monólogos cómplices en demasiadas ocasiones. Hoy me he tomado la libertad que me otorga esta impunidad del anonimato de una red cada vez menos publica para aferrarme al motivo, si, yo quien ya mucho tiempo llego motivado por esta indecente canallada legislativa, que nos arrojan ya sin pretexto ni engaño alguno, sin ya tener la ínfima cortesía de enmascararla. SI HAY MOTIVO y si no lo había ya se han encargado con firmeza de que le haya.
ResponderEliminarDisculpas pido pues a ti admirado seguido por este despertar desde la sombra y vuelvo a la penumbra sosegado con el pequeño palillo de pan en la boca, tal cual mi abuela me cogía en la fiel panadería para que no molestase a la clientela.
hola pepinho! te cuento que el otro día lei lobo estepario por primera vez, y fue inevitable acordarme de ti, que usas el nombre del protagonista como seudonimo. me parecio...bueno es dificilisimo hablar de ese libro pero me encantaria que hagas una reseña alguna vez.. a mi me puso la piel de gallina unas cuantas veces, pienso que en algunas sensaciones es facil identificarse, aunque uno sea una persona feliz y optimista. Si, extraña paradoja.. lo unico que me parecio innecesario fue el final de armanda, no creo que sumara, el mensaje creo que quedaba clarisimo sin necesidad de su muerte. de todos modos hace mucho no leia algo tan distinto a todo, tan reflexivo y honesto, aunque recien me convenci de que me gustaba cuando lo termine, ese final, con un atisbo de esperanza, en un libro tan crudo, es alentador.. :)bueno si ya se que es un blog de cocina, pero no podia dejar de hacer el comentario je, la receta de hoy buenisima , aunque yo suspiro por la ultima version de tu sacher que no puedo hacer ya que aun no tengo procesadora ( el praline no se consigue por estos lares). bueno muchos saludos y que ande todo bien por alli.
ResponderEliminarpd: ya que cole el comentario de literatura (aunque no puedes culparme, tu blog es mitad letras y mitad cocina) podrias recomendar algunos libros o autores preferidos? :). maia
perdon, tuve un lapsus, quise decir pasta de almendras, no praline:)
ResponderEliminarMayte, mira que “te conozco” y, aunque seguro que ya lo habías dicho, nunca te imaginaba en el lado derecho de Atlántico. Te veo tan cercana en tus comentarios, emociones y sensaciones que no te percibo a miles de kilómetros de distancia.
ResponderEliminarEstoy con las defensas bajas, dolorido por los cuatro costados, pero hace mucho tiempo que no tenía tantas esperanzas como ahora. Miro el reloj y ya no va tan rápido, la manecilla grande me lleva a un ciclo por hora. Es rápido, pero no tanto.
Un beso muy grande.
Margarita, creo que lo peor es el desánimo que nos quieren causar. Ese pesimismo permanente, depresivo, ese ¡¡¡miedo!!!
No hace mucho vi una entrevista que se le hizo a José Luis Sampedro y le preguntaron si sería la primera generación en la que los hijos vivirían peor que sus padres (min. 7:05) y su respuesta, muy por encima, fue que nosotros no habíamos tenido que ir a la guerra o vivido en plena dictadura. Vale la pena escuchar a personas que piensan y hablan.
Creo que lo que quieren es dormirnos para que no reaccionemos y “refundar el capitalismo” a su manera, a la manera de La Canciller.
Ánimo.
Rosita, eres una apasionada del pan, de ese aroma. Siempre amasando, probando. Masas madres, hijas… Puro amor. Yo soy más de los panes dulces, los bollos, los croissants, las berlinas, los brioches, los hojaldres, el stollen, el panettone, pandoro,.. A mí me cuesta ser fiel, aunque hace tiempo que no encuentro una panadería tan buena como ésta. En BCN tenéis más variedad, empezando por Mr. Barriga. Si puedo, sobre todo en verano, me gusta hacerlos en casa con masa madre natural.
Todavía ofrecen pan a los niños. Alguna panadería sigue dando palitos que tienen en el mostrador. Otros cortan un trocito de barra y, los más generosos y atrevidos, se atreven con una magdalena. Creo que con fines comerciales, o un poco.
En las farmacias también interesa tener la fidelidad de un niño. Son muchas las vacunas y medicinas a esas edades. Los otros, los mayores. Allí le dan piruletas o pegatinas de Código Lyoko y Winx Club, o como se diga.
Un beso grande, como la ensaimada que me estoy tomando.
Volveré muy pronto.
(...)
ResponderEliminar“El club de la puchera”, cuando escribo en este diario no soy consciente de ello. Me siento ante el teclado pensando que lo hago para comunicarme con aquellos que escriben con frecuencia. Lo que más pudor me causa no es que alguien que no conozco lea aquello que está destinado para todos, esas palabras al viento. Lo que más pudor (y rubor) me causa es saber que alguien con el/la que me cruce a diario pueda ver esta desnudez callada, juzgando a este ser errante desde un prisma totalmente distinto. Como cualquier prisma, todavía quedan más caras.
Hay motivo. Los culpo de crear depresiones, justificadas y no justificadas; de desamparar a los que lo necesitan y no cubrir las necesidades mínimas de todos; de olvidarse de las personas para pensar en el capital; de estar ciegos y pensar, como el ladrón, que todos son de su condición; de mentir…
Pepinho.
Maia.
No es casualidad que sea Harry Haller, como tampoco es casualidad que escriba con este todo y música de fondo. Es un libro complejo, un laberinto, con saltos narrativos y precipicios inesperados. No quiero destripar nada, sólo que es uno de esos que me marcó durante mucho tiempo. Me gusta Hermann Hesse (se dice que H. H. es Harry Haller) y su visión filosófica heredada de sus viajes a Asia y el contacto con el hinduismo. Me gustan otras novelas suyas, empezando por “Bajo las ruedas”, que me marcó en la pre adolescencia por la increíble identificación con el personaje. Ya adulto, me purificó “Siddhartha”, porque me hizo reflexionar sobre la propia existencia y el valor de lo impalpable.
No recomiendo libros, ni películas y, si me apuras, recetas. Es una batalla perdida de antemano. Nunca se acierta, cada cual tiene sus gustos e intereses, somos nosotr@s los que debemos buscar nuestro propio camino. Busquemos y encontremos o, como decía Picasso, “no busco, encuentro”. Encontremos.
Podría seguir, pero no tengo mucho tiempo (ahora).
Un beso.
recien vengo del trabajo y me decepcione un poquito porque estaba ilusionada con la respuesta, me imaginaba que tu lista seria muy interesante, quien escribe tan bien ha de ser un gran lector, pero tienes razón, es la pura verdad lo que dices... de todos modos, yo como soy bastante mas joven que tu :P y menos juiciosa en consecuencia, tengo el atrevimiento de nombrarte uno que lei ultimamente, seguro lo has leido, pero por las dudas.. "un hombre", de oriana fallacci, alekos, el protagonista, es un idealista de aquellos...de los que no se olvidan, como parece- de tus pensamientos escritos al menos, que eres tu tambien. un abrazo, y gracias nuevamente por un blog tan especial, se nota la dedicacion en todo lo que haces.
ResponderEliminarSabes creo que es cosa de tu tierra que es "mitad" mía también por amor y por viejos lazos familiares, o el ir de un continente a otro durante tanto tiempo, pero sobre todo de cada sensación que transmites a veces sin notarlo... la distancia no se cuenta en kilometros cuando hay buena vibra...
ResponderEliminarMe alegra que la esperanza, este cerca, y que el tiempo se ponga a favor de una u otra forma...tengo una frase pegadita dede hace unos días... "todo llega, todo pasa, todo cambia".
Bi{k}quiño sempre ;)
Están demonizando a los funcionarios a un nivel que ya da miedo, la verdad. Ojo, que no "me gustan", pero.... no mataron a Manolete, eso seguro. Miro con impotencia cómo no se recortan ipads, ni coches, ni dietas, ni alquileres, ni diputados, mientras nos piden que nos apretemos aún más el cinturón. La clase política es una vergüenza. Yo mañana no haré huelga, pq no creo en ellas. No veo lógico exigir mejoras para el pago de la educación no yendo a clase. Me ha costado un ojo de la cara la matrícula, mis profesores "mal cobrarán" igual, así que yo quiero mi clase. En todo caso yo haría huelga a la japonesa, y los secuestraría en el estrado días y días hablando, jeje. Preferiría que nos uniéramos todos en simplemente una hora de no consumir, o negarnos a pagar el IBI todos a una, o..... Presionar, pero de forma que no perdamos nosotros, no sé si me explico. No somos conscientes del valor que tendríamos con un poquito de unión. Yo no quiero suicidios, yo quiero a culpables en la cárcel, juzgados, porque yo no viví por encima de mis posibilidades, yo no exploté ninguna burbuja, y no entiendo que tengamos que pagar esto mientras los banqueros embargan pisos y la "justicia" lo permite. Ojalá el regalo de Reyes este año fuera pagarle el recibo de la luz a alguien, o el del gas, o llevar comida a ONG´s, que hoy en día no dan a basto a atender...Yo desde luego este año tengo claro que no voy a consumir. Que no cuenten con esta oveja en su redil, pq ya estoy fuera.
ResponderEliminarpd.: Nunca compro pan, si acaso pan de leche para P pq le saltó la pala el año pasado y la lleva cogida "con hilos". Cuando lo hago en casa, o lo como en el momento o me queda como "correoso" en seguida. Algo hago mal, pero no sé el qué.
Besos mil. O.
¡Ensaimada! Sólo hice una vez, con tu receta, y no hay nada como eso de levantarse por la mañana, encender el horno y tener esa maravilla para desayunar tras el levado nocturno. Pensé hace poco en repetirla, pero ya, me espero a la nueva. Ya me gustaría ser asidua practicante del hojaldre, pero para eso estoy negada. Me ha salido cada churro. Aún bien con los semis, como el croissant. ¡Y el panettone! Y, muy buenos tus palitos. Me acabo de comer un par y por ello he pensado en pasar por aquí. :)
ResponderEliminarSí, sí hay motivo. Y no dejan de darnos más. :(
Abrazo grande.
HOLA: como siempre comparto tus reflexiones. Soy funionaria en el campo de la educación y mañana no haré huelga porque no quiero seguir el juego de los sindicatos ni darle al gobierno el gustazo de quitarme una pasta.Pero quisiera encontrar la forma de decirle a este gobierno que estoy harta de ellos , de que no hacen nada bien de........bueno tu sabes.
ResponderEliminarMe gustaria darles un mordisquito a esos panes.
Un abrazo
Me encanta el pan y especialmente hacer pan pepinho, estos se ven deliciosos, te mando besos patra ti y teo:)
ResponderEliminarTe mando muchos cariños y que estes muchísimp mejor, besosxxx
pasé a dejar cariños, que es de ti Pepinho? un abrazo!
ResponderEliminarHola Gloria,
ResponderEliminarPues esta segunda parte del mes he estado muy ocupado. Entre el trabajo, la atención a Teo, las labores de casa… podría haber tenido un poco de tiempo libre, pero el poco que tenía he estado haciendo un curso de Programación Android.
Además, Teo se ha estado despertando todas las noches entre dos y tres veces. Acostándome a las 2 y levantándome a las 7 ya te imaginas. Hoy mismo está despierto desde las 6 y cuarto. Agotado.
Bueno, no es momento de quejas, porque sé que es algo eventual y pasajero. ¿Y tú qué tal? Estas semanas he estado tan apartado del Blog y las redes que no sé nada de vosotr@s, o muy poco… y eso que tenía muy buenas expectativas de tiempo.
Bueno, tengo que dejarlo que nos vamos a pasar el día a casa de unos familiares (suegros ;-))
Un beso, espero que te vaya muy bien.
Bueno, al menos hay vuestros comentarios por aquí, Gloria y Pepinho, que echaba de menos noticias por aquí; ya me había malacostumbrado con más charla últimamente. :)
ResponderEliminarPena lo del sueño de Teo, pobre. Pero él lo recuperará durante el día. Ojalá tú también, Pepinho.
BESOS.
(Se te espera, cuando puedas)
Pobre teo que duerme mal, ya dbería dormir d eun tirón mi pobre niño, espero que se estabilize, besos
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