Pastas de té con almendra
Anoche soñé que volvía a Manderley, al blog, y podía entrar. Todo estaba abierto, y entré como hace nueve años. Con la ilusión renovada, pero sabiendo que ya nada volvería a ser igual, porque en las parejas que vuelven siempre queda el poso de la desconfianza. Pero me daba absolutamente igual, porque para mí era algo más, era algo por lo que había estado luchando durante años, un mundo construido con recetas de mi vida diaria, sin mentiras ni coartadas, por muchas vueltas que se le quiera dar. Ése era yo y mi mundo, creado a partir de mis sentimientos, construido con la visión subjetiva de un niño maduro. Un mundo sesgado por los palos de la vida y las miserias propias.
Siempre podré volver a Manderley, estoy seguro, porque detrás de esos cristales deslumbrantes por la luz de la luna, hay una persona que escribe a corazón abierto bajo la luz de un candil y, aunque las prisas del reloj ya poco importan y su escritura está marcada por las pausas de una vida cansada, dolorida por los excesos sometidos sobre un cuerpo perecedero, nunca cejará en su empeño de seguir contado aquello que le apetece y le mantiene con vida.
Y vuelvo aquí, a relatar estos extraños días de mi vida, que para mí empezaron… quizás hoy.
Me cuesta centrarme en un concepto. Tengo ideas pero, al no escribirlas y ordenarlas, se pierden y aparecen fugazmente por sorpresa. Ya no me ocupa el tiempo pensar en nuevas recetas, no como antes. Me trastorna ordenar tantas nuevas recetas, eso sí, por dónde empezar, cómo combinar platos, dónde guardar las ideas para que no se pierdan. Aquí. Demasiado lento.
En la tranquilidad (perdón, no es la palabra adecuada) de mi casa estoy orientando mi cocina hacia los platos salados. Es curioso, pues siempre me ha gustado más el postre. Pero a la hora de la verdad, llego aquí y muestro los platos más sencillos, los más rápidos que se me ocurren. Esta vez como una concesión a mi querido hijo, pues puedo decir que éstas (junto con las de calabaza) son unas de las galletas que más le gustan, o eso dice. Va por ti, que naciste cuando este espacio tenía dos años de vida y mi vida parecía no encontrar el camino. No es que lo haya encontrado, de hecho, lo he perdido, mas por lo menos, gracias a ti, ahora tengo razones para seguir uno. Tú. Para seguir, porque fuerzas ya no tengo.
(Inciso) En casa me va “la marcha”, las rarezas y las pruebas, la creatividad
¿Cuándo nos cansaremos de autoplagiarnos?, ¿de repetir y cometer los mismos errores? ¿No os cansa ver siempre el mismo tipo de emplatados, los mismos conceptos, las corrientes gastronómicas? La presentación ovalada de helados y cremas espesas con ayuda de la doble cuchara; la flor del romero y unos pétalos “para darle color al plato”; los emplatados dispersos en los que los elementos se distribuyen como un mosaico de pequeños colores; las ”tempuras”, más clásicas que un huevo frito; el fondant, odioso, sobre un colorido “cupcake”, acompañado de un texto color pastel escrito con tipo de letra Amatic, Skinny o similares; el descarado plagio de cocina oriental renombrada como “novedosa adaptación a la cocina actual”;… No, nada es nuevo, aunque lo parezca. Hace falta una verdadera revolución en la que todos, yo incluido, dejemos de hacer lo mismo… o parecido. Ideas propias. En mi ignorancia, tengo la impresión de que son muy pocos los realmente creativos, los innovadores, los atrevidos,…
A fin de cuentas, sólo se trata de disfrutar del sabor, del gusto y la comida. De pasar el rato y compartirlo, si se desea.
Ahora me conformaré con lo dicho, una concesión a lo sencillo, a mi hijo y a la vida tranquila, a lo tradicional, que ha sostenido durante años los deseos de muchos de nosotros. Unas sencillas galletas. Juguemos allí donde se guardan los recuerdos de sabores de la infancia.
No dejan de ser unas galletas “sablée” pero con un interesante toque de vainilla y almendra, que las hacen todavía más ricas que las más sencillas y populares.
Me imagino que a vosotr@s también os pasa. Me encuentro con claras guardadas en un bote cerrado en el frigorífico. Para mí es como el oro, no por su valor material, escaso, por la infinidad de platos que puedo preparar con ellas. Suelen ser macarons cuando no quiero pensarlo demasiado. Otras veces un merengue, unas galletas, almendrados, mousses, dacquoises,… incluso una tortilla… de claras. En estas galletas es suficiente una pequeña cantidad de claras, la justa para que ligue la masa.
Down, down, down… Aquellos eran los días, amigo mío. Perdidos. Irrecuperables. Eres mayor, no tienes amigos, no vives para ti, no eres nada. Down, down, down.
Se acabó el tiempo. El tiempo de los encuentros y las despedidas, de las amistades (verdaderas), del Arte, la Música, la Pintura,… Ya no podrás ser y hacer aquello que siempre has querido, ni acercarte. Te has sacrificado para nada. Ni la memoria, la tuya, la de tus amados, amadas y amantes. Lo has perdido todo. Eres un inútil. Una vida inútil.
Es el fin. Of our elaborate plans, the end. Of everything that stands, the end. No safety or surprise, the end. I'll never look into your eyes...again…
Nos han dicho que las 62 personas más ricas del mundo tienen la misma riqueza que el 50% de la población más pobre. Y dicen que no se puede hacer nada.
EL PIB de China ha aumentado un 6,9% durante el 2015, el más bajo de los últimos 25 años, y nos dicen que eso es malo, porque en vez de hablar de crecimiento hablan de “deceleración”. Vaso medio vacío.
Sientan a la infanta Cristina ante un tribunal. “La Fiscalía” dice que no debería hacerlo porque “Hacienda somos todos” es sólo un eslogan. Por fin nos lo dicen a la cara.
Todo es más sencillo de lo que parece, sólo hay que querer y desearlo con todas nuestras fuerzas. Miré el LP de “Ziggy Stardust”, y aunque todavía no he podido darle vida al giradiscos (me gusta ese nombre, más que “plato”, es curioso), lo hice sonar en mi cabeza.
Me resulta imposible escoger una sola canción suya, depende del momento. Ahora, y gracias a aquel milagro cinematográfico de fotograma al óleo de Lars Von Trier en Rompiendo las Olas: “Life on Mars? (min 4:07)”. ¿Hay vida en los blogs? Algo hay.
Entre corchetes he puesto la proporción para una clara de huevo, unos 32 gr, que permite hacer unas dos bandejas grandes de galletas. Para mí es suficiente con una bandeja, pero la cantidad más idónea en el resto de los hogares, quizás sea preparar la receta con una clara (los gramos son importantes, para que tenga la densidad “casi” exacta”).
100 gr de mantequilla a punto pomada, a temperatura ambiente, nunca fría. [200 gr]
1 gr de sal (flor de sal o sal Maldon, que se note el granito) [2 gr]
16 gr de claras de huevo (1/2 clara) [una clara, 32 gr, aprox.] [*]
50 gr de azúcar (lo haremos polvo, lustre) [**]
½ vaina de vainilla [1 vaina]
110 gr harina normal tamizada [220 gr]
10 gr de almendra molida [20 gr]
Opcional: cobertura de chocolate negro.
[*] Es muy importante que la clara esté a temperatura ambiente para que no “corte” la mantequilla y se integre con la mezcla. La mantequilla, por supuesto, debe estar muy blanda (no fundida), a punto de pomada.
[**] El azúcar hay que molerlo con la vainilla para hacerlo polvo y aromatizarlo. Podrían molerse unos gramos más para evitar que nos quede demasiado en el recipiente.
(1) Retiramos con bastante antelación la mantequilla para poderla trabajar con facilidad y que no se corte la masa. Vertemos la mantequilla en un cuenco o cazo.
Cortamos media vaina de vainilla longitudinalmente y añadimos las semillas interiores a la mantequilla.
Trituramos el azúcar (algo más de 50 gr, por lo que pueda quedar en el molinillo/triturador) con la vaina restante en un molinillo. Yo empleo un molinillo de café pero, si no se tiene, puede comprarse azúcar polvo o emplear algún otro aparato eléctrico para hacerlo.
Añadimos la sal y 50 gr de azúcar polvo aromatizado con la vainilla a la mantequilla y batimos con una cuchara de madera o batidor hasta que queda blanda e integrada. Añadimos la clara (a temperatura ambiente para que no “corte” la mantequilla”), pensadecesarioso los gramos, y seguimos batiendo hasta que forme una pasta.
Mejor es que se integre la clara y no se corte. Si se corta no debéis preocuparos, pues recuperará su aspecto al añadir las harinas. Añadimos la harina y almendra molida. Trabajamos la masa con una cuchara de madera o batidor hasta que forme una masa blanda, homogénea y con la que sea fácil rellenar una manga o churrera.
(2) Rellenamos una manga con boquilla en forma de estrella, para mí pistola tipo churrera, y formamos las galletas a nuestro gusto sobre una bandeja cubierta de papel de hornear o plancha de silicona.
Introducimos en horno precalentado a unos 180º C y dejamos que se hornee hasta que tome un poco de color por los bordes, sin pasarse. Unos 12-15 minutos como máximo, dependiendo del horno y del tamaño de las galletas.
Dejamos enfriar las galletas totalmente hasta que ganen consistencia.
Repetimos el proceso de formación y horneado hasta acabar la masa.
Una vez frías las galletas, las podemos guardar en un recipiente hermético. Aguantan muy bien varios días. También podemos recubrirlas con un poco de chocolate fundido/atemperado.
Por ti, por mí.
Anoche soñé que volvía…
Anoche soñé que volvía…
“Anoche soñé que volvía a Manderley. Me encontraba ante la verja pero no podía entrar, porque el camino estaba cerrado. Entonces, como todos los que sueñan, me sentí poseída de un poder sobrenatural y atravesé como un espíritu la barrera que se alzaba ante mí. El camino iba serpenteando, retorcido y tortuoso como siempre... pero a medida que avanzaba, me di cuenta del cambio que se había operado: la naturaleza había vuelto a lo que fue suyo y, poco a poco, se había posesionado del camino con sus tenaces dedos. El pobre hilillo que había sido nuestro camino avanzaba y finalmente allí, estaba Manderley. Manderley reservado y silencioso. El tiempo no había podido desfigurar la perfecta simetría de sus muros.
La luz de la luna puede jugar con la imaginación. De pronto me pareció ver luz en las ventanas... Pero una nube cubrió de repente la luna y se detuvo un instante, como una mano sombría escondiendo un rostro. La ilusión se fue con ella y las luces de las ventanas se extinguieron. Veía un caserón desolado, sin que el menor murmullo del pasado rozara sus imponentes muros. Nunca podremos volver a Manderley, esto es seguro. Pero algunas veces, en mi sueños, vuelvo allí, a los extraños días de mi vida, que para mí empezaron en el sur de Francia…”
Rebeca (Rebecca), 1940
Anoche soñé que volvía a Manderley, al blog, y podía entrar. Todo estaba abierto, y entré como hace nueve años. Con la ilusión renovada, pero sabiendo que ya nada volvería a ser igual, porque en las parejas que vuelven siempre queda el poso de la desconfianza. Pero me daba absolutamente igual, porque para mí era algo más, era algo por lo que había estado luchando durante años, un mundo construido con recetas de mi vida diaria, sin mentiras ni coartadas, por muchas vueltas que se le quiera dar. Ése era yo y mi mundo, creado a partir de mis sentimientos, construido con la visión subjetiva de un niño maduro. Un mundo sesgado por los palos de la vida y las miserias propias.
Siempre podré volver a Manderley, estoy seguro, porque detrás de esos cristales deslumbrantes por la luz de la luna, hay una persona que escribe a corazón abierto bajo la luz de un candil y, aunque las prisas del reloj ya poco importan y su escritura está marcada por las pausas de una vida cansada, dolorida por los excesos sometidos sobre un cuerpo perecedero, nunca cejará en su empeño de seguir contado aquello que le apetece y le mantiene con vida.
Y vuelvo aquí, a relatar estos extraños días de mi vida, que para mí empezaron… quizás hoy.
Creo recordar
Creo recordar que empecé con algo salado, tradicional, despreocupado, pero quizás me equivoque. Creo recordar que poco a poco todo se fue volviendo dulce, sin percatarme. Al principio todo era nuevo, sencillo. Con el tiempo se volvió más sofisticado, complejo a veces, curioso otras. Pero aquí vuelvo con aquello que más le gusta a Teo y mayor cantidad de recetas existen en el blog: unas galletas. O eso creo.Me cuesta centrarme en un concepto. Tengo ideas pero, al no escribirlas y ordenarlas, se pierden y aparecen fugazmente por sorpresa. Ya no me ocupa el tiempo pensar en nuevas recetas, no como antes. Me trastorna ordenar tantas nuevas recetas, eso sí, por dónde empezar, cómo combinar platos, dónde guardar las ideas para que no se pierdan. Aquí. Demasiado lento.
En la tranquilidad (perdón, no es la palabra adecuada) de mi casa estoy orientando mi cocina hacia los platos salados. Es curioso, pues siempre me ha gustado más el postre. Pero a la hora de la verdad, llego aquí y muestro los platos más sencillos, los más rápidos que se me ocurren. Esta vez como una concesión a mi querido hijo, pues puedo decir que éstas (junto con las de calabaza) son unas de las galletas que más le gustan, o eso dice. Va por ti, que naciste cuando este espacio tenía dos años de vida y mi vida parecía no encontrar el camino. No es que lo haya encontrado, de hecho, lo he perdido, mas por lo menos, gracias a ti, ahora tengo razones para seguir uno. Tú. Para seguir, porque fuerzas ya no tengo.
(Inciso) En casa me va “la marcha”, las rarezas y las pruebas, la creatividad
A fin de cuentas, sólo se trata de disfrutar del sabor, del gusto y la comida. De pasar el rato y compartirlo, si se desea.
Ahora me conformaré con lo dicho, una concesión a lo sencillo, a mi hijo y a la vida tranquila, a lo tradicional, que ha sostenido durante años los deseos de muchos de nosotros. Unas sencillas galletas. Juguemos allí donde se guardan los recuerdos de sabores de la infancia.
No dejan de ser unas galletas “sablée” pero con un interesante toque de vainilla y almendra, que las hacen todavía más ricas que las más sencillas y populares.
Me imagino que a vosotr@s también os pasa. Me encuentro con claras guardadas en un bote cerrado en el frigorífico. Para mí es como el oro, no por su valor material, escaso, por la infinidad de platos que puedo preparar con ellas. Suelen ser macarons cuando no quiero pensarlo demasiado. Otras veces un merengue, unas galletas, almendrados, mousses, dacquoises,… incluso una tortilla… de claras. En estas galletas es suficiente una pequeña cantidad de claras, la justa para que ligue la masa.
Inútil
Se acabó el tiempo. El tiempo de los encuentros y las despedidas, de las amistades (verdaderas), del Arte, la Música, la Pintura,… Ya no podrás ser y hacer aquello que siempre has querido, ni acercarte. Te has sacrificado para nada. Ni la memoria, la tuya, la de tus amados, amadas y amantes. Lo has perdido todo. Eres un inútil. Una vida inútil.
Es el fin. Of our elaborate plans, the end. Of everything that stands, the end. No safety or surprise, the end. I'll never look into your eyes...again…
Felices
Me han hecho creer que hoy tiene que ser el día más “negro” del año. Porque tú lo dices, ahora, cuando la luz del sol se acuesta unos minutos más tarde. Cuando más lo intento.Nos han dicho que las 62 personas más ricas del mundo tienen la misma riqueza que el 50% de la población más pobre. Y dicen que no se puede hacer nada.
EL PIB de China ha aumentado un 6,9% durante el 2015, el más bajo de los últimos 25 años, y nos dicen que eso es malo, porque en vez de hablar de crecimiento hablan de “deceleración”. Vaso medio vacío.
Sientan a la infanta Cristina ante un tribunal. “La Fiscalía” dice que no debería hacerlo porque “Hacienda somos todos” es sólo un eslogan. Por fin nos lo dicen a la cara.
Todo es más sencillo de lo que parece, sólo hay que querer y desearlo con todas nuestras fuerzas. Miré el LP de “Ziggy Stardust”, y aunque todavía no he podido darle vida al giradiscos (me gusta ese nombre, más que “plato”, es curioso), lo hice sonar en mi cabeza.
Me resulta imposible escoger una sola canción suya, depende del momento. Ahora, y gracias a aquel milagro cinematográfico de fotograma al óleo de Lars Von Trier en Rompiendo las Olas: “Life on Mars? (min 4:07)”. ¿Hay vida en los blogs? Algo hay.
Pastas de té y almendra
El único secreto de esta receta es que todos los ingredientes deben estar a temperatura ambiente, ninguno frío, para que no se corte la masa y sea fácil de trabajarla.Entre corchetes he puesto la proporción para una clara de huevo, unos 32 gr, que permite hacer unas dos bandejas grandes de galletas. Para mí es suficiente con una bandeja, pero la cantidad más idónea en el resto de los hogares, quizás sea preparar la receta con una clara (los gramos son importantes, para que tenga la densidad “casi” exacta”).
100 gr de mantequilla a punto pomada, a temperatura ambiente, nunca fría. [200 gr]
1 gr de sal (flor de sal o sal Maldon, que se note el granito) [2 gr]
16 gr de claras de huevo (1/2 clara) [una clara, 32 gr, aprox.] [*]
50 gr de azúcar (lo haremos polvo, lustre) [**]
½ vaina de vainilla [1 vaina]
110 gr harina normal tamizada [220 gr]
10 gr de almendra molida [20 gr]
Opcional: cobertura de chocolate negro.
[*] Es muy importante que la clara esté a temperatura ambiente para que no “corte” la mantequilla y se integre con la mezcla. La mantequilla, por supuesto, debe estar muy blanda (no fundida), a punto de pomada.
[**] El azúcar hay que molerlo con la vainilla para hacerlo polvo y aromatizarlo. Podrían molerse unos gramos más para evitar que nos quede demasiado en el recipiente.
(1) Retiramos con bastante antelación la mantequilla para poderla trabajar con facilidad y que no se corte la masa. Vertemos la mantequilla en un cuenco o cazo.
Cortamos media vaina de vainilla longitudinalmente y añadimos las semillas interiores a la mantequilla.
Trituramos el azúcar (algo más de 50 gr, por lo que pueda quedar en el molinillo/triturador) con la vaina restante en un molinillo. Yo empleo un molinillo de café pero, si no se tiene, puede comprarse azúcar polvo o emplear algún otro aparato eléctrico para hacerlo.
Añadimos la sal y 50 gr de azúcar polvo aromatizado con la vainilla a la mantequilla y batimos con una cuchara de madera o batidor hasta que queda blanda e integrada. Añadimos la clara (a temperatura ambiente para que no “corte” la mantequilla”), pensadecesarioso los gramos, y seguimos batiendo hasta que forme una pasta.
Mejor es que se integre la clara y no se corte. Si se corta no debéis preocuparos, pues recuperará su aspecto al añadir las harinas. Añadimos la harina y almendra molida. Trabajamos la masa con una cuchara de madera o batidor hasta que forme una masa blanda, homogénea y con la que sea fácil rellenar una manga o churrera.
(2) Rellenamos una manga con boquilla en forma de estrella, para mí pistola tipo churrera, y formamos las galletas a nuestro gusto sobre una bandeja cubierta de papel de hornear o plancha de silicona.
Introducimos en horno precalentado a unos 180º C y dejamos que se hornee hasta que tome un poco de color por los bordes, sin pasarse. Unos 12-15 minutos como máximo, dependiendo del horno y del tamaño de las galletas.
Dejamos enfriar las galletas totalmente hasta que ganen consistencia.
Repetimos el proceso de formación y horneado hasta acabar la masa.
Una vez frías las galletas, las podemos guardar en un recipiente hermético. Aguantan muy bien varios días. También podemos recubrirlas con un poco de chocolate fundido/atemperado.
Por ti, por mí.
Anoche soñé que volvía…
21 comentarios:
Gracias por volver
Concesión a lo sencillo,que bonito,deberíamos hacerlo todos
Un saludo
Ana
Me da gusto tu regreso y volver a leerte...Un beso y fuerte abrazo.
Nora lina
Gracias, no sé cuánto durará, pero lo deseo y (casi necesito)l.
Un beso.,
Todos los días entró en tu blog, y hoy me he llevado una grata sorpresa: ¡Por fin habías vuelto!
Que alegría! Espero que permanezcas mucho tiempo entre nosotros porque me encanta leerte.
Un saludo,
Pilar
Yo también miro, cual obsesa, tu blog... Qué alegría leerte hoy!!!
Estas galletas son como los sprits!, los sablés viennois... Vamos, una delicia, tengo que probar a hacerlas.
Me chifla la pastelería. Estos días hice el pastel japonés de tres ingredientes, qué maravilla... Y la pasta brick rellena de frutos secos y miel... Uhmm... Vamos, viva el azúcar!
Espero leerte màs a menudo, de verdad, me dio un subidón ver la publicación. Un abrazo inmenso
¡¡¡Bienvenido, bien hallado!!!!
¡¡¡Bienvenido, bien hallado!!!!
Que alegria que hayas vuelto. Sigue acompañandonos en este pequeño universo de sabores .un abrazo
Qué ilusión volver a tu blog y "encontrarte" en él! No sabes la alegría que me has dado, no tanto por la receta y tus comentarios, si no por el "reencuentro" y el intuirte feliz. Un fuerte abrazo. Bicos de algodón, entre azules y blancos, para Teo ( lo he visto crecer...) Haré las galletitas. Che
GRACIAS!!!!!
Pilar, yo también lo espero. Estoy un poco apático y desganado, cansando. Supongo que ayudado por llevar varios días enfermo. Pero...
Gracias enormes.
Irene, sí, son ese tipo de galletas, pero a mí me gusta añadirle un poco de almendra. Le da un ligero sabor y más cuerpo. Supongo que te refieres a la tarta que lleva queso y chocolate blanco. Para mí le falta algo de cuerpo, pues es difícil controlar que de no se desmorone un poco.
Yo la hacía con un poco de harina...
Necesito azúcar, pero llevo una semana tomando muy poco, pues tengo compañía en casa haciendo dieta. Cocinar un postre para mí solo, no. Me conformo con unos gofres y unos crêpes... sanos y no tengo que tomarlos de golpe.
Un fortísimo.
Mar, gracias por dos veces. Un abrazo (forte).
Lucía, eso espero. A ver cómo va. Necesito un poco de carrerilla inicial, lo más difícil. Esperaré a que me pase este gripazo...
Otro fortísimo.
Che. La ilusión es mía, saber que alguien vuelve a leer en este espacio. Con gusto le daré a Teo un beso, pero esperaré a que me pase el trancazo. Me ha dejado sin fuerza y con fiebre.
Un enorme abrazo lleno de ganas de volver.
Felices días.
Hola, cómo vas? Espero que mejorando!
Si, la tarta es la de queso y chocolate blanco, aunque también la hice con negro... Sì, se desmorona a veces, es como un soufflé... En casa sólo como yo postres, es algo a lo que no puedo renunciar, bueno, renuncio a hacerlos a diario, eso si, sinon xa sería moito!
La semana que viene ya tocan orejas y filloas!!!
te estaba esperando 😊👌🏼
Creo que todos los que conocemos tu blog te esperamos(sin meter presion^-^) no por tus detalladisimas recetas y tus reflexiones sobre la inutilidad de todas las cosas, es por saber que estas.
Vuelve pronto.
Gracias,
LLevo varios días (muchos) convaleciente, con fiebres altas, aparentemente con una bronquitis, aunque no han llegado a hacerme una rediografía. Espero que haya pasado, pero es estado de fatiga es brutal... y mañana toca trabajar.
Muchísimas gracias por vuestros ánimos.
Un beso
Que alegria volver a leerte!! Muchos animos y cariño,recuperate e intenta descansar.
Está bien que nos escribas de nuevo. Y que nos dejes fotos y recetas de cosas ricas.
No te esperaba, y me he alegrado. Aunque estes pocho.
Venia a por tu receta de orejas. Sigues haciendo la misma?
Hola,
Al final estos días de padecimiento, y tras la pruebas oportunas, confirmaron mi suposición: neumonía. No era normal el agotamiento, la tos, las fiebres, la pérdida de peso exagerada...
Espero poder pronto a la rutina (y al deporte). Gracias.
Némesis,
La receta base es la misma, pero ahora hago algún cambio significativo para mejorar la textura. La cantidad de huevo determina si la oreja es más o menos crujiente. Cuanto menos huevo (añadiendo parte de líquido) más crujiente; cuanto más huevo, más blandita.
Pongo las dos modificaciones que hago, la primera la más usual y la segunda con una pequeña modificación que las hace algo más quebradizas (como yo las prefiero).
NOTA: ojo la cantidad exacta de líquido depende de la dureza de la harina. Además, la masa debe quedar blanda, pero no pegajosa, nunca dura. Para mí es muy importante los aromas, el básico es el anisete y el limón, aunque también me gusta añadirle un poco de vainilla y naranja.
Versión 1
**************
170 gr de harina.
50 gr huevo.
45 gr de leche templada.
30 gr de mantequilla fundida.
10 gr de anisete/aroma anís.
unas gotas de esencia de limón.
8 gr de azúcar.
20 gr de manteca de cerdo (no fundida)
ralladura de limón (1 limón)
ralladura de naranja (1/2 naranja)
~3 gr de sal
Opcional: unas gotas de esencia concentrada de vainilla.
Versión 2:
********************
165 gr de harina.
26-30 gr huevo.
45-50 gr de leche templada (dependiendo de la dureza de la harina)
30 gr de mantequilla fundida.
10 gr de anisete/aroma anís
3 gr de esencia concentrada de vainilla.
unas gotas de esencia de limón.
10 gr de azúcar.
20 gr de manteca de cerdo (no fundida)
ralladura de limón (1 limón)
ralladura de naranja (1/2 naranja)
~3-4 gr de sal
Mezclamos y amasamos todo bien, al principio con una cuchara de madera, hasta que quede una masa lisa. Yo amaso siempre con cuchara de madera hasta que se despegue de las paredes del cuenco. Puede hacerse a máquina. No añadamos más harina, pues la mantequilla fundida gana consistencia al enfriar.
Se deja reposar un mínimo de 30-40 minutos, incluso en el frigorífico recubierta e película de cocina. Puede guardarse varios días e ir haciéndose bajo demanda.
El reposo es importante para que la masa no tenga correa.
Estiramos la masa sobre un superficie "pintada" con una fina capa de aceite de girasol (no mucho). Estiraremos la masa cuando el aceite esté bien caliente, para que la masa no se rompa por la espera.
Freímos en abundante aceite, mejor con un poco de manteca de cerdo para que le de más sabor.
Al freír, para que se formen burbujas y la masa quede más fina, podemos darle una pequeños golpes para sumergirla antes de darle la vuelta.
Dejamos enfriar y espolvoreamos con azúcar polvo (o grano, si lo preferís), con la masa ya fría para que no derrita al azúcar.
Un beso a tod@s.
Gracias.
Qué alegría volver a leerte, espero que ya estés totalmente recuperado.
He estado año y medio muy fastidiada pero hace tres meses me operaron (por fin) ahora bastante recuperada ya trabajando y retomando la “vida” normal.
Una delicia de pastas, por cierto también las preferidas de mi hijo y las mías, este fin de semana las haré que tengo que ganar peso y fuerzas físicas.
Un fuerte abrazo y muchos besos a tod@s
Me gustan todas las recetas
Pero la repostería lo mas
Me gustan todas las recetas
Pero la repostería lo mas
Me encanta que hallas vuelto. Empezamos en este mundillo gastronómico más o menos a la vez, yo con mi blog Tentaciones Varias y tú con este. Al igual que para ti la preparación de recetas era un escapar diario a lo anodino de mi vida. El blog lo tengo abandonado hace mucho tiempo no veo nunca el momento de volver (y no será por ganas).Espero encontrar el día al igual que tú. BESOS
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