“Meu Deus!”. “Te quiero más y más, sí”.
Aunque estrictamente hablando no deberían llamarse xuxos, estos “pepiños” (pepinhos) se han convertido en uno de los postres preferidos de casa, casi el mejor. Esponjosos, con un intenso y equilibrado sabor a vainilla, acompañados de un ligero glaseado sencillo cuyo sabor podemos potenciar con vainilla, agua de azahar u otro aroma.
Si encuentro la combinación perfecta (para mí) de sabores para el glaseado, os lo haré saber. Hay que controlar la cantidad de vainilla del glaseado, pues depende muchísimo de la variedad empleada. De momento, con vainilla y unas gotas de esencia naranja es (para mí) una grandísima opción.